Ağrı ve ağrı/Dolor y dolor

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14 de septiembre de 1643

—¿En verdad creíste que no me daría cuenta? —le pregunté a Gülbahar. —Tengo ojos y oídos en todos lados. Te creí inteligente, me doy cuenta que no es así.

—Sultana... —pidió llorando.

—¡Cállate! —le grité dándole un golpe en la cara. —Deberías agradecer que tienes dos Sultanas, de no ser por eso, estarías muerta al igual que los hijos de Cihan. Por tu culpa, Kasim y Raziye están muertos.

—¡Ella mató a mi hijo! —se defendió. —¡Se lo merecía!

—¡Cállate! —le volví a gritar dándole otro golpe.

—¡Gülbahar! —gritó Mahmud entrando a mis aposentos de golpe. —¡Desgraciada! —le gritó tomándola del cuello. —Pagarás por lo que hiciste.

—Şehzade... —dijo llorando. —Tenga piedad por nuestras hijas.

—Pagarás por tus hijas —le dije —Crecerán mejor sin ti.

—No.

—¡Cállate! —le gritó Mahmud tirándola con brusquedad al suelo. —Tú castigo será el viejo palacio.

—Şehzade, no. En ese lugar sólo hay olvido.

—¡Silencio, Fuldane!

Ella me miró con angustia.

—Tú nombre será olvidado.

—Sultana —me habló Mihrimah entrando a mis aposentos, haciendo reverencia. —Perdón, Sultana.

—¿Qué pasó? —pregunté alarmada.

—Atentaron contra la vida del Şehzade Bayezid, hijo de Ayşe Sultan y los Şehzades Osman, Orhan y Bayezid hijos de Şah, murieron.

—¡Ah! —gritó alguien en los pasillos. —¡Bayezid!

—Ayşe —susurré. —¡Tú fuiste! —le grité a Gülbahar. —¡Mataste a mis demás nietos!

—No fui yo —aseguró. —Mi deuda era con Cihan, no con las demás.

—Es cierto, Sultana —la defendió Mihrimah. —Nuestro informante dijo que sólo eran los hijos de Cihan los que mandó a matar la Sultana.

—¡Gülbahar! —gritó Murad muy enojado entrando a los aposentos. —¡Maldita! —le dijo dándole un golpe.

—¡Murad! —lo regañé. Éste se apartó de Gülbahar. —Ella no lo hizo. Fue alguien más.

—¿Cómo estás asegura?

—¡Maldita, víbora! —gritó Hümaşah entrando al cuarto para después dirigirse a Gülbahar. —¡Mataste a mi hijo!

—¿Qué? —pregunté sorprendida mientras veía como Hümaşah era detenida por mi hija Hanzade.

—¡Mi hijo murió por tu culpa!

—¡Mi hijo murió por tu culpa!

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