Capítulo 17 - Rostros familiares

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En un abrir y cerrar de ojos, el techo cayó sobre nosotros. Estábamos inconscientes, obviamente. No recuerdo más que un grito de parte de Laura.
Desperté.
Todo estaba oscuro. Podía ver a Laura, quien estaba igual que yo. No podía moverme, porque una varilla me lo impedía, y si lo hacía, esta misma se me clavaría en la pierna.

-Laura... psss. Laura. -Dije, sin obtener respuesta por parte de ella-.

Podía escuchar que respiraba, así que traté de agarrar la radio, pero me fue imposible, ya que estaba en mi pierna. Empezaba a caer de nuevo, me volvía a desmayar. Trataba de mantenerme despierto, pero algo me lo impedía, sentía que me desangraba. Miré entonces mi brazo izquierdo, y así era, tenía algo clavado, algo que me causaba las ganas de desmayarme. No sabía si podía seguir. Llamé de nuevo a Laura, y esta vez sí respondió. Por fin había despertado. Pero lo hizo llorando.

-Todo esto es mi culpa, si tan sólo te hubiera hecho caso... Todo es mi maldita culpa. -Repetía ella, sin parar de culparse y llorar-.

La detuve. Le tomé la mano como pude, y traté de tranquilizarla. -Oye, oye, tranquilízate, todo estará bien. -Le dije-. Las culpas después de haber pasado por cosas no nos sirven más que para castigarnos, y suficiente castigo tenemos con esta... -Me detuve al sentir un tirón, y grité-... esta mierda de mundo.

Ella notó mi herida, y se estresó aún más. -No puedes hacer nada por ella, relájate, tenemos que salir de aquí. -Le dije, buscando una manera de salir-.

Parecía que no teníamos escapatoria. Después de un silencio doloroso e incómodo, hablé con ella. -Oye, debido a las circunstancias, a que probablemente no vivamos más, tengo el valor de decirte algo que estuve ocultando por mucho. –Le dije mientras nuevamente trataba de tomarla de la mano-.Eres una chica muy dulce, y eso lo sabes, y aunque parezca más que obvio, nunca te lo dije de verdad, nunca hubo ese momento para decirnos las cosas. Me gustas, Laura, y creo que lo sabes muy bien. Supongo que, si nos besamos, en varios momentos, fue porque el sentimiento es mutuo. Y donde no sea así, mierda, acabo de perder mi dignidad.

Ella rió, en el sentido bueno, o eso quise creer, pero pensé que se burlaba. -¿Por qué tu risa? -Pregunté un poco preocupado por su respuesta-.

-Es sólo que... iba a decirte lo mismo, hoy, cuando fuéramos de regreso a casa. Pero hay algo adicional que aún puedo decirte, y que de hecho quiero hacerlo. ¿Puedo?

-Dime. –Respondí con una mezcla en el rostro de sonrisa y dolor-.

-Te... Te amo. -Dijo ella, mientras volteaba su cabeza para que no pudiera verle la cara-.

-Hey, oye... También te amo, y te aseguro que podremos salir de aquí. Aunque, vaya momento para decirnos esto. -Lo dije con una pequeña y corta risa-.

Hubo un silencio escalofriante después de dicha declaración. Volvamos a la realidad. Había un hueco al lado mío, que daba a la calle, así que era vulnerable ahí, expuesto. Escuché entonces a un Z. Aquel podía jalarme, o incluso comerme debido al ya mencionado hueco. Cada vez se acercaba más, podía oírlo. Tenía miedo, pero ni Laura, ni yo, podíamos hacer algo al respecto. De repente, un sonido nos aturdió, e hizo que cayéramos en el desmayo de nuevo. Sólo recuerdo ver por el hueco una sombra borrosa, y después caí.
Cuando despertamos, nos encontrábamos en un lugar extraño, algo así como un cuarto de hospital. Paredes verdes, con manchas negras, piso en cuadros, y camillas en varias partes. Levanté mi cabeza, y pude notar que no había nadie, estábamos solos, y teníamos frío. Había cables conectados. Se sentía una presión alta en el ambiente. Me paré como pude, y así mismo le ayudé a Laura. Nos incorporamos.

The InfectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora