Capitulo XX

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-Se lo ruego Madame, por favor no lo haga. A sido mi culpa, no de ella.- La pobre de Emily estaba en estado de choque, no se podía mover, tenía que ayudarla de alguna manera.

-No me importa de quién haya sido la culpa.- su voz estaba muy elevada, y me causó un escalofrío que recorrió lentamente todo mi cuerpo unas tres veces seguidas.- Emily me ha decepcionado.

Levantó la fusta lista para atacar a Emily. Yo no podía observar lo que estaba a punto de hacer. Emily estaba tirada en la cama sin poder moverse, no se iba a poder defender.

-¡No!- Grite con todo el aire que tenía en los pulmones y me eche encima de Emily.

-No te conviene hacerte la valiente muchachita.

-Ella no se lo merece.

-Bueno, si tu quieres...

Alzó la fusta y me golpeó fuerte en el trasero. Una. Tres. Nueve. Doce veces.

Mi piel me ardía. Nunca me habían golpeado tan duro. No pude evitar las lágrimas y el coraje y odio hervían por mi sangre.

-Listo, ya te puedes quitar.

Obedecí. Pero nunca me esperé esto: en cuanto me hice a un lado ella tomó la fusta con fuerza y golpeó a Emily con fuerza tres veces seguidas hasta que yo me interpuse.

-¡Niña tonta, hazte a un lado!- me gritó.

-¡No dejaré que le haga eso!

-¡Tiene que ser castigada! Ademas, ¿Tú quién eres para darme ordenes? Tú no sabes nada de disciplina. Por esa razón estás aquí.

¿Eh?

-Carol, ella tiene razón. Tengo que cumplir mi castigo.- Dijo entre sollozos.

-Yo no puedo dejar que te hagan eso...

-¡Ya la escuchaste! ¡Hazte a un lado!

Me salí de la habitación, no podía quedarme ahí escuchando el impacto de la fusta en la piel de Emily, y tampoco podía escuchar sus gritos.

Me recargue en la pared y deje caer mi cuerpo hasta el piso. Lloré. No soportaba estar en este lugar. De pronto recordé a Henric. ¿Que habrá pasado con el?

Sentí muchas ganas de abrazarlo, muchas ganas de estar con el. Lo extrañaba mucho. Me encantaría escuchar su voz de nuevo.

"Escuchar su voz de nuevo". Esa loca idea pasaba por mi mente una y otra ves.

Tal ves si supiera en donde hay un teléfono iría de inmediato a ese lugar, pero yo no se nada de este edificio. Lo único que conozco es el enorme recibidor, y este pasillo obscuro que me lleva a mi obscura habitación.

Decidí arriesgarme y recorrer algunos pasillos para encontrar la oficina de Madame, si es que existe.

Llegué al enorme recibidor que era el centro de todo el edificio. Me paré de espaldas a la enorme puerta de entrada para poder observar bien a donde haría mi primer recorrido.

En frente habían dos escaleras curveadas hacía el centro simétricas haciendo que este edificio viejo tuviera un poco de elegancia. Las escaleras estaban hechas de mármol blanco y a los costados tenían unas rejillas doradas muy bonitas, dudo que sean de oro, pero de igual forma las escaleras eran lo único que lucían en todo el edificio. Lo demás estaba mal cuidado, el papel tapiz de las paredes ya no tenía color ni forma y estaba maltratado.

Decidí subir al segundo piso, subí por la escalera del lado derecho, la que estaba más cerca de mi habitación, aunque ambas escaleras llegaran al mismo punto. Subí con cuidado para que no se escucharan mis pasos. Al llegar al final de las escaleras, me encontré con un pasillo largo que recorría horizontalmente a las escaleras. Al igual que abajo, también estaba igual de obscuro.

Después de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora