19 🔥PARTE I🔥

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La venganza esta por llegar, cielo. El enemigo acecha. El amigo es un asesino. Y tú eres... el peligro.

Samantha:

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Samantha:

Mi instinto de supervivencia me grito: Corre.

El miedo: Quédate allí y espera.

Todo lo demás: Vámonos a la verga, wey.

Sin embargo, ninguno de esos pensamientos sirvió. Cuando quise reaccionar, fue demasiado tarde. La persona detrás de mí envolvió su mano en mi cuello y puso un cuchillo en mi garganta. El movimiento me pilló tan desprevenida que ni siquiera pude chillar de la impresión.

El músculo en mi pecho pareció congelarse y mi cuerpo entero entrar en un adormecimiento feroz.

¿Un cuchillo? ¿En serio? ¿Un maldito cuchillo? No. Era una especie de daga. El filo me estaba pinchando. Me dolía. Probablemente dejaría una marca si me movía.

Oh diablos.

—Que lindo es volver a verte, hija de puta. —Dijo mi atacante, contra mi oído.

Era una voz de mujer. Era la conchesumadre de la otra vez. La rizada alta a la que prácticamente le revente la nariz. La Aylen. Sabía que volvería.

—¿Qué mierda haces en mi casa?
—Rugí, intentando zarandearme. Fue un gran error. El filo de la daga se presiono contra mi piel y la zona me ardió de manera intensa. Cerré los ojos, ahogando una protesta.

¿Cómo mierda entró en mi casa? ¿Quería vengarse por que le hice caca la nariz? ¿Iba a matarme? ¡Por la chucha! Debía reaccionar rápido. Hacer algo para salvarme el jodido culo antes de que ella lo pusiera tres metros bajo tierra.

Comencé a pasear los ojos por mi apartamento de manera desesperada, buscando algo que pudiera ayudarme. Intentando maquinar algo que me auxiliara.

¡CONCHETUMARE!

La hueona era delgada. Yo tenía mucha más masa muscular que ella y sino me hubiese estado sosteniendo con el cuchillo a un paso de abrirme la garganta hubiese podido liberarme rápidamente.

—¿No está claro, hueona?
—Interrogó, con la diversión tiñendo su voz. —Vengo a sacarte los dedos uno por uno. Me reventaste la nariz, maraca.

Entonces, me soltó. No lo vi dos veces. Estaba lista para enfrentarla cuando el combo llegó. Mi cara se giro en un ángulo doloroso y casi perdí el equilibrio. Me sostuve del sillón detrás de mí, sintiendo el adormecimiento en la zona golpeada y como de manera frenética comenzaba a punzar y protestar de forma lastimosa.

—No sabes lo mucho que voy a disfrutar esto. —Continuó, ubicándose en una posición defensiva. Su pelo enchochado estaba tomado en un moño y traía unos guantes de cuero que alzó frente a su cara. —Pelea conmigo, zorrita.

UN HUEÓN PELIGROSO (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora