-¿Crees en mis palabras?
-Yo, tengo miedo
-Sentí algo por tí. Una bestia que llega a querer a una simple humana en mi mundo, es un pecado
-Es injusto
-El destino es injusto. Lucy
Días, meses y años se aproximaron. La vejez no tardó en hacer efecto sobre todas las personas de aquel entonces. Muchos pensando que claramente el lugar en donde se criaron desaparecería así como ellos. Mas no sería posible
Los acontecimientos surgidos de aquel fatídico día resonaron en todos los lugares posibles convirtiendo el pueblo más lejano e inhóspito, en una de las grandes ciudades más visitadas
Con el transcurrir del tiempo, cada cosa o implemento se mejoraba, y junto a ellos, el desarrollo de nuevas leyes. La política resurgía en su máximo esplendor y sin mencionar la creación de nuevas cosas hechas por los humanos mismos comenzando nuevas eras. El avance de muchas cosas lograron ejercer a la humanidad y junto a ello. El dejar de creer en criaturas mágicas o fuera del pensamiento humano, ocultando algunos hechos irremediables
-¿Éstas son las tumbas? -Preguntaban unos jóvenes tan bien vestidos
-¡Si!. Nuestros tatarabuelos están aquí -O eran como los habían llamado ya que sus raíces familiares sobrepasaban los años
-Que dicen las lápidas
-En memoria de Levy MacGarden y Gajeel Redfox. Mujer y hombre destacados por el poder de la lucha entre distintas clases por el nuevo amanecer de nuestra nación
-Esto es extraño -Nadie exactamente podía entender aquellas palabras tan significativas
-Fueron ellos, es increíble -Una joven de morena tes, destacaba en la ciudad en donde alguna vez sus antecesores vivieron muchas aventuras
Por cada número de generación, las historias se convirtieron en los cuentos de cada noche y así, solo en mitos o leyendas que pasaron de familia en familia
-Madre nos contaba de sus historias
-Hermana, me hubiera gustado vivir con ellos. Así pelear con esos lobos que aterrorizaron a la ciudad -Aunque era muy obvio que con el pasar de los años, cada familia cambiara los hechos por completo, haciendo ver a las víctimas como terribles bestias
-Si -Una sonrisa sobresalió de los labios delgados de la mujer
-Volvamos a casa -En sus manos ya sía uno de los pocos recuerdos que quedaban de ellos. Una libreta
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-Oh disculpe -Indagaba entre las pocas cosas que su abuela le contaba, no hasta ser interrumpida por un hombre grande. Ella era consciente de que nadie estaba interesado en simples cuentos pero ver a tal atento caballero, logró que sus dudas sobrevolaran
-No hay problema -Su voz resonaba entre sus pensamientos. Solo pensó "Que extraño" Y olvidando aquel encuentro, ambos desconocidos, desaparecieron
La sombra de un hombre alto y extraño retumbaba entre el bosque desolado que le seguía a aquel cementerio de solo una vieja historia que para muchos posiblemente solo eran mentiras para llamar la atención
