Capítulo 16 - Sorpresa

1.7K 70 26
                                    

Qué tonto fue creer que acabaríamos con él así de fácil. La bala le dio en el chaleco. Cogió a Philip y lo empezó a golpear hasta desmayarlo. Nosotros no podíamos hacer nada. Se había llevado a Philip. Toda la misión, el plan, se habían ido al carajo.

Tendríamos que volver a la base, y, replantear todo. Ahora, ellos, estas personas, irían a nuestro hogar, y no devolverían a Philip, a menos de que les entregáramos el lugar. Laura y yo estábamos sin saber qué hacer en aquel momento. Salimos entonces de las alcantarillas.

-Max, se cancela la misión, esto es un total desastre. -Dije por la radio mientras le daba la mano a Laura para salir del suelo-.

No oímos respuesta, sólo se oía algo sin descripción, algo raro, sonidos. Seguimos insistiendo, pero nadie respondía. Me incorporé, y asomé mi cabeza por un muro de afuera, y para mi sorpresa, quizás no tan grata, encontré a Max y a Riley besándose. Decidí que por bien mío y por mi propia integridad, dejaría de ver. Laura también pudo ver el beso. Estaba mal pensar eso, no está nada bien, porque se supone que, aunque las cosas no sean oficiales, estoy con Laura. Pero, me era inevitable no pensarlo. Los interrumpimos, pero hicimos de cuenta como si lo que habíamos visto no hubiera pasado. Los contextualizamos y tomamos la decisión de volver a casa. El chico, Andrew, nos esperaba en el auto.

-Oigan, chicos, lo que vieron allá... -Expresó Riley en el auto-.

-¿De qué hablas? –Pregunté anticipado-.

-El beso hermano, de eso habla. –Respondió con mucho honor Max-.

-¿Ustedes se besaron?, qué bien pequeña, te felicito. –Afirmó con sarcasmo Laura, mientras le daba una palmada en la espalda a Riley-.

Informamos a la gente en casa que la misión había fracasado, y que volveríamos de igual manera. -¿Y los prisioneros de los que hablaste? -Le pregunté a Max-.

-No pudimos rescatarlos. –Respondió él-.

-Pero, los tenían a pocos metros. -Exclamé con duda-.

-Te repito. -Dijo Max, que dio un paso hacia adelante-. No nos fue posible.

Decidí entonces no decir nada más. Íbamos de vuelta a casa, pero algo nos lo impidió. Habían puesto un árbol en la carretera, cosa que no estaba ahí cuando íbamos de camino. Supimos que había algo raro. Nos sentíamos rodeados. Del bosque salió un grupo de personas armadas, que nos decían que bajáramos del auto, y que no intentáramos nada.

No teníamos opción, nos superaban en número. Teníamos que salir, y eso pasó. Con la cabeza baja, noté la voz de alguien, alguien conocido que no escuchaba desde el inicio del fin. Fui levantando mi cabeza lentamente, hasta poder darme cuenta de quién era esa persona, y no me equivocaba, era un amigo, el mejor que tenía en la escuela, su nombre era Santiago, era latino, como yo. Me reconoció.

-Bájenlas, es familia. -Dijo él, mientras se le formaba una sonrisa-.

-Ha pasado mucho tiempo, Santiago. ¿Qué fue de ti desde que todo empezó?

-Es una historia fácil de entender. Estas personas vivían en mi vecindario, así que, bueno, nos aliamos. Hemos estado juntos desde que todo empezó. Y tú, ¿Qué me cuentas?

Le conté entonces nuestra historia, y de ahí surgieron más temas. Los chicos se acercaron a escuchar.

-Lo que tienen que saber es que existen varios grupos, unos con gente más amigable que otros, pero ninguno dudará en poner una bala en sus cabezas si se llegan a entrometer en sus asuntos. Y, muchos de ellos están aliados, al igual que hay algunos que trabajan solos, así como nosotros.-Dijo Santiago-. Ah, y, no somos un grupo tan grande, sé que no preguntaron, pero somos cuarenta personas. Entrenamos, y, procuramos estar listos para lo que sea.

Me dijo tantas cosas que yo la verdad no me imaginaba. Él agregó que había un grupo que se consideraba el superior, debido a sus instalaciones y la gran cantidad de gente.

Invité a Santiago a casa. Dijo que sí, pero, obviamente, no iría solo. Le dijo a dos de sus hombres que se quedaran con él, y el resto volverían a su hogar. Llegamos a casa, que por cierto, pronto deberíamos ponerle nombre. Los guardias nos dejaron pasar, y ahí estaba Briana, aún enferma, preguntando por Philip, porque no lo veía. Teníamos que decirle, al fin y al cabo, las esperanzas aún estaban vivas. Philip no estaba muerto. Ella al escuchar esto, se dio vuelta, y corrió a encerrarse. Riley fue tras ella.

Santiago iba conmigo, la gente lo mistaba raro, quizá por su vestimenta, ya que, llevaba botas, Jean sucio, y chaqueta llena de sangre. Realmente parecido a nosotros. Por lo que pude notar, ellos vivían escondidos en la selva, su ropa era de camuflaje, nosotros en cambio, usábamos ropa normal. Le mostré el lugar a Santiago y nos sentamos a conversar a cerca de las comunidades.
Dijimos lo que teníamos que decir, era suficiente. Nuestros grupos estarían en contacto constantemente, y nos ayudaríamos si era necesario. Santiago y sus dos hombres salieron de nuestro hogar.
Nuestro hogar estaba terminado, ya podíamos vivir tranquilos. Pero no por mucho, porque Philip aún estaba siendo prisionero de aquellas personas. Ya idearíamos un plan.
Teníamos que investigar los alrededores del lugar, y para eso nos dividiríamos en parejas. Teníamos la esperanza de encontrar o reclutar gente para la comunidad. Riley salió con Max, Briana salió con el chico nuevo, Andrew, y Laura conmigo. Obviamente, habían más personas. Laura y yo iríamos por la orilla del río, a lo mejor encontraríamos algo, o alguien. Estos momentos son los que valen oro en un mundo así, puedes hablar con esa persona que quieres sin pensar en que serás asesinado. Y eso pasó, hablé con Laura. Siempre teníamos de qué hablar, era un poso sin fondo de temas. Estábamos muy a gusto hablando, pero escuchamos que había alguien en los arbustos. Paramos. Apuntábamos. Se oían voces, y no eran de nuestro equipo. Decidimos escondernos bajo el agua, no teníamos de otra. Escuchábamos que hablaban de Philip, de "su prisionero", dijeron que por lo que había hecho sería "depurado". Ahora nos quedaba la duda, se sabía que lo matarían, pero no de qué forma. Esta gente es depravada. Cuando se fueron, pudimos salir del agua. Pude notar algo, Laura se veía más hermosa así, con el cabello mojado.

-Oye, Laura.

-Dime. -Dijo ella, mientras fijaba su hermosa mirada, sus ojos castaños, hacia mí-.

-Sólo... -Me acerqué a ella-. Te ves hermosa así, con el cabello mojado. No preguntes porqué, sólo... -No me dejó terminar, porque me calló de un pequeño beso en la boca-.

Me tomó de la mano, y dijo que continuáramos caminando, buscando. Aclaro que, Laura y yo no somos nada aún. Es raro, quizás ilógico, pero oficialmente no éramos más que amigos.
Teníamos que cruzar un puente, uno que se encontraba en horribles condiciones, pero no teníamos de otra. Según el mapa, adelante había un pequeño, muy pequeño pueblo. De esos que te encuentras en la nada.
Se acercaba el invierno, y cada día era más frío que el anterior.
Laura temblaba del frío, pero no quiso decir nada, así que le puse mi chamarra, y ella temblando me agradeció. Cruzando el puente, pudimos ver al nombrado pueblo. Seguimos caminando hasta llegar al lugar. Se veía y oía vacío. Llamábamos, sin oír respuesta. Entramos a una casa en malas condiciones, donde quizá podríamos encontrar algo o alguien. El techo crujía, le dije a Laura que saliéramos, pero ella no hizo caso. En un abrir y cerrar de ojos, el techo cayó sobre nosotros.

 En un abrir y cerrar de ojos, el techo cayó sobre nosotros

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
The InfectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora