Capitulo XIV

159 2 0
                                    

-¡Carol! ¡Amor, ven! Tenemos que decirte algo.

Salí de mi habitación y corrí por ese enorme pasillo que tanto amaba, iba corriendo tan rápido que me tropecé con mis propios pies y caí al suelo. Al caerme choqué con una mesa y se cayo un jarrón que estaba encima de ella.

»¡Crash!«

Henric corrió hacia donde estaba para asegurarse que no me haya pasado nada. Estaban los vidrios por todo el piso, y yo estaba sentada mirando lo que había echo por accidente, miré a mi padre y las lágrimas salieron por si solas de mis ojos.

-Papi fue un accidente, no me regañes.- le dije llorando, pues solo tenía 5 años, era una niña asustada. Extendí mis brazos para que el me llevara.

-Ven princesa, no paso nada.- Me cargo y caminamos hacia la sala.- Sarah- le hablo a una sirvienta.- ¿Podrías recoger el jarrón roto que esta en el pasillo?

-Si señor.- Asintió y se retiro rápidamente.

-Mi amor ya no llores, de todos modos no me gustaba ese jarrón feo que compró tu madre.- Reímos juntos.

Entramos a la sala y ahí estaba Karen sentada, muy emocionada. Tenía en sus manos una hoja que no dejaba de mirar con una enorme sonrisa.

-Carol, ven amor.- Henric se sentó a un lado de Karen y yo estaba sentada en sus piernas.- Tu padre y yo te tenemos una noticia.- Sus lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.

-¿Que noticia mami?- pregunte curiosa por saber que estaba pasando.

Los dos me dieron un fuerte abrazo y luego se miraron a los ojos.

-Mi amor- dijo Henric.

-¡Vas a tener un hermanito!- dijeron los dos en coro.

-¿Ho-hombre?- dije extrañada.

-Si amor, un hombresito.- dijo Henric.

-¡Que genial!- grite pero inmediatamente hice una pausa.- ¿Voy a poder jugar con sus juguetes?

-Claro que si amor- dijo Karen mientras se limpiaba las lágrimas.

-Hermanito, prometo prestarte mis muñecas y quererte mucho.- dije acariciando la panza de Karen.

-¡Hay mi amor!- Karen empezó a llorar de la alegría.- Te amo tanto mi niña.

-Yo te amo más mamá.- le di un beso en la nariz.- ¡Eres la mejor mamá del mundo!

-Gracias corazón, disculpen, tengo que limpiarme las lágrimas.

Karen se levantó del sillón y salió de la sala.

-Tu también eres el mejor papi del mundo eh- dije mirando a Henric.

-Y tu también eres la mejor hij...

-¡Ahhh!- se escucho un grito que provenía del pasillo y Henric se levantó inmediatamente se su lugar y corrió hacia el pasillo.

Al llegar, encontró a Karen en el suelo y a la sirvienta ayudándola a ponerse de pie.

-¡Señor, todo ha sido mi culpa!- exclamo Sarah.

-¡¿Que pasó aquí?!- corrió para ayudar a Karen a ponerse de pie, pero se resbaló y también calló al suelo.- ¡¿Por que esta tan grasoso el piso?!

-Lo-lo siento señor, use por error aceite en vez de jabón.- Dijo mientras se miraba las manos apenada con lágrimas en los ojos.

-¡Despedida!- gritó Henric.- ¡Largo! ¡Haz tus maletas y luego te vas!

Sarah se fue llorando por el pasillo, intentando de no resbalarse.

-¡Ahh! Henric ¡El bebé!- gritó Karen abrazando su panza.

-¡Vamos al hospital!

-¿Y Carol? ¿Se quedará sola?

-¡Selene!- le gritó a la sirvienta más leal.

-¿Si señor?

-Por favor cuide a Carol, tenemos que salir de emergencia.

-Si señor.

Karen y Henric salieron con cuidado y Selene me acompañó en la sala. Pasamos toda la tarde mirando caricaturas y al llegar la noche ella me acostó en mi cama y me contó 3 cuentos hasta que me quedara dormida.

A la mañana siguiente, corrí al cuarto de mis padres para ver que había pasado, pero ellos aun no llegaban. Estaba comenzando a preocuparme y fui a buscar a Selene, pero no la encontré por ninguna parte.

Duré todo el día encerrada en mi cuarto, sin almorzar, sin comer, sin cenar. Y mis padres aun no volvían.

***

2:34 a.m.

Se escucharon unos sollozos que venían del cuarto de mis padres, eran tan fuertes que me despertaron del sueño. Me levante de mi cama y camine al cuarto de ellos, pero la puerta estaba cerrada. Pegué mi oreja a la puerta para poder escuchar algo.

-¡Mi bebe-e-e! ¡No! Mi bebe...- Karen estaba llorando.

-Amor... lo siento mucho...- Dijo Henric con la voz cortada.- Yo también quería a ese pequeño...

-¡Todo fue culpa de Carol! Si no hubiera roto el jarrón, nada de esto estaría pasando.

-¡¿Pero que acabas de decir Karen!?- gritó enojado Henric.- ¡Solo es una niña! ¡No voy a permitir que culpes a nuestra hija de eso!

-Lo siento...- se sentó en la cama mientras se limpiaba las lágrimas.- No se lo que digo.

-Ya lo noté.- dijo Henric furioso.- Iré a ver a Carol.

Corrí a mi habitación y me acosté en mi cama. Cerré los ojos y entre abrí la boca para parecer que estaba teniendo un profundo sueño. Henric entró a mi habitación sin hacer ruido y se sentó en la orilla de mi cama. Me miró y me acarició el cabello. Se acercó para darme un beso en la frente y luego me dijo al oído:

-...Tu también eres la mejor hija del mundo.- Se retiró de mi oído, y sentí que una lágrima cayó en mi frente.- Nos haces muy feliz princesita.

Después de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora