Yarı final/Semifinal

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26 de agosto de 1644

Los príncipes pensaban con detenimiento la próxima prueba ya que sólo había 5 candidatos al trono y uno de ellos sería eliminado ese día y el otro un día antes de la final. No habría nada peor que eso.

Por otro lado, Kösem Sultan hablaba en sus aposentos con su prima Mihrimah Hammin sobre el futuro y pasado.

—Anastasia...

—Penelope...

—Noto que tu mirada ya no es la misma.

—Y nunca lo será. Mi hijo murió, Penelope. El hijo que esperé durante nueve meses y traje al mundo de mi vientre. Mi hijo... Süleyman.

—Recuerda que lo único que no convierte en un infierno a este palacio es el amor. Ese amor está en tus hijos.

Las mismas palabras que le había dicho antes de iniciar su regencia. Kösem sonrió al recordar eso.

—Eres la gran Kösem Sultan, la líder del imperio. Límpiate esas lágrimas que tus hijos no pueden verte así. Los protegerás y para eso no debes mostrar debilidad.

Las mismas palabras. Volvió a pensar Kösem. Esas palabras significaban mucho para ella. Por esas palabras es que logró dirigir el imperio y por esas palabras iba a seguir en su lucha por hacerlo. Mihrimah no sólo era su prima, era su ancla para seguir en el camino del bien. Una gran ventaja que nunca hubiera tenido Mahpeyker.

—Gracias...

Mihrimah sonrió.

—Y ¿Cómo van las pruebas? Nadie en el palacio sabe con exactitud quién va a la cabeza.

—Nadie lo sabrá hasta que llegue el día en que se anuncie al Sultan. Sólo yo sé quién va a la cabeza y quién está por salir.

—Así debe ser, si alguien se enterase quién tiene más posibilidades de ganar, todo sería un caos.

—Lo sé, por eso tengo ojos y oídos en todos lados.

—Cambiando de tema... ¿crees que el que quede como Sultan no regrese la ley del fratricidio?

—Créeme, si mi hijo llegase a dar esa orden, yo misma lo mataría. Prefiero que muera uno a que mueran cinco. ¿Sabes cuales fueron las últimas palabras de Süleyman? Fueron: mi guía. Seré la guía del imperio y haré lo necesario para que ley de Ahmed prevalezca. No se debe derramar más sangre inocente.

—¿Lo dices por el fantasma del şehzade Selim?

—Mmm... en parte. El pobre no ha podido descansar en paz, no quiero que eso suceda para los demás.

El şehzade Selim era el hijo de Handan Sultan y el Sultan Mehmed. Éste murió a corta edad y se decía que en los pasillos del palacio en la madrugada siempre se escuchaban pisadas, risas y llantos de niños. Todos coincidían en que eran los pequeños príncipes que murieron en el palacio y el más conocido era Selim ya que era el único que se dejaba ver más seguido. Incluso Kösem Sultan lo vio una vez, lo cual le causó un gran susto.

—Espero y pueda cruzar el velo.

—Espero y pueda cruzar el velo

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