***
—¡Corran!
—Atrapenlo. No puede ir muy lejos.
—Maldita bestia, invadió nuestras viviendas y robó comida.
—No duden en matarlo.
Cazadores despiadados arremetían contra todo a pesar de los temibles truenos. Una criatura herida vagaba entre los bosques, sin fuerza alguna, asustado y solitario buscando refugio en donde no lo puedan dañar.
Cierta y opaca luz llamó su atención, siendo lento y discreto entró en ella. Un cálido lugar, pajas por donde vea, un montón de pedazos de chatarra vieja junto a unos sacos de semillas fueron un escondite perfecto. Decidió acurrucarse en el lugar donde le daba más calor y de inmediato cerrando los ojos por el cansancio, se rindió dormido.
—Está herido, no pudo huir tan lejos.
—Joven, nuestros hombres estan exhaustos. Debemos de volver.
—Mañana lo buscamos y si tenemos suerte, lo encontraremos sin vida ya que... uno de nosotros le dió con el arco.
—Bien. ¡Volvamos, mañana buscaremos por estos alrededores! Maldito perro salvaje, te encontraré.
***
Como lo imaginaba. Gran parte de mi negocio estaba debastado junto a muchas ramas y troncos gruesos que habían sido derribados la noche anterior sobre mis flores. Con las pocas hectáreas de tierra destruidas, el arduo trabajo iniciaría.
—Nos espera un largo día. —Suspiré viendo a Happy correr.
Recogía todo lo que había logrado sobrevivir, pero con lo acumulado no llegaría a la siguiente semana y pospondría las pocas ordenes que solventaban mis futuras siembras.
Sentada observaba el claro cielo pensando muchas cosas. Hasta ser interrumpida por el toque de la puerta al otro lado de la casa.
—¿Quién es? —Asomada, abrí la pequeña ventanita logrando ver aun grupo de hombres armados con lanzas, unos arcos y un par de rifles. ¿Estaban cazando tan temprano?
—Disculpe molestarla tan temprano, señorita. Estamos buscando a un animal herido que se perdió durante la noche anterior. ¿Seria tan cortéz de su parte si nos dice si vio alguno merodear por aqui? —Un hombre alto de cabello azul oscuro fue el primero en hablar.
—Me temo que no vi nada. Durante la tormenta no ví siquiera un minúsculo bicho por la falta de luz y un animal herido, mucho menos. —Asentí ante sus disculpas y se despidieron desapareciendo entre los árboles.
—Efectivamente son cazadores. —Y no había duda alguna al buscar fervientemente un animal desahuciado y herido con tanto interés.
Volví a mis obligaciones o es lo que intenté hasta oír al minino aúllar constantes veces que temí que algo pasara.
—¿Happy? —Me acerqué a donde se encontraba entre el opaco almacén, pero no lo encontraba.
—¿Dónde estás? —Al fin logré ver la pequeña colita suya entre los sacos donde guardaba las semillas.
—¿Qué hace.—Me sobresalté al ver a un gran hombre tirado casi sin vida y desnudo entre las pajas.
Temerosa lo rodeé por si estaba conciente pero no, le dí piquetes con una gran rama, sin embargo no se movía. Una gran flecha cerca a uno de sus grandes hombros hacía que la sangre formara un gran charco en el suelo. No sabía si se trataba de un ladrón o un hombre que fue asaltado mientras iba en un viaje.
Un débil movimiento me tomó de sorpresa huyendo del lugar, tomando al gato entre mis manos.
No podía pedir ayuda ya que el pueblo quedaba muy lejos, había veces en los que temía que situaciones como ésta ocurrieran.
—Silencio. —Solté al minino y volvió con el desconocido que estaba inconsciente.
Tenía que afrontarlo solo yo. Busqué una sábana vieja y regresé, su cuerpo mostraba rasguños dejados como cicatríces en partes como el cuello y la cadera, pero en cuestiones de tiempo, algunas eran más antiguas y otras, recientes.
El cabello puntiagudo y de aspecto extraño me hacía pensar que tal vez era un extranjero. Happy lamía su rostro mientras yo cubría las partes que debía, pero por desgracia la tela no era lo suficientemente grande para su tamaño.
Un quejido mientras se movía me hizo pensar que estaba sufriendo y más con esa flecha clavada.
—Lo ayudaremos. —No tenía idea de cómo, pero Happy me alentó a hacerlo llevando pañuelos, hierbas y un poco de agua.
La herida no era de hace mucho así que tenía que sacar lentamente la flecha incrustada de la parte baja del hombro. Los nervios hacían que sudara frío, no sabía si podría dañar algo si lo sacaba sin cuidado.
El gatito al lado mío me ayudaba a no perder la calma con ronroneos y caricias amables.
—Bien. Aquí vamos Happy. —Me puse delicadamente encima de su espalda sin siquiera tocarlo y puse mis manos entre la flecha, el leve toque lo hizo reaccionar volviendo a moverse, era mi oportunidad.
Utilicé todas las fuerzas logrando salir casi caer sobre el suelo, con el arma en manos, ensangrentada.
El gran hombre dormido soltó un quejido de dolor, pero aún no despertaba. La sangre volvió a brotar del lugar, mas el alivio la calmo al ser menos a comparación de antes.
Volví a verlo, aunque esta vez tenía los ojos clavados en los suyos, tan abiertos ojos de un color extrañamente claros verde jade, aquellas pupilas rasgadas me tomaron por sorpresa haciendo que me atrapara con la mirada. Un latido y otro confundían mi ser, desapareciendo casi al instante debido a su desmayo.
Soltaba una que otra respiración. Logré volver a mantener el equilibrio y con él, los nervios se acumularon luego de tan extraña sensación.
Mas tarde
Estaba exhausta. Ya presenciaba el anochecer por la llegada de algunas luciérnagas. El minino jugueteaba divertido con ellas mientras yo trataba de mover el gran cuerpo casi impecable a un lugar más tranquilo luego de limpiarlo un poco.
—Es hora de la cena, Happy. —Limpié mis manos llenas de sangre y fui por mi pequeño amigo. La chimenea logró prender a pesar de la leña húmeda así que el ambiente era sumamente acogedor.
Esta vez el cielo estaba más claro que las demás veces. Innumerables estrellas brillaban a lo lejos y hoy no había luna.
Happy se mostraba cansado que decidió acurrucarse en un pequeño mueble quedándose al instante dormido. Sus inaudibles ronquidos eran tan tiernos y calmados.
Aún pensaba en aquella mirada tan penetrante de esta tarde, por un momento pensé que lo había imaginado, pero saldría de dudas cuando aquel muchacho despertara.
—Es hora —Sacudí la cabeza dejando de pensar en eso y tomé mis cosas para una ducha al aire libre en el pequeño río que quedaba a unos metros de casa. Una vez sostenida la antorcha, me disupe de ojear los alrededores y dada mi soledad, continué con tranquilidad.
Con las piedras bien acomodádas en donde siempre tomaba un baño, use un pequeño hueco al lado llena de pequeñas ramas encendiendo una fogata solo para mí.
Era simplemente perfecto y reconfortante, las estrellas iluminaban todo, unas mas brillantes que otras. Aveces pensaba como sería ver todo desde ahí arriba, pero luego recuerdo que una simple humana no podria ser capaz de algo así.
Un leve suspiro fue acompañado de una fría brisa haciendo que las hojas suenen delicadamente provocando temblores en mi espalda y hombros.

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Mundos Distintos
Acak-¿Crees en mis palabras? -Yo, tengo miedo -Sentí algo por tí. Una bestia que llega a querer a una simple humana en mi mundo, es un pecado -Es injusto -El destino es injusto. Lucy