Capítulo 16

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Joan aterrizó en Verona a las siete de la mañana. Él iba decidido a matar a James y a llevarse a Taylor a otro lugar cautiva de su libertad.

Él llegó al hotel del cual su esposa era dueña y subió a la habitación que ambos tenían para ellos cuando al principio visitaban la ciudad.

Ahí, Joan decidió de tumbarse y descansar por unas horas. Pues había tomado la decisión de ir a por su esposa cuando no tuviera nada de drogas en las venas.

Cuando estuvo completamente dormido, él comenzó a soñar con aquel pasado que tanto añoraba. Un pasado donde no había complicaciones, dónde era un niño. Un niño que mataron a sus padres años después de que supieran que sus padres se dedicaban al mundo del narcotráfico de drogas y que la familia de la mujer que amaba y la suya fueran enemigas. Algo que le impedía a Tania y a él que estuvieran juntos. Y la sombra de sus padres continuaba ahí ante él. Pues ahora el amor de Taylor le pertenecía a su peor enemigo

Joan se despertó y vio que estaba en la habitación del hotel. Se maldijo por soñar con aquellos días. Por lo tanto, decidió de tumbarse de nuevo, para dormir hasta que se le pasará el colocón de las drogas.

Pero aún así después de aquel sueño, no logro volver a cogerlo. Pues empezó a pensar en aquel pasado de manera de que ese fuese el sustento que le llevaba a vengarse de James y Taylor por haberse escapado juntos.

Taylor despertó algo sobresaltada aquella mañana. Había estado soñando el día en que Joan les había torturado a los dos.

James despertó detrás de ella y observó que su amada estaba jadeando por el susto.

Él le agarró por el hombro y comenzó a acariciárselo lentamente, diciéndole en cuestión de segundos:

―Tranquila. Era una pesadilla.

Taylor comenzó a respirar profundamente por aquella pesadilla y después voy a decirle:

―Me quieres contar que has soñado.

―He soñado cuando Joan nos torturaba a los dos.

―Vaya por Dios. Cálmate amor mío. Eso ha sido una gran espadilla.

Y para calmar le dio un beso en los labios tan profundos que olvidó en un instante que había soñado con aquel día.

Después de darle aquel beso, James salió de la cama por unos momentos y fue a la cómoda.

Cuándo regreso ante ella pocos segundos después, se sentó al lado de ella y le entregó una caja de terciopelo.

―Esto es algo que te entregué hace cinco años y que perdiste aquella noche después de morir tu padre en mi departamento. Hoy te lo entrego con el fin de aquel mismo propósito.

Taylor abrió la caja y vio el mismo anillo que James le puso en su dedo hace un poco más de cinco años. Antes de que Joan y ella se casarán.

―Taylor, aceptarías de nuevo ser mi esposa cuando pasemos las tempestades con Joan y logremos librarnos de él.

Y con un nuevo brillo en la mirada, Taylor le respondió:

―Sí. Claro que te acepto James.

James volvió a besar a Taylor tan apasionadamente que no midió el tiempo para ello.

Después de aquel beso, James fue a ordenar a sus sirvientas que hicieran los desayunos. Y cuando regresó al lado de Taylor, ella ya se había metido para la ducha.

Por lo tanto, el espero a que ella saliera de la ducha y James comenzó a probar bocado.

Cuando ella salió de la ducha, observó que James solo sabía mirarla. Pero supo que esa mirada era por el amor que sentía hacia a ella.

Cuarenta Días de Liberación (Una Noche En Verona IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora