Capítulo 20 - Tu vida, mi vida, nuestra vida

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Qué fea sorpresa, y es peor cuando crees que todo lo malo ya pasó, pero realmente no es así. Te das cuenta que en este mundo hay un 80% de cosas malas, y un 20% de no tan malas. Nuestras vidas colgando siempre de un hilo. Quizás suelo ser melodramático, lo sé, pero es diferente cuando esto que pasa se vive en carne propia.
Después de lo que pasó, decidí que haría un mundo mejor, que por lo menos haría que el mundo de los que me rodean, fuera uno mejor, ¿Cómo? No lo sé, pero algo íbamos a hacer, estaba harto de tantas desgracias.
En un sillón de la habitación, estaba sentado el jefe del grupo que nos amenazó dicha vez.

-Lo sé, quizás no es la mejor sorpresa, lo puedo notar en sus miradas. No vengo a hacerles daño, sólo quiero negociar. -Dijo él, muy sonriente-.

Saqué el arma, e igual Laura, pero él no se inmutó. Sólo sonreía. -Habla, ¿Qué quieres? -Dije mientras bajaba el arma y la dejaba colgar de mi mano-.

Pude notar que había un cambio en él, uno bueno, quizás. -Para nadie es un secreto que tu amiguito, Philip, se encuentra aquí. Pero, sinceramente no pienso hacer nada al respecto. Al final la historia quizás no está muy bien contada.

-Habla. -Dijo Laura-.

-Cálmate niña, que yo estoy siendo tranquilo y amigable. Quiero hablar realmente de cómo fue que Philip pasó a manos de la otra gente. Philip escapó, al final pudo hacerlo, pero en su camino se encontró con alguien que hacía parte del grupo de personas que supuestamente tienen una base en medio del océano. El caso es que, lo atraparon, y se dieron cuenta de que él era prisionero nuestro, por lo que decidieron querer hacer un cambio. Mi gente le daba al suyo, y ellos nos daban a Philip. Suena sencillo. Al final les devolvimos al suyo, pero ellos no cumplieron con su parte del trato. Lo que supe fue que no lo devolvieron para sacarle así, más información. -Dijo él, muy seguro de lo que decía-.

El resto de la historia ya la conoces.
El hombre este, que quizá se convertiría en socio, me dijo que los dos grupos teníamos un enemigo en común, lo cual era cierto, pero no tenía la total confianza como para decirle que sí.

-Ah, y, por cierto, me llamo Dylan. –Dijo él, extendiendo la mano, la cual no apreté-.

Me di cuenta de que tiene las mismas intenciones mías: "Proteger a mi gente, a mi pueblo."
Le dije que tenía que pensarlo, y él aceptó eso.

-Y, no te preocupes por nada, sólo venía a hacer negocios, por lo cual, vengo solo. -Dijo Dylan antes de pararse del sillón-.

Tenía que hablar esto con Santiago, él también era parte de mi familia, y de este grupo. Laura me miraba. Se le notaba que estaba muy tranquila.
Nos sentamos entonces en el mismo sillón donde estaba él.
Nos empezó a contar su historia, el cómo había llegado hasta aquí, el cómo se había convertido en jefe de un grupo tan bien organizado.
Después de haber hablado, me dijo que había muchos más grupos como nosotros, y que había uno creado recientemente, por un hombre con cualidades parecidas a alguien que hace mucho no pensaba, un hombre que nos hizo mucho daño, que por culpa de él, Riley se había distanciado, por culpa de él, Riley y yo dejamos de ser lo que éramos, pero, no sabía si era el mismo del que estábamos hablando.
No habíamos visto a Félix desde hace mucho, y tampoco es que lo extrañáramos.
Alguien entonces tocó la puerta.

-Puedes seguir. -Dije en voz alta-.

Era un guardia, quien, al ver de inmediato a Dylan, se preocupó.

-No te preocupes. Hazle saber eso al resto de la gente. No vino a hacernos daño. -Le dije al guardia-.

En eso, nos volvieron a interrumpir.
Andrew, el programador que nos ayudó con el plan de rescatar a Philip.

-Oigan, no les quiero quitar mucho tiempo. Sólo quería informarles sobre algo. Nos estamos quedando sin materiales tecnológicos, los cuales son necesarios para el proyecto. -Exclamó-. Además, son necesarios para tener energía eléctrica aquí en la base.

-Entonces debemos salir en busca de ellos lo más pronto posible. Gracias, Andrew.

Dylan se ofreció para ir, dijo que llevaría a tres de sus hombres, incluyéndolo a él, y yo acepté. Era casi medio día, saldríamos en dos horas.
Él sacó su radio, y llamó a tres de sus hombres, los cuales llegarían y los dejaría pasar sin problema. Habíamos llegado a un trato. Poco a poco agarraríamos confianza, y seríamos algo así como una potencia, lo cual, me llevó a pensar en la época de la colonia a nivel sudamericano, y, si era así, todo estaría manchado por sangre, y no queríamos eso, queríamos lograr paz, acabar con los Z, reconstruir la civilización. Qué poético.
Salimos de la habitación. Al llegar los hombres de Dylan, salimos con el ya mencionado, con ellos tres, Andrew, Laura, Riley, y Max.
Debíamos adentrarnos en la ciudad, cosa que ninguno había hecho desde el inicio del fin.

Al llegar a la ciudad, todo era muy distinto, cosa que no debía de sorprenderme. Todo era como en un videojuego. La naturaleza se había hecho con la ciudad, y era muy hermoso. Daban ganas de vivir en este lugar.
Después de estar caminando un par de minutos hasta completar poco menos de una hora, encontramos una especie de centro comercial, o eso se suponía que era, debido a que realmente no se veía casi nada por las plantas eso supusimos. Bajamos del auto y entramos.
Era muy bonito, pero había algo raro, y era que no había nadie, ni nada.

-Esto no saldrá bien. -Le dijo Riley a Max-.
-Nos cuidamos las espaldas los unos a los otros. Nada malo pasará. -Dije para todos-.

Sonó algo, y nos pusimos en alerta. Pensamos que algo nos atacaría, pero al final sólo era un lobo, así que todo bien aquí. Adelante íbamos Dylan, Laura y yo, en la mitad, Andrew, Riley y Max, y claro, atrás los tres hombres de Dylan. Todo estaba muy tranquilo. Era un centro comercial grande, perfeccionado gracias al fin del mundo, gracias a la naturaleza.
Dylan le dio la orden a sus hombres de que entraran en una habitación, y eso hicieron. Todo estaba supuestamente despejado. Escuchamos un ruido, un hombre de Dylan desapareció de forma extraña, algo se lo había llevado, lo arrebató.
Al intento de uno de sus compañeros salvarlo, le pasó lo mismo, hasta que el último de ellos nos dijo que retrocediéramos, y más bien, corrimos. Entramos a otra habitación, pero al último de los hombres de Dylan se lo alcanzó a llevar aquel cosa sin identificar.
Era una puerta de vidrio, se podía ver cómo al tipo se lo llevó la bestia. ¿Qué era? Estábamos inquietos, no había salida en este lugar, nos habíamos encerrado nosotros mismos. Laura estaba preocupada, había entrado casi que en shock, pero como siempre, la tranquilicé, hice lo que pude, porque además de eso, no podía con mi propio estrés.
En eso, apareció la mitad de uno de ellos, arrastrándose, se le veían todas las entrañas, todo, trataba de decirnos algo, pero el monstruo lo volvió a jalar. No sabíamos qué hacer, no teníamos salida.
Dejó caer una nota en el piso, que venía, al parecer, en uno de sus bolsillos. Pero para agarrarla, había que abrir la puerta, y aumentar los riegos de morir más rápido.

 Pero para agarrarla, había que abrir la puerta, y aumentar los riegos de morir más rápido

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