Capítulo 34 - Sin opciones

629 37 14
                                    

Claramente nos quedábamos sin opciones, pero entonces, se me ocurrió algo que llegué a ver en series de zombies. Fue algo asqueroso, pero no había opción.
Fuimos directo hacia dos cuerpos muertos, saqué mi cuchillo y, abrí los cuerpos. Acto seguido, agarro los órganos y nos los ponemos encima, así tal vez nos lograríamos camuflar.
Los Z llegaron al piso donde estábamos nosotros.
A pesar de que los controlaran, no nos podían hacer nada debido a que el olor que producíamos era el de un Z cualquiera.
Teníamos que salir de aquí sigilosamente, caminando entre los Z.
Caminamos despacio.
Comenzamos a pasar desapercibidos entre ellos, pero olvidé un pequeño detalle, y era que no habíamos apagado las radios.
Por un lado, esto fue bueno, pero por un lado mucho más grande, esto era malo.
Sonaron nuestras radios. Era Philip, tratando de comunicarse con nosotros, aunque se escuchaba un poco mal. Acto seguido, apagamos las radios, pero ya era muy tarde.
No tuvimos de otra que matar a los más o menos cinco Z que estaban interfiriendo en nuestro camino, y salimos corriendo, tratando de huir de, sin exagerar, 40 Z.
Corrimos como pudimos, pero un Z me agarró de los pies, y me tiró al piso.

En un intento de quitármelo de encima, se me vinieron todos encima, y Laura ya no podía hacer nada, así que le dije que por favor se fuera. Ya no podía ver su rostro. Sentía entonces cómo los Z me comían las entrañas.
Laura se fue, sin poder hacer nada para salvarme.
No sé cómo aún seguía vivo.
De repente, escuché muchos disparos, pero según yo no había nadie en el edificio, entonces se me hizo muy raro.
Todo era tan raro.
Escuché una voz que me llamaba y me llamaba. Perdía los sentidos. No podía ver nada.
Desperté.
Era un sueño, todo era un sueño, y Laura era la persona que me llamaba.
Aún estábamos en aquella ciudad en la que querían matarnos a todos, en la que a todos nos querían inyectar ese veneno.
Laura estaba desesperada porque no despertaba, y pensó que quizás había muerto, ¿Por qué? Porque la herida que tenía aún sangraba, menos que antes, pero aún salía sangre.

-Lo que te voy a aplicar te va a ayudar a sanar, aunque el dolor seguirá ahí. -Dijo ella-.

-Está bien, sólo hazlo. -Le respondí-.

En mi ausencia, ella fue a buscar tierra y más vendas, cosas que utilizó para ponerme en la herida.
Ahora, digamos que podíamos salir del lugar.
Y, así como pasó en mi sueño, los infectados comenzaron a formar alboroto en todo el vecindario.
Sacamos nuestras armas.
Salimos de la casa, con rumbo a cualquier lado, pero fuera de acá.
Un soldado nos vio, y, como teníamos radio que nos habíamos robado en la oficina de Parick, nos dimos cuenta de que él estaba diciendo que habían fugitivos, cosa que para mí no tuvo sentido, hasta que dijeron que nosotros éramos prisioneros de este lugar.
Cuando volteé a ver, habían muchísimos Z detrás de nosotros, corriendo en nuestra dirección, con intenciones de atacarnos.
Teníamos que salir de aquí costara lo que costara.
Era prácticamente imposible salir, pero luego recordé que en mi sueño yo había visto algo, algo que en el sueño omití, y era un pequeño pasillo que llevaba a una salida un poco mala, pero que al fin y al cabo, era una salida.
Le dije a Laura esto, y ella aceptó, porque igual, no teníamos de otra.
Corrimos directo hacia ese pasillo, y efectivamente, era una salida.
Salimos del lugar. Así de fácil.
Corrimos hacia el bosque, lo más lejos posible.
Descansamos, o eso intentamos.
Estábamos agitados y con miedo a lo que nos seguía.
Cambié el canal de la radio, y lo puse por donde nos comunicábamos típicamente con Philip y Briana.
Cuando cambié el canal, había alguien hablando, era Philip. Pedía ayuda. Nos daba unas coordenadas, luego dejaba de hablar, y luego volvía a dar las mismas coordenadas. Se oía cansado. Parecía una grabación.
Nuestra tarea ahora era buscar un lugar donde hubiera un GPS, o algo por el estilo.
Salimos del bosque y entramos en un auto.
Por suerte, este auto digamos que aún funcionaba, o por lo menos funcionaba lo único que necesitábamos. Tuve que hacer algo con unos cables, y el auto encendió, o bueno, la batería dio señales de vida, algo suficiente para lo que necesitábamos.
Introducimos las coordenadas en el GPS del auto, y nos mandó cerca a la cuidad, a un lugar lejano a donde nos encontrábamos nosotros.
Lo ubicamos en el mapa que teníamos, y salimos del auto directo a ese lugar.
La radio seguía sonando. Nosotros respondíamos, hablábamos, pero no había respuesta alguna.
Estábamos a más o menos medio día caminando de llegar al dicho lugar.
En el camino nos encontramos con muchos Z, incluso con personas que pedían ayuda, pero que por desgracia, no podíamos ayudar.
Algo, alguien de todas esas personas me llamó la atención. Era una persona que se veía que había sufrido mucho. Su rostro estaba completamente cubierto.
Esa persona se nos acercó lentamente. Nosotros nos pusimos en posición de defensa.
Era una chica. Se acercó a nosotros, muy confiada, y se quitó esa cosa que cubría su rostro. Ni Laura, ni ella, ni yo lo podíamos creer. Esto era algo así como pensar que una persona resucita en el apocalipsis.
Se trataba de Riley. Estaba viva. Sin razón alguna, ella aún vivía. La emoción se apoderó de los tres. No lo podíamos creer.

-Chicos... -Exclamó Riely-.

-Estás viva... por Dios, no tengo palabras. -Dijo Laura-.

No dije nada, mi cara lo decía todo.

Nos abrazamos por un largo rato.
Ella nos explicó sin nosotros tener que preguntarle nada.
Al parecer, cuando le pasamos el arma y salimos del lugar donde estaba ella, y se escuchó el disparo, lo que ella hizo fue simplemente disparar al aire. No murió ni le pasó nada por estar desangrándose, porque cuando salió de allá, encontró lo que necesitaba para curarse. Riley había estado en un curso de primeros auxilios antes de todo este apocalipsis. La estampida esa que hubo tampoco le afectó, ya que se pudo alejar lo suficiente como para sobrevivir. Pero, ¿Por qué no nos dijo nada?

-Verán... Me sentía una carga, un estorbo, y ustedes saben que eso era así. Podía valerme por mí misma. No necesitaba ayuda en ese momento. Y, ahora les pido perdón por haberme ausentado, por en parte digamos haberles mentido, pero, fue mi decisión.
-No hay problema, pero, ¿Cómo no te convertiste? Ya sabemos que te sanaste y eso, pero, ¿Por qué no te convertiste?
-Aún no lo sé, porque, ¿Quién tiene la vacuna? No creo que yo sea inmune. Son cosas que aún me pregunto.

Entonces, Laura y yo nos miramos y decidimos decirle la verdad a Riley. Le dijimos que Laura tenía la vacuna, al igual que Félix, pero que él no la tenía bien desarrollada. Ella estaba en shock. Igualmente seguíamos con la misma pregunta, ¿Por qué no se había convertido? Riley no había tenido contacto físico conmigo o Laura.
Entonces pensamos y llegamos a la conclusión, me di cuenta, y les dije.
Cuando ella estaba desangrándose, yo traté de parar la hemorragia, al igual que Laura, y nosotros dos teníamos heridas abiertas, las cuales hicieron contacto con la herida de Riley. Le habíamos pasado, sin querer, la vacuna a Riley.
Ellas, incluso yo, estábamos sin palabras.
Pero entonces, cuando todo parecía estar bien, una voz a lo lejos nos gritó algo, y se empiezan a escuchar disparos contra nosotros. Quizás.

 Quizás

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
The InfectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora