Capítulo 3

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Pasó cuatro años después de qué una decisión cambiara la vida de Taylor y Joan. Mas aun la de Taylor.

Días después de que Joan decidiera por fin vivir en la ciudad, Taylor y James se reunieron en el despacho de la empresa de su padre. Fue ahí cuando sin dudarlo ni un segundo y tras varias preguntas que él le hizo, ella le contó cual era su verdadera decisión. Por lo tanto, como sabían que no podían casarse y estar juntos siempre, decidieron ser felices, aunque fuese por un rato.

Allan y Clare, después de que su primer hijo hiciera los dos años, decidieron de ir a por otro bebe. Él cual nacido en noviembre después de casi dos largos años.

James y Tania decidieron de darse una oportunidad. Él decidió no hacer un informe para saber de ella. Pues sabía que, si acababa conociendo una oportunidad, tenía que conocerla como si él fuese su propio investigador. Eso sí, Tania le contó de una vieja tradición familiar y él decidió de respetarla, hasta el día en que ambos estuvieran casados. Y esa tradición era que, ella quería llegar virgen al matrimonio.

Aquel día era día de Nochebuena y antes de que llegara la gran cena con la familia, Taylor decidió de estar un rato con sus hijos y luego estar con la familia para disfrutar de la noche de noche buena y el día de Navidad.

Ella estaba en el jardín de una pequeña casa que Joan compró en la ciudad de Nueva York, jugando con sus hijos, mientras que Joan resolvía algunos asuntos de trabajo.

Ella vio a su hijo mayor de casi cinco años George José jugar con su teléfono móvil, mientras que veía a Alejandro ―su segundo hijo de casi cuatro― jugar con algunos juguetes que su padre le había regalado.

Joan apareció de pronto en el jardín y vio a su familia cómo era de feliz. Pero pensar últimamente el comportamiento tan extraño de su esposa, le hacía sospechar que sabía algo de lo que había ocurrido hace más de doce meses.

Él se acercó su esposa y en breve, le dio hay un beso en la mejilla. Por lo que decidió antes de que viniera familia, que ambos estuvieran a solas con sus hijos.

Y mientras que ellos veían sus hijos jugar juntos en breve, Joan y Taylor vieron el atardecer que tenían delante.

Pero a pesar de esos cuatro años, Taylor no aceptaba aquella decisión que había tomado. Aunque le fingiera amor a Joan, aun no sentía nada hacia el hombre que había tomado por esposo. Incluso le tenía miedo a pedirle el divorcio. Hubo ocasiones que Joan se sobrepasaba con ella y le castigaba como al principio de su matrimonio por que volvió a recaer en las drogas. Todo fue a raíz de dos rechazos y que una noche ella no llegó a casa. La escusa que ella puso, fue que estuvo con su madre que nada mas había hecho enterarse que tenía una enfermedad terminal y que no quiso dejarla sola, después de tantos años de ausencia de su padre.

Cuando la familia llego al departamento, Joan y Taylor les dieron la bienvenida. Sobre todo, a su hermano y a su cuñada. Que traía en sus brazos a su nuevo ahijado. Un bebe que había tenido hace dos semanas.

Joan también decidió de invitar a James y a Tania a comer con ellos porque le debía una disculpa por lo que ocurrió con González hace más de diez años. James acepto encantado porque quería ver a Taylor. Pues aun no se había casado con Tania. En cambio, la acompañante de James estaba un poco incomoda ante la situación en la cual se encontraba.

Cuando las miradas de James y Taylor se encontraron, marcaron una sonrisa que ambos notaron en la distancia que se echaban de menos a pesar de todo.

En cambio, Joan se llevó a Tania a su despacho. Poniéndole a todos la excusa de un negocio que tenía que ver con el padre de ella. Fue cuando algo en James y Taylor se encendió en su cabeza. Era la idea de que había algo más entre Joan y Tania. Algo que ambos no querían contarles y que tenía que ver con algo relacionado con algo que no era relación de trabajo. Si no, algo más. Como si ambos guardaran un secreto.

Cuarenta Días de Liberación (Una Noche En Verona IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora