Capítulo 27

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Epílogo

— Mira a la pequeña Cabello...¿que pasa pequeña? ¿vas a llorar?.— se reía con burla.

— N-no lo haré. Dejame tr-tranquila.— pidió con amabilidad y sin mirar sus ojos.

— ¿En serio, Tomas? ¿Cuantas veces tengo que decírtelo?.— Rose escuchó la voz de su hermano, sonrió de alivio.

— Era una broma, bro. Sólo nos divertíamos.— intentó sonreír pero no lo hizo, sabía que enfrentarse a Joshua sería mala idea.

— Me divertiré contigo si no la dejas tranquila.— amenazó. Rose miró por unos segundos a su hermano, observando que el trabajo en el gimnasio rendía sus frutos.

— Vamonos, Tom. Hay otros idiotas que molestar.— le pidió Fred, su otro estúpido amigo.

Los gemelos los observaron irse y Joshua la abrazó no muy fuerte. Rose se recuperaba de una gran cirugía ¿adivinen quién consiguió un nuevo corazón?.

— Mamá quiere saber si vamos a llegar a tiempo para la fiesta.— le recordó Rose a su hermano, separándose de él unos centímetros.

Nunca dejaba que nadie más la abrazara, muy pocos tenían ese privilegio, vamos que no era la gran cosa para la mayoría de las personas, pero era muy importante para ella. Joshua, sus dos madres y... wow. 

Una persona muy especial pero ella no sabía que era especial, sólo que no sentía la necesidad de alejar su cuerpo olor a canela cuando rodeaba su cuello con sus brazos, o ya no escuchar los latidos de su corazón porque cuando se abrazaban, sus oidos quedaban a la altura de su pecho.

  — Siento mucho la demora, jóvenes.  Había mucho tráfico y la chatarra de auto que tengo no me yuda mucho...—  anunció el profesor Vincent. Dejando su maletín en su escritorio y sentándose en la esquina del mismo, respirando con dificultad por el tramo del estacionamiento al segundo piso del instituto, corriendo por los pasillos y saltando las escaleras de dos escalones. 

 — ¿Que me perdí? ¿Ya contó la vez que se atoró su pie en una maceta?.— no se sorprendió cuando un par de labios se posaron contra su cabeza a modo de saludo.— Por cierto, feliz cumpleaños castañita.— pasó su brazo derecho por su cuello y el nuevo corazón de Rose palpitó rápidamente contra su pecho que por un momento imaginó la imposible idea de que saliera de ahí.

Su madre Camila muchas veces le contó las sensaciones que producía tu cuerpo cuando inconscientemente sentías atracción por una persona. Le habló de la veces que veía a su otra madre y lo que sentía, la felicidad, la esperanza, el amor, esa famosas mariposas en el estómago. Cuando siempre quieres saber de la otra persona, si estará pensando en tí, para Rose todo eso era ilógico. ¿Mariposas en el estómago? Probablemente tendrías problemas serios, quizá una larga cirugía. 

¿Pensar en ti? no era su libro favorito o el de astronomía que le había regalado su abuelo Alejandro. 

  — Tierra llamando a Rose...— persivió chasquidos muy cerca de ella y se alejó por reflejo.—  Nunca te distraes con el señor Vincent...¿todo bien?.—  preguntó frunciendo las cejas.

— Todo está bien, y la tierra no puede llamar a nadie, es físicamente imposible porque es-

— No soy Joshua para que me des clases de realidad. —  le sonrió con burla.— Tengo tu regalo en el maletero de mi auto, más tarde recuerdame entregartelo. Aunque Joshua se pondrá un poco celoso. Conseguí un juguete de colección pero no sé si es lo que espera.

— Si es de algún super héroe, te agradecerá ocho veces.— ella contaba las veces que su hermano le agradecía a sus madres cuando le regalaban algo que realmente quería, siempre eran 8.

«Nuestro Pequeño Secreto»[2da Tem. La Nerd]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora