CAPÍTULO. FIN DE UN SUEÑO

14 0 0
                                    

La reina había llegado con su hija y unos quinientos soldados a aquél árbol, que servía de tratamiento por su enfermedad.

—¿Madre, te sientes mejor? —. Preguntó Esmeralda acostada en el regazo de su madre.

—Mucho mejor...  —

—Gracias a esté árbol —. Contestó la reina.

Dentro del árbol.

—¿Cuanto tiempo ha pasado? —

—¿Por qué no puedo ver nada... ? —

—Solo escucho veces a mí alrededor —. Pensó Farid.

Cuando todo parecía perfecto, mil hombres comenzaron atacar a los soldados de la reina Zaira, quienes intentaban defender pero por más que lo intentarán el número de los enemigos los superaba.

—¡Mi reina huya con la princesa! —. Grito el comandante deteniendo los enemigos que pudo.

La reina Zaira corrió con la princesa hasta llegar a una carroza. Ambas subieron y huyeron lo más rápido que podían pero justo antes de salir del cráter fueron emboscados, derribaron la carroza haciéndola caer al fondo de cráter.

Un hombre que parecía ser el líder del ataque tiro la puerta de la carroza, saco a Zaira tomándola del cabello.

—¡Sueltame! —. Gritó Zaira intentado  zafarse de las manos de aquel tipo.

Otro hombre sacó a la princesa de la misma manera. Ambas las colocaron de rodillas.

—¡¿Que quieres?! —. Preguntó Zaira.

—¡Sabes lo que quiero! —

—¡Tu maldito esposo me quitó a mí familia! —. Contestó aquél hombre.

—Nadie lo hizo, tu decidiste unirte a la guerra —

—¡Atacaste a mí esposo tu rey, esas son las consecuencias ! —. Dijo Zaira molesta.

—Ja ja —

—Para que sientas el dolor que yo sufrí, ahora te quitaré a tu hija —

El hombre miró a Esmeralda de una manera asquerosa.

—Pero antes la haré mujer —. Dijo él hombre.

—¡No la toques! —. Grito Zaira, intentando zafarse de los hombres que la tenían de rodillas.

Aquél despreciable sujeto, le quitó el vestido a Esmeralda, quien gritaba pidiendo ayuda.

—¡Callate maldita zorra! —. Grito él hombre dándole una bofetada a Esmeralda.

Las manos de aquél hombre se acercaban al pecho de Esmeralda.

—No te atrevas, miserable —. Dijo Farid sosteniendo la mano del hombre.

Quien al darse cuenta se sorprendió, como es que nadie lo vio cuando aquel joven de cabello negro y ojos grises que se acercó.

Él hombre sacó su espada, pero Farid le atravesó el estómago con su mano, dejando salir una flama roja de la mano de Farid.

Él hombre murió al instante, Farid miró a todos de manera amenazadora y penetrante.

—Corran o los mataré... —

Todos los soldados corrieron atemorizados.

—Personas como ustedes no merecen vivir —. Dijo Farid, apareciendo detrás de ellos, solo levantó su mano, de ella salió una flama más grande, calcinando a todos.

EL DESTINO DE FARIDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora