Abrió sus ojos perezosamente, sentía mucha calor y notó que era porque el aire acondicionado estaba apagado.
Bufó un poco molesto, volvió a encenderlo y volvió a acurrucarse en la cama para seguir durmiendo, sin importar que los fuertes rayos de sol le indicaban que ya era mediodía.
Cerró los ojos nuevamente para intentar volver a dormir, pero sin importar el odioso dolor muscular que tenía, no pudo volver a retomar su amado sueño, sin Wonho simplemente no podía.
Resopló un poco molesto, se fue directo al cuarto de baño y se dio una ducha con sumo cuidado.
Salió perezosamente de la habitación, apenas en una bata, pues no tenía ánimos de nada, solo de golpear a Wonho con un bate de béisbol.
Con sus propias manos, estaba masajeando su cuello mientras bajaba las escaleras una a una, como si le pesara la vida.
Pero aunque estaba muy irritado porque aún tenía sueño, escuchó un susurro en la sala y se sorprendió, así que guardó silencio y detuvo sus pasos para no interrumpir nada.
Escuchó como Wonho soltaba una risita.
— ¿Lo haces a propósito? ¿Te burlas de mi? — frunció el ceño al escuchar un poco de la charla, así que decidió asomarse un poco para ver de que se trataba todo, entonces miró que Wonho cargaba a la bebé y la miraba sonriente — inténtalo una vez más... Es brumm brumm...
La bebé de apenas unos meses miró a su padre sorprendida y fascinada, como si fuera la mejor creación del universo, para finalmente soltar una risita inocente.
— Brrrrrr — su pequeño labio inferior vibró provocando el sonido y también dejando que un poco de su saliva corriera por su comisura.
Wonho la miró sonriente mientras la arrullaba, caminando por toda la sala.
— ¿Algún día lo harás bien? Sigo pensando que lo haces por molestar... — con un dedo tocó la pequeña naricita de la bebé y ella volvió a reír mientras él le limpiaba la boca.
Ella estaba muy feliz, era como si estuviera en una constante explosión de felicidad por cualquier acción que Wonho hiciera con ella, a pesar de que casi sólo la veían por las noches y los fines de semana.
Hyungwon se quedó enternecido ante tal escena, porque estaba viendo al real padre que era Wonho.
Uno excelente, tal como lo había supuesto desde que le dijo que quería ser padre.
Terminó de bajar las escaleras hacia la sala, fingiendo que no había visto ni escuchado nada, para no hacer sentir incómodo a su esposo, pero guardándose esa imagen mental muy dentro de su corazón para el resto de su vida.
— ¿Estas solo? — se frotó los ojos y miraba a todos sitios, para hacerle creer a Wonho que recién bajaba de la habitación.
Wonho se giró sorprendiéndose un poco por su presencia, pero sonriendo al instante al notar el pequeño rastro de malhumor que aún se apoderaba de él.
— Buenas... Tardes dormilón — le mostró la lengua y Hyungwon rodó los ojos, pero se acercó a él para dejarle un suave beso en los labios — si, estoy solo... Mis padres se fueron a hacer las compras y Ruby dijo que no vendría hasta dentro de un rato, así que somos solo nosotros tres ahora...
Wonho sonrió sinceramente y Hyungwon le devolvió la sonrisa, sintiendo algo muy lindo en su pecho.
Eso eran, eran tres y aún no lo asimilaba.
— ¿Se ha portado bien? — le preguntó acercándose a dejarle un suave beso en el abdomen de la bebé.
— Muy bien... — Hyungwon comenzó a sonreír con los ojos cerrados cuando sintió las manitos de la bebé enredarse entre su cabello, pues tirar del cabello de sus padres era algo más que entretenido para ella — mejor de lo que tu te portaste anoche, chico malo...