Unique Zing

XV. Vínculo

Existieron tres madres que eran la oposición directa de Humanidad: Luna, Noche y Walpurgis. Cuentan las estrellas que ellas descubrieron cómo funcionaba el poder de Humanidad y lo dividieron.

Walpurgis abarcó la parte espiritual y la llamó Esencia, consiguiendo habilidades mágicas para alterar el alma de las cosas.

Luna abarcó la física y la llamó Investidura, consiguiendo la capacidad de robar habilidades de otros monstruos mediante un ritual sangriento.

Noche abarcó la mental y la llamó Conexión, consiguiendo la capacidad de unir momentáneamente dos seres.

Humanidad al darse cuenta ató a todas las Madres mediante las Palabras. Palabras que se volverían Convicciones, representaciones de su poder.

Canto a las Madres, escritor desconocido.

Por donde quiera que veía Dennis encontraba hombres lobo gritando y corriendo, huyendo despavoridos de la masa de hombres lobos con estacas que los atacaban y asesinaban enterrándoles estacas en el corazón. Los lobos con estacas se movían con decisión y firmeza, aunque comparados con los licántropos que escapaban parecían robóticos, como si estuvieran muertos. Cosa que en realidad estaban, el grueso agujero en el corazón que los atravesaba y los ojos sin pupilas eran un claro indicativo.

Un hombre lobo de unos veinte años tropezó con el cadáver de uno más adulto y uno de los atacantes se le echó encima, alzó una pata con una estaca y sin inmutarse se la enterró en el corazón. El muchacho dio un agónico grito de dolor y murió; el lobo sacó la estaca y se giró, corriendo e internándose en la ciudadela.

Dennis parpadeó aturdido cuando Winnie lo asió por el brazo, sus propias garras habían crecido y se estaban clavando en el libro que había sacado de la biblioteca. ¿En qué momento?

—Dennis —gritó Winnie para hacerse oír por sobre el caos—, debemos irnos de aquí.

—Debemos ayudarlos —rebatió él.

—¡Nos matarán!

—¡No podemos dejar que masacren a la ciudad entera, Winnie!

Ella suspiró y se mordió el labio.

—Vale —asintió—, debemos ayudar. ¿Alguna idea?

—Sí —dijo, comenzando a correr hacia la zona central de la ciudadela, Winnie lo siguió—. Tal vez. No. ¿No morir?, me parece un buen plan.

Winnie gruñó algo ininteligible a sus oídos, pero sonrió.

Cuando llegaron a una especie de plaza o parque, encontraron a un círculo de licántropos adolescentes quienes rodeaban y protegían en el interior del círculo a cachorros de no más de diez años de una docena de lobos estacados que se acercaban con paso tranquilo.

Winnie rugió como un espectro y se lanzó sobre uno de ellos, le mordió el cuello y lo derribó al suelo, sacudiendo la cabeza y gruñendo al tiempo en que le desgarraba la piel y ligamentos del cuello. Uno de los lobos cercanos intentó atacarla, sin embargo, Dennis usó sus poderes. Una niebla verduzca bailó en sus manos al mismo tiempo en que aparecía alrededor del lobo que iba a atacar a Winnie y con gesto ascendente de la mano, hizo que el lobo ascendiera y saliera despedido a otro lugar.

Un ligero cosquilleo en la mente lo distrajo por un instante, como un pensamiento aflorando. Lo ignoró.

Otro lobo se lanzó contra Dennis, lo suficientemente cerca para impedirle usar su magia, sólo que él no dependía de sus poderes como la mayoría de los vampiros. Separó las piernas colocándose en una posición firme y cuando las fauces de su atacante estuvieron tan cerca que pudo ver el color de los colmillos, alzó su brazo con toda la fuerza y velocidad que pudo imprimirle, estampándolo contra la mandíbula del lobo. El sonido del puñetazo, hueso contra hueso, fue seco y quebradizo; el lobo cayó con la quijada rota al suelo, removiéndose para ponerse de pie.