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Mi logro se había cometido. El abuelo estaba mucho mejor de lo que había pensado y el invierno ya casi llegaba a su fin. Era hora de comenzar a empacar algunas de mis cosas, ahora mas que nunca deseaba irme de este doloroso lugar. Comenzar de nuevo era mi nueva meta

No estaba al tanto de la hora, pero el atardecer ya se había despedido y estaba muy agotada. Los ojos me dolían

-Mientras antes, mucho mejor -Caí rendida en las patas de la pequeña camita

Observé en la ventana, una hermosa luna

Sentí otro punzón en el corazón, haciendo que baje mi mano de inmediato

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Sentí otro punzón en el corazón, haciendo que baje mi mano de inmediato. ¿Que era eso?

Salí de la pequeña cabaña con una cobija, por mas frío que sintiera  mi cuerpo, el interior quemaba. La soledad se volvía una pésima compañía. Respiraba con dificultad, creo que solo necesitaba un baño

Suspiré muy de fondo y busqué agua. Sabía que el río de al lado tenía un conducto donde se condensaba el agua

Logré transportar algunos litros y comencé a calentar el agua logrando crear una fogata. Era agradable sentir su calidez. Sangre, aquella imagen de unos momentos me tenía muy inquieta

-Esto no está bien -Pero no era nadie para evitar lo inevitable

Pasó un rato y el agua ya se encontraba muy tibia, perfecto. Saqué lo necesario. El calor del agua hacía que mi cuerpo se estremeciera, deseaba quedar así por más tiempo, aunque eso no fue posible

-¿Quién anda ahí? -Tomé la gran tela recorriendo mi cuerpo al instante, ningún hombre podía llegar aquí tan fácil. Caminé a tropiezos y casi temblando al tocar la fría nieve con los pies descalzos pero el ruido seguía oyéndose, esta vez más cerca. El corazón se aceleró por miedo, miedo a que algún degenerado estaría al tanto de mí, acechando

Uno tras otro lugar se movía, los animales tenían la piel muy delgada para salir en este frío. Iba de camino hacia atrás, buscando algún escondite. La puerta, eso buscaba. El almacén era el lugar más cercano de donde me encontraba

Abrí con dificultad y pude ingresar, tomé cualquier objeto que me sirviera de escudo o un arma para defenderme

-¡No se acerque! -Una gran silueta estaba en la puerta de donde me encontraba. Mi piel se puso como el de una gallina mientras trataba de guardar silencio pero mi torpeza me delató al hacer caer las grandes masas de desechos de abono. ¡Oh Dios!

El gran cuerpo de hombros anchos se acercó aún más de prisa, ahora solo me importaba no perderle de vista si no quería ser violada o asesinada. Puse el gran rastrillo en donde se supone que fuera su pecho logrando que se detuviera, mis ojos me traicionaban

-Solo aléjese, por favor -Las manos temblaban, si seguía así, en cualquier momento soltaría el objeto

-Lucy 

-¿Natsu? -EL miedo se apoderó de mi soltando el rastrillo y llevando mis manos temblorosas a la cara

-¿Qué haces aquí? -Había olvidado lo despistado que era pero ¿Que hacía aquí?

-Siempre fuiste tan tonto -Limpié mis lagrimas del susto de hace un momento

-Te dije que te quedaras en la aldea

-No puedo seguir atrayendo más problemas -Recordar las palabras del pequeño hicieron que mi sorpresa se convirtiera en depresión

-Lo que dijo esa mujer no causará ningún problema

-Tu prometida sospecha de mi, así como los demás que la escucharon. No sentiste las miradas que recibí de parte de ellos -Esos escalofríos aún no me dejaban tranquila

-No tienes que irte -Me quedé mas que sorprendida ante sus palabras

-¿Qué?

-Lucy, quédate con nosotros -Por qué él. por qué justo ahora me pedía tal cosa. Maldecía una y otra vez por esas palabras que habían salido de su boca

-No

-¡Cuidaré de ti! -No se trataba de eso

-El pueblo entero no me aceptará, Natsu. Somos muy diferentes -Trataba de cubrir mi cuerpo con la tela 

-Ellos no pueden negarse ante mi, soy quien manda -No podía hacer que él ocasione un caos por mi culpa

-Hicimos un trato -Levanté la mirada y solo podía ver esos ojos verdes resaltando entre tanta oscuridad

-Podemos hacer que nu-

-¡Basta! -Me limité a decir más, no quería que esto pasara de esta manera. Ambos lo sabíamos desde el comienzo. EL estar juntos no era una opción en esta vida. Él era una bestia, una criatura que nunca debí de conocer y yo, yo solo era esto, una humana común y corriente que estaba a la deriva de los demás

-Solo te ayudé por el favor que me hiciste. Me salvaste y ahora saldé esa cuenta pendiente. Es momento de irme, no me arrepiento de haberte conocido pero si de no haberme alejado en aquel momento -Recordaba el aquella noche en donde lo ayudé, esa maldita noche en donde me topé con él por primera vez, aquella noche en donde comenzó esta  historia que nunca tuvo un inicio

-¿Por qué? Te negaste a irte de nuestro lado cuando podías ¡Por qué ahora! -Me contradecía, lo sé. Pero aquella mujer tenía razón, yo solo traería problemas

-Recuerda que los humanos no son de fiar, Natsu -Aparté la mirada. Esperaba que él no me pudiera observar o no me creería en lo absoluto

-Pensé que eras diferente a ellos. No eres más que una falsa persona vestida de una buena y amable mujer -Lo sentí. Ese desprecio y odio proveniente de aquellas duras y secas palabras que alguna vez solo decían palabras dulces y cálidas 

Aquel hombre dejó el almacén, enojado y lleno de amargura que corrompía cada pedazo de su duro y delicado corazón. ¿Se había enamorado? ¿Estaba confundido? Ni él lo sabía. Cada movimiento débil de las ramas dejando caer las hojas congeladas lo molestaba, cada minucioso toque del congelado aire en su cuerpo lo irritaba. Los latidos de su ahora dolido órgano palpitante le resultaba interminable. El rechazo y supuesto engaño lo cegaban de nuevo ¿Acaso planeaba lo que años atrás había causado? Aquel tormentoso día en el que había arruinado a una familia inocente, llevándolo ha acabar con vidas inocentes logrando que el gran monstruo de aspecto destructor, bañado en llamas se tragara toda la casita. No, quería no hacerlo de nuevo pero su ira podía controlarlo en cualquier instante

***
-¿De que trato hablas?

-Tómalo como un favor, para ustedes que cazan bestias por un premio o dinero, tengo algo mejor que ofrecer

-¿Que gano a cambio?

-La ubicación de las bestias que tanto buscan

-Una traidora. Pensé que los perros salvajes podrían resultar ser mas leales

-No te equivoques, insignificante humano. ¿Aceptas?

-Bien. De que trata

-Eliminar a una rubia de ojos marrones, destruye su hogar, su vida. Todo -Aquel hombre confundido recordaba a la mujer con esos mismos rasgos. Lucy

-¡Me niego!

-Piénsalo mejor, pero el invierno se acaba y tu tiempo igual

Mundos DistintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora