Capítulo 23

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Al día siguiente, trasladaron el cuerpo de Joan desde la morgue a un avión rumbo a Nueva York.

Taylor, Tania y James iban avión sin decir palabra alguna.

Taylor, iba pensando en cómo darles las noticias a sus hijos. Algo que sabía que les dolería bastante y que te darían un tiempo en superar. No dejaría que ellos se rindieran en sus estudios y fueran los buenos chicos que su padre no fue.

A las pocas horas de llegar a Nueva York, llevaron el cadáver de Joan al tanatorio municipal de la ciudad. Ahí lo estuvieron velando.

Durante el velatorio, Taylor les estuvo diciendo a sus hijos que su padre había muerto intentando salvarle la vida junto a James porque un hombre malo le había secuestrado. Aunque fuera mentira. Les estuvo diciendo que aunque no lo hubiera más, podrían ir a llevarle flores y hablar con él aunque no le respondiera. Después de contarle aquello, Taylor llevó a sus hijos a comprar un helado para que no pensaran en lo que estaba pasando.

Al día siguiente, enterraron junto a sus padres, el cuerpo de Joan. Y ahí, por fin Taylor puedo enterrar un pasado del cual no quería recordar. Aunque le metiera sus hijos con algo que no paso. Algo que solo James, Tania, Taylor y los demás sabían.

Después todos se marcharon del cementerio y Taylor hizo como que nada pasó horas antes. Pues no quería recordar nada de esa vida junto al Joan. Una vida que fue un completo desastre. Eso sí, Joan le dio lo mejor que ha tenido. Sus hijos.

James y Taylor llegaron al departamento de este y, Howard le había preparado un té a ella y una copa de licor a él. Pues sabía que ambos estaban exhaustos por lo que acababa de pasar. Algo que nos explicó cómo había sucedido tan rápido. Pero que sabían que todo ocurrió por los actos de un hombre que estaba completamente enamorado de una mujer que no podía corresponderle.

Después de que Taylor acostar a sus hijos, James y Taylor fueron a la habitación que compartían cuando estaban juntos lo mismo departamento hace años y ahí hicieron el amor para poder olvidar lo que habían vivido últimamente.

Pasaron tres meses después.

Taylor estaba junto a sus familiares para ahora recibir a un abogado que Joan contrato antes de morir. Esto lo había citado para leer el testamento de su difunto marido. Y ella estaba en contra de lo que Joan había hecho antes de morir. Pero ella no entendía como había logrado hacer un testamento sin que ella lo supiese. A lo mejor lo hizo la noche antes de morir y ella no lo supo.

Con el abogado de este, Taylor y James estaban reunidos. Estaba nerviosa por lo que estaba a punto de pasar. Pero no tenía miedo a nada.

―Bien, señora Thompson. Voy a leer la última voluntad de señor Thompson. Y lo que está aquí escrito, es algo que no podrá rechazar. Pues la última voluntad de Joan fue que lo que se estuviera escrito en el testamento si quedarse tal y como está ―dijo el abogado.

―Pues no sé qué es lo que Joan ha puesto en ese testamento. Pero a mí no me concierne nada. Solamente a sus hijos.

―Es por eso por lo que le he mandado a mandar señor Thompson.

Hizo una breve pausa.

―Voy a leer el testamento.

El abogado hizo otra pausa y después respiró profundamente. Después comenzó a leer el testamento.

Durante la lectura del testamento de Joan, Taylor estuvo escuchando las últimas palabras de su marido. Que fueron que le hacía dueña de sus negocios de la droga y también de todo el dinero que tenía en una cuenta en las Islas Caimán. Le confesó que la hizo para casos urgentes y no en ese papel le pidió de nuevo perdón dándole todo lo que un día él tuvo. Pero también quedó escrito que ese dinero se usaría para cosas buenas. Sobre todo, para que sus hijos tuvieran una buena educación y no a educación que tuvo el antes de secuestrar a Tania. Para que tuvieran una carrera y así poder ser seres humildes como Taylor.

Cuarenta Días de Liberación (Una Noche En Verona IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora