Guerra De Occidente

14 0 0
                                    

Varios días transcurrieron desde que Farid adoptó a los mellizos.

Era media noche, Farid se encontraba en su campamento improvisado. Construyó una pequeña tienda de campaña para que los mellizos lograrán dormir.

*El rostro de Farid se iluminaba a causa de una fogata *

Farid no lograba sacar de su mente a la madre de los pequeños.

—"Llegaron tarde" —

—¿Los Herorianos debían proteger al pueblo?

— Las huellas en la tierra pertenecían a un grupo de amenos doscientos hombres, solo destruyeron el pueblo, no tomaron nada —. Se preguntó Farid.

—Papá —. Malak estaba despierto.

—¿Hijo que haces despierto? —. Preguntó Farid.

—No puedo dormir –

Farid tomó la pequeña mano del niño y lo sentó a un lado de él.

—¿Tienes hambre? —. Preguntó Farid.

—No, oye papá ¿nos llevaras a ver a nuestros abuelos? —. Preguntó él pequeño.

*En la mente de Farid recordaría la muerte de su madre a causa de Wyatt *

*Farid recordó a su padre *

*Él suspiró, dejando caer una pequeña lágrima *

—No, ellos ya están en el cielo junto a tu mamá —. Respondió con una voz cortada.

—¿Ha ellos también los mataron? —. Preguntó él pequeño.

*Él se quedó callado, abrazo al pequeño *

Esa misma noche pero al otro lado del mundo justo en las islas de los reinos Nórdicos.

—Mi rey, nos ha llegado un mensaje del supuesto rey Iker —. Comunicó el vikingo.

—¿Así? ¿Es el que se plocamo rey del continente no? —. Preguntó una voz gruesa proveniente de una habitación.

—Así es, mi rey —

—Quiere que nos unamos a él —. Respondió el soldado.

—¿Por qué unirnos? —. Preguntó El rey.

Un hombre encapuchado salió de las sombras.

—El rey Iker necesita de su fuerza, el escucho leyendas sobre ustedes —

—Dicen que no le temen a la muerte en batalla —. Respondió él encapuchado.

Él soldado sacó dos hachas de su espalda y apuntó hacía el encapuchado quien apareció inesperadamente.

De forma inmediata él rey salió de su habitación.

Era un hombre viejo lleno de cicatrizes en todo su pecho, su cuerpo era grande, fácilmente lograba medir los dos metros y diez centímetros.

—Antes de arrancarte tu lengua con mis manos dime ¿cómo entraste? —. Preguntó él rey vikingo con una voz estremesedora.

Él encapuchado media un metro ochenta, aún así parecía un enano al lado del Rey.

—Valla que si es un hombre alto —. Respondió él encapuchado.

—Puedo arrancarte la cabeza con una mano y luego sacar tus intestinos y colocar tu cabeza dentro de ti —

—Lo diré una vez más ¿Cómo lograste entrar sin que mi guardia o yo te decretará? —. Preguntó él rey.

—Soy una sombra —. Respondió él encapuchado burlándose.

EL DESTINO DE FARIDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora