⟻XXV. PRESENTACIONES Y COQUETERÍA.⤛

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Y ahí estaba yo, pensando en lo que este chico me acababa de decir, son unas palabras que las puedo malinterpretar de mil formas, una yo normal le preguntaría de una vez en cara, con un simple ¿a que te refieres con eso? Pero me mantuve ahí parada en seco. Si, muy bien y todo, que me de esa supuesta seguridad, después de todo yo ya iba a reprocharle que no me tocara, y que no intentara nada raro mientras duermo, pero su actuar fue como si quisiera dejar algo más a la imaginación o más bien, a mi elección.

No me había dado cuenta que tenía la boca ligeramente abierta hasta que él habló.

—Ven, sígueme —la cerré rápidamente y traté de disimular mi estado actual. Es normal actuar así cuando el chico te atrae tanto de alguna forma, y si es atractivo. Lo seguí y me llevó a una de las habitaciones subiendo las escaleras— No es mucho pero aquí es donde suelo dormir estos días —rascándose la nuca de nuevo. La habitación se parecía al resto del lugar, la diferencia era un colchón inflable, unas maletas y el mismo prototipo de lámpara del principio —. Si te sientes incómoda de alguna forma, no dudes en decírmelo.

—¿Y dónde dormirás tú? —pregunte viendo el lugar.

—Contigo, claro si la dama me lo permite —no capte lo que me dijo al momento, así que mi reacción fue nula.

—Conmigo... –dije calmada, y después de mi momento de lentitud capte lo que dijo, voltee mirando su picardía— ¿¡Cómo que conmigo señorito!?

—Tranquila, dormiré abajo en el sofá —Riéndose mientras se me acercó agarrándome de los hombros— Pero si quieres, no es broma.

—Muy gracioso... —voltee los ojos soltándome de su ligero agarre, me tire en el colchón inflable.

Ya dirigiéndose a la puerta para irse.

—Descansa, princesa... — me sentí extrañada por la dulce despedida pero no me desagrado.

—Igualmente, extraño... —este reaccionó con una sonrisa antes de irse por mi respuesta.

Me quedé mirando aquella puerta por donde salió, y pensando un poco en él me mordí el labio inferior, es lindo, me molestaría mucho si intentase algo sin mi permiso. Pero después de todo yo no estoy encerrada aquí con él, él está encerrado aquí conmigo, intenta algo, y con mucha pena lo castro.

...Al día siguiente...

Ya al despertar, me pare gracias a la luz que me pegaba en toda la cara, sinceramente eso no me molestaba mucho, me gustaba la calidez de las caricias de los rayos del sol. Lo único incómodo es el abrir los ojos ya que tenía que acostumbrarlos al brillo que estos rayos emitían, me pare y el ambiente estaba frío, el estilo de frío que solo te provoca arroparte, caer en los tibios brazos de Morfeo y seguir el suave camino de nubes al país de los sueños. Me senté recordando que no me encontraba en mi cama como de costumbre, sino en el hotel macabro de hermosos detalles. Escuché una clase de murmullos detrás de la puerta de la habitación y decidí acercarme para averiguar de qué se trataba.

—La trajiste sabiendo lo que nos puede costar eso. —la voz era femenina y no sonaba nada feliz.

—Yo no, yo no pude evitarlo, sabes lo que significa para mí todo esto, lo que es ella para mi... —hubo un pequeño silencio— Además se encontraba en peligro, no puedes esperar que me quedara de brazos cruzados.

—Estoy muy segura que esa chica puede cuidarse sola.

—Esta vez no creo que lo hubiera contado si no me metía, no aguanto verla en tanto peligro, ya no.

Un ligero silencio.

—Muévete tengo que verla. —dijo la chica de la nada después de un suspiro pesado.

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