Las manos de Wonho comenzaron a temblar y aún a la distancia, Hyungwon podía escuchar los fuertes latidos de sus corazones y su respiración agitada.
— ¿Wonho? ¿Qué está pasando? — lo miró interrogante, pero Wonho parecía estar en shock, pues su mirada estaba dirigida directamente a sus ojos, pero era inexpresiva — ¿Wonho? — pasó su mano derecha por delante de los ojos de Wonho.
Pero no había reacción alguna de parte de su esposo, entonces supo que tenía que actuar y rápido.
Tomó las manos de Wonho y lo atrajo hacia él, entonces acunó su cara e hizo que lo viera fijamente a los ojos, mientras le hablaba con total seguridad en sus palabras.
— Wonho mírame... Necesito que me digas qué demonios está pasando... Es necesario actuar rápido si es urgente... — Wonho asintió en reiteradas ocasiones y tragó con fuerza intentando aclarar su garganta para poder hablar.
Suspiró profundamente y apretó un poco las manos de Hyungwon entre las suyas.
— Es hora Hyungwonnie... — entonces Hyungwon sintió que esas tres simples palabras lo traspasaron entero y uno de sus miedos más irracionales se hacía presente después de mucho tiempo de ausencia.
De verdad estaba ocurriendo ese momento y era muy acojonante.
Comenzó a hiperventilar y se bajó de encima del auto, con mucho miedo, pero mostrándose decidido frente a Wonho.
— Bien... — suspiró — entonces es hora de que nos vayamos...
...
Agradecían al cielo de que fuera casi de madrugada y las calles estuvieran despejadas, pues la velocidad a la que Wonho iba conduciendo, se considera ilegal en cualquier país.
No había conducido así desde aquel día cuando decidió separarse de Hyungwon, pero por fortuna, esta vez tenían otros motivos para hacerlo.
No le avisaron a nadie, no pensaron en nadie más, ni siquiera recordaban que estaban en una fiesta minutos atrás.
Eran solo ellos dos como pareja, enfrentando una de las situaciones más esperadas y temidas de su relación.
Únicamente hicieron una parada muy rápida en su hogar para llevar un par de cosas que creían necesarias y finalmente volvieron al auto para conducir a alta velocidad hacia el hospital.
Por un momento Hyungwon pensó en que quizá no había sido una buena idea dejar que Wonho condujera en estado de shock, pero por otra parte agradeció que fuera así, porque en menos tiempo del que esperaban, Wonho estaba frenando aparatosamente frente al hospital.
Miró con frustración a su alrededor, dándose cuenta de que el estacionamiento estaba a varios metros de distancia y que no tenía la suficiente paciencia para estacionarse como debía, pero en ese momento Hyungwon puso la mano en su mejilla derecha para que lo viera y le sonrió tranquilizante, comunicándole sin palabras todo lo que quería decirle.
Wonho asintió agradecido, tomó el bolso con las cosas que habían traído de casa y dejó su amado auto en manos de su amado esposo Hyungwon.
Sus piernas se flexionaron lo más rápido que pudieron, corriendo a través de los enormes pasillos del lugar, directamente a la puerta que se le había indicado previamente.
No sabía si era por la emoción del momento o por el miedo, pero el largo trayecto recorrido le había parecido demasiado corto y ni siquiera se sentía cansado.