IX. Reivindicación

313 23 7
                                    

Ganamos la Multiguerra, pero no he hallado la tranquilidad. Su presión era..., es..., enorme. Dioses. Tenían que ser dioses. Tenían que serlo, porque sentí a todos los monstruos en ellos.

He destruido todos los animadores, excepto uno. Se lo di a mi hermano para que lo resguardara junto con la última Lágrima. No sé si será la última. Ruego a la Madre Noche que lo sea.

Para protegernos, he hecho algo impensable: creé dos Lágrimas de Luna con dos vampiros. Era una posibilidad que pensé cuando el licántropo me contó sobre las Lágrimas, y he descubierto que éstas sirven para restablecer un futuro extinto o crear uno nuevo. Una la usaré para escapar de todo esto con mi hermano, a un futuro más seguro.

Conozco las Palabras para volver, son parte de una magia más fuerte que la causante de las Lágrimas, pero mi Madre me prohibió compartirlas.

Mi misión será custodiar esta última Lágrima.

Es mi última esperanza.



La sorpresa sobre lo ocurrido hace pocos momentos pasó, no duró mucho, porque Vlad se apareció como una exhalación, con la capa hecha girones y el esmoquin sucio y con marcas de zarpazos en algunos lugares. Sus ojos estaban rojos y los colmillos parecían agujas hipodérmicas sobre sus azules labios. Al ver a Dennis y Winnie, frunció el ceño y dio unos pasos hacia el estante donde habían estado las armas, lo que Bela llamó el animador y las demás cosas.

Entones miró al piso y encontró el animador brillando de un rojo anaranjado, el metal parecía estar a punto de derretirse.

—¿Qué pasó aquí? —preguntó Vlad, con voz calma, pese a lo que sucedía fuera—. Nos están atacando los secuaces de Bela, nos superan veinte a uno, pero nada que no controlemos. —Alzó la mirada y la enfocó en ambos, Winnie sintió terror del bisabuelo de Dennis, era como si la empalara con los ojos en el sitio exacto—. ¿Qué pasó aquí? Sentí la energía de la Lágrima de Luna. —Tomó el animador—. ¿Acaso...?

Dennis le hizo un rápido resumen de lo que había pasado, que Scarlett los había traicionado (eso aún tenía sorprendida a Winnie), que sabía que la Lágrima de Luna permitía volver en el tiempo por unos instantes («¿qué rayos?») y lo de la Multiguerra.

—Por la Noche de Walpurgis —maldijo Vlad, elevando el animador con su magia—, ese conocimiento debería ser prohibido. ¿Quién les contó sobre la Multiguerra?

—Una de las vampiresas que llegaron al hotel —respondió Dennis, limpiándose el polvo de la camisa y preguntándole con la mirada a Winnie si estaba herida, ella negó con la cabeza—: Aleskaia. Bela puso una Lágrima en esa cosa y los dos, Bela y Scarlett, desparecieron con un brillo blanco. ¿Qué pasó, bisabuelo?

—Que podemos morir —dijo Vlad, de mala gana—, eso pasó. Maldito Bela. ¡Gastó la última Lágrima!

Winnie se sacó la piedrita de la boca, la sujetó con la mano derecha e iba a decir que ella la tenía, pero el mundo tembló. Se encontró flotando sobre su cuerpo, como en un viaje astral; Dennis estaba congelado y Vlad también, todo empezó a volverse borroso, como cuando sus hermanos pequeños comían, que literalmente sus brazos se movían tan rápido que sólo eran un borrón, y giró sobre sí mismo, siendo Winnie el centro de aquel brumoso huracán.

Cerró los ojos, pero en su intangibilidad aún sentía que todo estaba dando vueltas, y en un momento todo se detuvo de golpe, lanzándola hacia adelante. Abrió los ojos y se halló de pie en una habitación amplia, demasiado amplia, se parecía a las suites de los padres de Dennis, o a los de ella. La cama era una matrimonial en todo derecho, con cortinas y sabanas con encaje, en la pared había un cuadro con una pintura de Dennis y Winnie, pero tenían un aspecto más... maduro.

Unique ZingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora