Capitulo XVI

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-Que hermosa niña, ya te imagine a los 17 años, tendrías bastantes posibilidades para ser una reina de belleza.- dijo mientras me observaba de pies a cabeza con sus ojos llenos de lujuria y un poco de saliva cayendo de su boca.

Yo solo lo miraba con recelo, sin decir ni una sola palabra. En la primera oportunidad que se me presentara, iba a tratar de huir o de hacer cualquier cosa para vengarme de él.

Thomas se puso de pié y se quito los zapatos, se bajó la cremallera del pantalón, y se lo quitó dejando sus bóxers negros. Después se desabrocho los botones de su camisa blanca dejando descubierto su pecho lleno de vellos dorados.

-Que comience el juego pequeña.

Miré con cautela toda mi habitación en busca de algún objeto para poder defenderme o una forma para escaparme.

-Date una vuelta.- Ordenó y obedecí. - Perfecto, niña buena. Ahora dame la espalda y toca las puntas de tus pies.- Obedecí de nuevo.

Levante la vista, y pude ver un objeto brillante entre mis juguetes. Enfoqué mi vista para poder distinguir que objeto era, y pude recordar que eran unas tijeras que había perdido mi mamá, con las que cortaba tela. Sin pensarlo un segundo, corrí y tomé las tijeras y me regresé para enterrarla en el pecho a Thomas, pero fue en vano, no tenía la fuerza suficiente para hacerlo, y me aleje inmediatamente porque sabía que no iba a pasar nada bueno...

-Que linda niña.- dijo mientras se acercaba lentamente a mi dándose palmaditas el en pecho..- Te acabas de ganar otro premio. Dame las tijeras.- Elevo la voz. -¿Sabes contar hasta tres? Voy a contar hasta tres para que me las des. Uno...

Mientras el avanzaba hacia mi, yo daba pequeños pasos hacia atrás, hasta topar con la puerta de mi closet.

-Dos...

Me senté sobre mis rodillas sin despegar mi vista de él.

-¡Tres!- Gritó furioso y yo tomé las tijeras con fuerza y se la incruste en el pie derecho, ya adentro, la seguía presionando para que estuviera mas profundo y ocasionare más dolor.

-¡Ahhh!- Gritó del dolor y con su pierna libre me pateó en el abdomen y me estampe en la puerta del closet. Las tijeras salieron volando y cayeron a dos metros de los dos. Los dos las miramos de re-ojo y luego encontramos nuestras miradas, yo no iba a perder tiempo haciendo eso así que me levante rápidamente y me aventé sobre las tijeras ganándole a Thomas, el se puso encima de mi y aproveche para enterrarle por última vez las tijeras en el cuello. Su sangre salía como el agua saliendo de una manguera, y me estaba bañando en ella. Thomas se cubría la herida con sus manos para detener la hemorragia, y se tiró al piso boca arriba.

-¿Que haces aquí Thomas? ¿No deberías estar en la cárcel?- Le dije amenazando con las tijeras.

-¿Que? ¿Como lo sabes?- Dijo desconcertado, cada vez más pálido por la sangre que estaba perdiendo.

-Yo hago las preguntas aquí.- dije en tono amenazador y el se burlo.

-Una niña de 5 años me esta amenazando.- continuó riéndose.

-Soy Rosalynd. ¿A caso no me recuerdas? Estabas enamorado de mis faldas.- Su cara se empalideció más de lo que ya estaba.- ¡Tu me arruinaste la vida!

Se burlo.- No se si creerle a una niñita. Los niños inventan muchas cosas.

-Yo no. También recuerdo a tu secretaria de voz chillona y a tu cliente frecuente.

-¿Cliente frecuente?

-Si, a tu amante de faldas cortas.

El se quedo serio mirándome sin saber que responderme.

-Pregúntame lo que quieras, para que veas que es cierto.- No contestó.- Bueno, te contaré sobre mi. Soy Rosalynd, tenía 17 años cuando morí, ahorita debería tener 22 años. Mi abuela falleció y a la semana mi padre en un accidente. Me afecto demasiado y yo te buscaba por ayuda, yo te admiraba, contigo me olvidaba de todo, pero un día no se que te pasó que me atacaste y me violaste y me encontraron en tu consultorio desmayada, yo ya no podía con mi dolor y traumas de mi vida, yo solo quería volver a estar con mi abuela y mi papá, yo solo quería descansar en paz.- Mi voz se entrecortaba y mis lágrimas comenzaron a caer una tras otra.- Pero no paso nada de eso. Estoy atrapada aquí, en este cuerpo y ahora me reencuentro contigo. Dañando de nuevo mi vida, que de por si ya no era feliz por lo de mi mad... Karen y ahora con esto. Yo no voy a permitir que le sigas haciendo esto a más niñas inocentes.- Negué con la cabeza.- No pasará una vez más. Ya no.- Tome las tijeras y las incruste una y otra vez en el cuello de Thomas.

-¡Dejame! ¡Ahhh!- No dejaba de gritar pero yo no quería parar, ademas el estaba demasiado débil para atacarme, solo estaba tirado en el piso inmóvil gritándome y moviendo la cabeza de lado a lado, pero yo no iba a dejar que le arruinara la vida a alguien más.

-¡Carol! ¡¿Que esta pasando?!- Henric trató de abrir la puerta pero estaba cerrada con llave.-¡Carol, abre la puerta!- No contesté.

-¡Ayuda!-Gritó Thomas.

Se escucharon unas llaves abriendo la puerta y en eso entró Henric. Sus ojos se abrieron formando un círculo al ver a Tomás en el piso sobre un charco de sangre, y yo estaba encima de el con las tijeras en la mano. Los dos en ropa interior. Se desmayó al ver esa escena.

Después de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora