13

1.3K 116 11
                                    

Miles de cosas pasaban por mi mente. Que haría

¿Lo había matado? Posiblemente, mis ojos estaban borrosos por el río de lagrimas que producía

-Despierta -Golpeaba su pecho sin obtener resultado

-Por favor... -Estaba agotada. Ya no me quedaban fuerzas

Acurrucada en la parte de su estómago, solo queria dormir a su lado. Sentir su calidéz que extrañamente no habia perdido. Suponía que estaba desmayado y eso me aliviaba

-No juegues así -Limpiaba las lágrimas de cocodrillo. Pequeños movimientos indicaban que estaba algo consciente

-Ya no te muevas. Descansa -Deseaba que no se fuera por un motivo. Sus patas y toda la cavidad muscular dejaron de tensarce causandome mas comodidad. El frío de la noche lograba acercarme más al cuerpo inconsciente

-Parece como si fuera la primera vez que te conocí -Sentía cierta nostalgia

Su cola se colocó en mis piernas rodeandome y produciendo calor, mientras su gran cabeza iba de mi lado. Estaba asombrada y mas calmada, creo que solo se encontraba cansado

***

Otra véz en casa... no sabía en qué momento había puesto sus manos sobre mí para devolverme a mi hogar

Posiblemente ya no estaría. Volvería a desaparecer, rendida suspiré agotada pero admitía que había dormido bien anoche

¿Sería posible volver con él? ¿Y si estaba herido? Podría ayudarlo ya que era la causante de este problema

-No. No puedo precipitarme -Iría al pueblo. Pareciera ser que trataba de no querer quedarme sola, era tan extraño

Ya había pasado más de dos demanas y no días. Levy debería estar en casa

El calor insoportable hacía que tenga un dolor de cabeza

El desolado y apacible pueblo seguía igual. Almenos deseaba no tener que ver a esa persona pero el destino es tan cruel

-¿Lucy? -Nuevamente su voz inquietante

-Vine a ver a Levy -¿Por qué tenía que contarle eso?

-No tienes por qué tenerme miedo -Sonreía lo más tranquila

-Quiero que me hagas un favor -La observé asintiendo

-Mi hermana me dijo que preparas todo tipo de medicina curativa para ella, así que desearía que hagas unas cuantas para mí -Abrí los ojos hasta donde pude

-S-si

-Mañana vendré a tu cabaña para recogerlas -¿Que planeaba?

Sin mas, se fue. Talvés ella o alguien cercano sufría de algún mal aunque no especificó que clase de mal tenía

-¡Señorita Lissana! -La mujer volteaba en una esquina pero cuando llegué, no estaba. Solo unos soldados que vestían como la mujer de cabello color sangre

-¿Una niña? -Retrocedí lento

-Ven aquí -Sus rostros me indicaban que no eran personas amables

-Sabía que este lugar casi deshabitado guardaba hermosos tesoros -La sonrisa de uno de ellos era tan terrorífico

-¿Podemos conocernos? -Otro hombre  se acercaba mucho más que el anterior

Eran gigantescos que causaban miedo de tan solo verlos. Sus ojos mostraban lujuria y sus manos intentaban contenerse de no tocarme, mientras sus sonrisas desquiciadas causaban terror

Mundos DistintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora