Capítulo 30

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Blaine solía conformarse solamente con la llamada telefónica de su novio por las noches, después de su jornada laboral; sin embargo, después de escuchar la primera frase que soltó el castaño, desde el otro lado de la línea, un nudo se instauró en la boca de su estómago y sólo pudo ir a su casa para verificar que tan grave era el daño.

"Sebastian hará la demanda por paternidad compartida".

Aquello no dejaba de repetirse en su mente, mientras barajaba sus opciones. Recordaba con claridad la conversación que había tenido con Oliver, sabía que conservaba un as bajo la manga... Pero, era una apuesta elevada, con una mano peligrosa e improbable. Cualquier cosa podía pasar si recurría a ella.

Por Kurt lo haría. Valía la pena si lo hacía por él, se dijo a sí mismo.

Tocó el timbre y tres segundos después, estaba envolviendo a su nervioso novio en sus brazos cálidos.

- Esto es una mierda... - murmuró contra la curva de su cuello.

- Lo es, cariño... Aun así, lo solucionaremos – prometió, incluso si no tenía ninguna certeza.

- No estoy muy seguro... - vaciló Kurt, apartándose ligeramente para mirarlo a los ojos – Quiero luchar por mi hija y su felicidad... Sé que ella sólo estará bien, si está a mi lado... Pero...

- ¿Pero? – Blaine le instó a seguir, después de que se mantuviera en un silencio incómodo.

- Blaine, estoy tan cansado de todo esto... - confesó con su voz quebrada – Es como remar en círculos... por mucho que haga e intente solucionar las cosas, siento que no avanzo nada... Estoy estancado en esta situación... Y me pregunto, ¿hasta cuándo? ¿En qué momento tendré paz? ¿Cuándo seré plenamente feliz con ustedes?

El moreno observó la desesperada súplica en los ojos del menor, que buscaba una solución real; y sólo logró que la incomodidad en su interior creciera cada vez más.

- Cariño... - el mayor caminó con su novio hasta sentarse sobre la cama – Hay... hay algo que... - tomó aire, soltándolo lentamente, intentando encontrar las palabras precisas – Hay algo que quiero contarte y... - revolvió un poco su pelo - ¡Mierda! Esto es difícil... - se quejó, mientras la incertidumbre y preocupación aparecían en el rostro de Kurt – Por eso no me atreví a decirlo antes... No creas que no confío en ti o algo parecido, sólo... Creo que aún duele...

- ¿Qué ocurre? – cuestionó el ojiazul, inquieto.

- Y-yo... yo... - aclaró su garganta, antes de continuar – Yo vengo de una familia adinerada... - soltó, pero Kurt mantuvo su expresión en blanco, como si las palabras aun no fueran procesadas en su cabeza – Mis padres son... personas con mucho dinero, en realidad... - lentamente los ojos del menor se expandieron en comprensión – Los Anderson son parte de la elite de Ohio... M-mi padre... él es juez y mi madre es abogada... - explicó, sintiéndose abrumado - ¿Recuerdas que te conté que terminé en la correccional por aquel accidente de coche? Bien, pues... Mi padre fue el juez asignado para ese caso... - la boca de Kurt cayó abierta, aun sin emitir ninguna palabra – Él no quería quedar como un juez corrupto, por darle una sentencia ligera a su hijo... por lo que determinó para mí la condena más alta... - frotó sus manos sobre sus muslos, esforzándose en evitar los dolorosos recuerdos, fallando miserablemente – Fue publicado en la prensa local... Casi como si se tratara de un logro personal para él... Fue muy duro para mí ¿sabes? Yo... no esperaba que me absolviera de todo... Sólo... sólo deseaba que fuera consciente de que yo no era un criminal, ni mucho menos... Que yo no era como los tipos con los que me encerró por un año... ¡Un maldito año! – exclamó, sintiendo sus ojos arder.

Las manos de Kurt se envolvieron al cuerpo del moreno, en un intento de contenerlo. Pasó una de sus manos por la espalda del pelinegro, dándole apoyo de manera silenciosa.

¿Quién Es El Padre? [Klaine]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora