Capitulo III

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Su consultorio era pequeño pero sofisticado, era de color gris rata y en la pared que estaba en frente de la puerta tenía tres enormes ventanas, que tenían cortinas de ceda color rojo e impedían la entrada de la luz. Su escritorio estaba en la esquina izquierda del cuarto, con una silla negra de piel, y del otro lado tenia una sala de tapiz rojo en frente de una chimenea que estaba encendida.

-Esta algo obscuro su consultorio...- Dije nerviosa observando mis manos.

-Lose, eso le da un poco de clase ¿No crees?.- Toma un pañuelo de la bolsa de su pantalón y se suena la nariz.- Así que tu eres Rosalynd.

-Y usted el Dr. Grenville.- No se porque le respondí eso... Miro mis manos y comienzo a quitarme el esmalte Azul de mis uñas por los nervios.- Amm.. si, soy Rosalynd.

-Llámeme Thomas por favor.- Dice en un tono amable mientras me invita a tomar asiento en su sala roja. Yo me senté en el sillón para 2 personas y el en el individual, sacó una hojita para tomar apuntes.- ¿La recepcionista no le tomo unos datos?

-En eso estábamos pero en eso se desocupo usted.- Le contestó aun si dejar de ver mis manos.

-Thomas, señorita por favor.- hace una breve pausa.- ¿Esta usted nerviosa?

-Oh no no.- Miro rápido el fuego de la chimenea para disimular, aun sin poder mirarlo.- Es que no me gusto el color de mis uñas.

-Para poder empezar con esta sesión necesito que me mire a los ojos señorita.

No quería verlo, estaba molesta porque yo no necesito ir con ningún psicólogo. Pero su grave voz me hizo obedecerlo. Cruce mis brazos, fruncí el ceño, suspiré, y lentamente subí la mirada hasta encontrar los ojos de Thomas.

Era de unos 26 años. Alto de hombros anchos, su nariz y labios eran delgados. Su cabello lo tenía color castaño obscuro, largo y lacio con partidura en medio así como de librito. Tenía una mirada muy sexy con ojos de color cafe claro, muy claro. Y su piel era muy blanca. De pronto me arrepentí de haber estado todo el tiempo mirando mis manos. Mi madre hizo bien al elegir a este guapo psicólogo. Luego de un tiempo, me di cuenta de que estaba embobada viendo a Thomas.

- ¡ROSALYND!- reaccione de inmediato.- ¿Que pasó? Te has quedado ida por 3 minutos.

¡Ay no, que vergüenza! Sin pensarlo ya estaba mirando mis manos de nuevo.

-No tienes que bajar la mirada, tienes lindos ojos.- Se quedo mirándome hasta que volví a levantar la cara y le sonreí.- Linda falda.

¿Es mi imaginación o mi psicólogo me esta coqueteando? Me da igual, el esta guapo, pero hay algo en el que no me convence.

-Gracias.

-Señorita, nos quedan 10 minutos de su sesión. Me parece que no vamos a terminar. ¿Cuando puede venir a su próxima sesión?- Dice tomando una agenda.

- Tengo disponibilidad de horario, el día que usted diga no hay problema.

- Perfecto, ¿Le parecería bien venir los martes y jueves de 6 a 7 pm?

- Si, no hay problema con el horario.

Nos levantamos del sillón y el se dirigió a la puerta y la abrió.

- Después de usted señorita Kesterson.- Me dio una amable sonrisa y se dirigió a mi madre.

-Señora, ¿Me permite un segundo por favor?

Mi madre se levanta y pasa al consultorio del señor Grenville, y yo me siento en el sillón de piel a esperar.

- Hemos acordado la señorita y yo un horario que ella le mencionara después, no es necesario que venga usted señora. He notado que su hija es muy introvertida, debería de darle mas libertades. Su hija ya es lo suficientemente grande para que haga sus cosas sola.

- Si... mi hija es muy seria. Estos últimos meses hemos perdido a varios familiares, y a ella le ha ido mal en el colegio.

- ¿Esta asistiendo al colegio?- Dice mientras toma apuntes.

-No. Ella no ha querido ir.

- A Rosalynd le haría muy bien convivir con personas de su edad. - Hace una breve pausa y su voz se hizo mas dura.- Quiero que a la próxima sesión que asista su hija conmigo, ya haya regresado al colegio, si no, ya no vuelva a buscarme.

Mi madre asintió, y Thomas le abrió la puerta a mi madre de la misma forma que lo hizo conmigo.

- A sido un placer señoritas. - Nos tiende la mano y aceptamos el saludo.- con permiso. - Se encerró en su consultorio y nosotras nos marchamos.

Al llegar a casa, mi madre me pidió que le ayudara a preparar la cena, y en lo que picaba una cebolla ella comenzó a interrogarme.

- Y... ¿Como te sentiste en tu primera sesión?- Ella estaba lavando los trastes, lo que nos hacia estar espalda a espalda.

-No hemos terminado la primera sesión.- Suspiro al recordar a Thomas.- Hemos acordado en terminarla el próximo jueves.

-¡Wow! ¿Ya quieres que llegue el jueves?- Soltó una risita.- No me imagine tan joven al "Sr." Grenville. Es muy atractivo.

-¡Mamá! Claro que no, parece vagabundo por su cabello largo.- disimulo un poco y la verdad es que me gustan los hombres con cabello largo.

¡Mi madre piensa que me gusto el Sr. Grenville! No debería de pensar eso, ¡El es 10 años mayor que yo! Y la verdad si me parece atractivo, pero no para tener una relación con el.

Al terminar de cenar me levante de la mesa y me fui corriendo a mi habitación. Me puse mi pijama: una camisa de tirantes color azul cielo con un short color gris, y me acosté en mi cama. Mi madre entro sin tocar la puerta a mi habitación.

-Rosalynd, mañana regresas a clases.- dijo mi mama en tono serio.- Ya no puedes faltar mas.

Ay no... cuando mi vida iba mejorando de nuevo, tuvo que mencionar el colegio. No me quedo nada mas que aceptar.

-Ok, me voy a dormir.- Me di la vuelta de tal forma que quede acostada sobre mi brazo izquierdo, dándole la espalda a mi madre.

-Descansa mi niña.- Se acercó y me beso la frente.- Buenas noches.

Cerró la puerta de mi habitación y me quede despierta toda la noche mirando el techo blanco, pensando en todo lo que a ocurrido el día de hoy. ¿Estaré lista para regresar al colegio? Solo espero que nada salga mal mañana...

Después de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora