Existe un sonido específico que indudablemente representa al dolor en su máximo esplendor.
Pero si hay algo paradójico en la vida, es que ese mismo sonido represente la victoria de una batalla tan grande.
El llanto, mejor conocido como el sonido de la vida.
Se quedaron totalmente paralizados y en silencio, mientras el llanto de la bebé se hizo escuchar por toda la estancia, fuerte y claro, como si ella misma quisiera anunciar al mundo por su propia cuenta, que había ganado la batalla y que no sólo estaba bien, sino que estaba más que bien.
Literalmente esa pequeña criatura mandando al carajo las malas vibras de sus padres y todos los pronósticos que los doctores tenían para ella y para la mujer que estaba dándola a luz.
El doctor se quedó estupefacto con el tablero lleno de papeles en la mano, mientras Wonho y Hyungwon se dirigían una mirada cargada de sentimientos y sonreían entre sí, conteniendo las traviesas lágrimas que amenazaban con salir a dar un paseo por sus calientes mejillas.
Pues algo nuevo apareció en el pecho de ambos, era una sensación muy extraña pero increíble, aún no podían asimilar nada.
El preocupado doctor volvió a la sala de donde había salido, entonces sin pedir permiso, los 3 hombres lo acompañaron a ver lo que había dentro.
Querían asegurarse de que verdaderamente estaba pasando lo que creían que estaba pasando.
Y cuando ingresaron sorprendiendo al personal médico, una sudorosa Evonnie recibió a la joven pareja con una sonrisa encantadora, siendo muy consciente de la felicidad que ambos estaban destilando.
Su mirada se dirigió lentamente a su pareja, quien estaba muy feliz de verla, tanto que corrió a darle un suave beso en la frente, mientras ambos padres primerizos perdían su mirada en aquella pequeña sabana que el asombrado doctor cargaba en sus manos.
Él caminó lentamente hacia ellos como si aún no se creyera el casi milagro que acababa de pasar, así que simplemente extendió la bebé hacia sus brazos.
Wonho estaba muy feliz, pero demasiado nervioso como para poder tomar a la bebé, así que dejó que el emocionado Hyungwon la cargara primero.
Pero quizá eso había sido un error.
Pues al momento en que su mirada se dirigió hacia Hyungwon y notó que su tierno esposo estaba sonriendole a la bebé de aquella manera tan linda, mientras la arrullaba entre sus brazos, su cordura se fue a dar un paseo y terminó rompiéndose en llanto en plena sala de parto.
Ni siquiera le importaban los demás, quienes dejaron a la joven pareja y se dedicaron a hacer sus asuntos.
Comenzó a llorar silenciosamente, su pecho ardía de felicidad en ese momento y Hyungwon también soltó un par de lágrimas al ver a Wonho tan conmovido, con su hermoso cabello aún alborotado por la carrera que tuvo que dar desde el estacionamiento.
— No llores... Vas a hacer que se asuste — le susurró Hyungwon con una sonrisa y él asintió levemente siendo incapaz de detener sus propias lágrimas.
— Es que te ves... — suspiró — Se ven hermosos... — se tapó la boca al sentir una nueva oleada de llanto, entonces el conmovido Hyungwon se acercó a él para que los abrazara a ambos y Wonho lo hizo.
Entonces se reconfortó un poco y sonrió.
— ¿Quieres cargarla? — Hyungwon sonrió y señaló con sus labios a la bebé, entonces el asintió.
— Sólo déjame... — miró a todos sitios, entonces el doctor le señaló una cómoda silla que había en el lugar — sentarme... — entonces extendió sus manos en señal de que estaba preparado y Hyungwon la acercó, depositandola suavemente en sus fuertes brazos.
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