Capítulo 8

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Taylor comenzó a despertar lentamente, mientras que pensaba en los dos orgasmos que había tenido el día anterior con el hombre que amaba.

Cuando se giró hacia el lado contrario del cual había dormido y se había despertado, observó que James estaba dormido. Por lo tanto, Taylor le tocó la cara suavemente. Pero James no se despertó.

Taylor se levantó de la cama y fue a ver la hora en su teléfono móvil.

Cuando tuvo el teléfono en las manos y lo encendió, observó que tenía varias llamadas pérdidas de Joan. Y al mirar la hora se dijo a sí misma que se había quedado dormida y que no había llegado a casa la noche anterior para no hacer sospechar a su marido. Algo que sabía que en esos momentos en los que entrase por la puerta del departamento de Joan, le traería muy graves consecuencia.

Por lo tanto, Taylor comenzó a vestirse rápidamente y en pocos segundos salir corriendo del departamento para ir al de Joan. Pero antes le dejó una nota James en el cual le cita va en la empresa de su padre para explicar el motivo por el cual salió corriendo tan temprano.

Cuando llegó al departamento de Joan, observó en silencio que había. Por lo tanto, decidió de quitarse los zapatos y subir las escaleras sin hacer ruido.

Cuando estuvo en las escaleras de la parte de arriba, se topó con alguien. Cuando vio la cara de Joan, Taylor trago saliva y comenzó a temblar en pocos segundo.

Ella se percató de que Joan no había dormido en toda la noche. Que estaba bebido y drogado. Eso lo hizo tener más miedo a lo que podía hacerle por no dormir esa noche en el apartamento.

Joan cogió por el brazo a Taylor y la llevó hasta la habitación que compartían juntos. Pero ella no forcejeo. Pues sabía que Joan podría sospechar de donde había estado.

Cuando entraron en la habitación unos segundos después, Joan cerró la puerta e hizo que mirase a los ojos.

―¿Dónde estuviste toda la noche Taylor? ―le preguntó Joan furioso.

―Me quede dormida en la oficina ―mintió ella―. No sé en qué momento lo hice, pero he despertado en la silla del escritorio.

Joan soltó del brazo a Taylor y llevándose las manos a la cabeza, él dijo:

―No me mientas. Sabes que…

―Joan, estas borracho y drogado. Parecer ser que el alcohol te hace ver cosas que no son.

―Tú amas aun a James. Lo sé. No te castigaría el día de navidad si no fuese así. Me lo contó Miryam.

―Sí hubiese amado a James no estaría a tu lado en estos momentos.

―Por favor, no te creo. Tú sigues a mi lado por nuestros hijos. Si no, ya me hubieras abandonado.

―Lo hubiera hecho, si. Pero aun estoy aquí, ¡no!

―Pues aun así, sigo sin creerte.

Ambos se miraron a los ojos y Joan por la ira, le pegó una bofetada a Taylor.

Cuando miró a Taylor en segundos y que esta volvió a mirarle con desprecio, él se marchó. Ya que sabía que había obrado mal con darle aquella bofetada a su esposa.

En cambio, Taylor se quedó sin palabras y fue a darse una ducha.

Cuando salió de la dicha, ella se vistió y fue a ver a sus hijos.

Estuvo con ellos varios minutos y se marchó en breve, a trabajar. Pues sabía que llegaba tarde. Pero también tenía una cita con James en su despacho.

Cuarenta Días de Liberación (Una Noche En Verona IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora