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Ella quiere alguien para amar y que la abracé. Ella quiere a alguien para amar de una buena manera

Achine mis ojos para mirar al hueón que se dirigió al Matías

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Achine mis ojos para mirar al hueón que se dirigió al Matías. Era un loco de mediana estatura, delgado y con el pelo rubio hasta las orejas. Sus ojos parecían ser claros, pero no estaba segura si eran cafés o verdes. Desde aquí no los distinguía bien. No tenía tanta fibra como el hueón a mi lado, pero si parecía fuerte.

¿Cómo qué culiando? ¿A caso el Matías traía minas a la oficina para culiar? ¿Y me vio pinta de qué?

—¿Qué huea te pasa? ¿Me viste pinta de qué? —alcé una ceja en su dirección, dando un paso adelante.

El cabro soltó una risa, cruzando los brazos sobre sus pectorales. Llevaba una chaqueta oscura y unos jeans rasgados.

—Una salvajita. Así me gustan más.

—ronroneo.

Estaba yendo hacía él, coja y todo. Para mandarle un charchazo, cuando el Matías me sujeto el brazo poniéndome a su lado. Pegada a su cuerpo.

—Felipe, hueón. Cállate —le respondió, dándole una mirada frustrada —No es momento para tus hueas. Ella sufrió un accidente y tuve que traerla aquí para curarle la herida. Los hueones inútiles que dijiste que contratara valen callampa. Ni una caga de vaso recogen —informó con su mandíbula apretada. Estaba enojado. Oh.

El Felipe frunció sus cejas, poniéndose serio. Acorto la distancia que nos separaba y antes de darme cuenta se agacho a mirar mi pierna. ¿Qué chucha?

—Mierda, princesa. Perdón. Solo estaba huebiando a mi amigo. No pensé que te habías accidentado —me habló, levantándose y fijando sus ojos verdes en mí. Sip, eran verdes. ¿Es que acaso aquí ningún hueón era feo? —¿Estai bien ahora?

Lo mire.

—Estoy bien ahora. Quiero ir a buscar a mis amigos. De nuevo gracias por ayudarme —me volteé hacía el Matías, dispuesta a irme.

Él me tomo el codo entre sus dedos y traté de ignorar la sensación extraña que me danzó en las tripas.

—Te acompaño.

El Felipe nos siguió. Se puso a mi lado.

—¿Cómo te llamas, princesita?

El Matí que iba a mi costado, alzo una ceja en su dirección, pero no dijo nada. Me sentía más extraña que la chucha siendo escoltada por estos dos adonis. ¿Qué mierda mi vida últimamente?

UN HUEÓN PELIGROSO (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora