James se despertó al día siguiente y se preguntó porque no había visto a Taylor el día anterior al club que iba cada miércoles. Se preguntó en esos instantes, sí Joan se había enfadado con ella y le había castigado o algo por el estilo.
Al ver las noticias de televisión de aquella mañana, observo que algo había pasado en su hotel y vio a Taylor en la rueda de prensa. Y qué era eso lo que le mantenía ocupada.
Cuando el desayuno, le mandó a Taylor un correo electrónico desde su teléfono móvil y esperó a que ella le respondiese. Pues sabía que la hora en Italia era muy distinta a la de los Estados unidos.
Fue a ducharse, mientras que esperaba a la respuesta de su amada.
Cuando salió de la ducha, observó que aún no tenía respuesta alguna. Por lo tanto, comenzó a vestirse y después de una milésima de segundo, decidió de marcharse para poder trabajar y no pensar en Taylor. Pues sabía que sí pensaba en ella, pensaría en lo negativo y en lo que Joan podría hacerle.
Y mientras que conducía, volví a pensar en si ir a visitar a su hermana al centro de ancianos a las afueras de la ciudad de Nueva York.
Taylor se levantó aquella mañana más temprano de la cuenta. Pensó en esos problemas junto a su marido y junto a ambas empresas ―el hotel y la empresa de su padre― y en los problemas que ahora tendría que solucionar, más que la vida que tenía junto a su marido. Una vida de engaños. Pero también sabía, qué su vida también estaba completa de felicidad. Una al lado de James que volvería a repetir.
Ella se percató que Joan no estaba a su lado. Por lo tanto, no le dio mucha importancia. Pues sabía que cada mañana era casi lo mismo. Discusión o sexo.
Después de una breve ducha, Taylor se puso un vestido y en una milésima de segundo, se marchó para el hotel sin esperar a su tío.
Mientras que trabaja unas horas más tarde en el hotel, recibió unas horas más tarde un email. Cuando miro en la pantalla de notificaciones quien era, sonrió más de la cuenta.
―Espero que esa sonrisa sea porque yo acabo de llegar ―escuchó ella y borrando el correo, miró a Joan. Que estaba ante ella.
―En realidad no ―respondió ella―. Sonreía por que había visto la foto de nuestros hijos en el fondo de pantalla.
Hicieron una pausa. Por lo tanto, Taylor se vio obligada a preguntar:
―¿Qué haces en el hotel? Pensé que habías ido con Miryam a pasear a nuestros niños.
―En realidad fui a resolver unos asuntos que tengo aquí en Verona. Con un narcotraficante.
―Vale. No quiero saber esos asuntos.
―Perfecto entonces.
Hicieron otra pausa.
Joan se metió la mano en el bolsillo izquierdo y sacó de ahí, un sobre. El cual, se lo entregó a Taylor.
―¿Qué es esto? ―preguntó ella.
―Unos billetes de avión para irnos hoy para Florencia.
―¡Florencia! Y, ¿por qué este detalle conmigo? Es por lo que paso anoche en la habitación.
―No me arrepiento poseerte como lo hice anoche. Solo que es un regalo. Porque eres mi esposa y te amo a pesar de todo.
―No creo que me ames. Si no, jamás hubieras vuelto a caer en las drogas Joan.
―Eso es mi problema ―dijo algo furioso―. Así que, coge tus cosas y vayámonos a ese viaje.
―Va bene.
Hizo una pausa que duro unos segundos.
―Voy a buscar mis cosas y nos vamos.
―Va bene ―dijo él.
Taylor fue a recoger sus cosas y después de unos minutos de espera, se marcharon hacia el aeropuerto.
Y mientras que esperaban la hora de salida, Taylor pensó en el email que James le había enviado. Uno el cual borró para que Joan no sospechase. Y pensó que le escribiría cuando regresaran a Nueva York.
Allan se levantó aquella mañana y pensó en que no iría a trabajar. Que saldría a pasear con su esposa y con sus hijos. Pues hacia algunos meses que no lo hacía con ellos.
Mientras caminaban por el centro comercial, vieron la noticia de un robo en un hotel de Verona y pensó en su hermana. Pero dejó de hacerlo, cuando uno de sus hijos se calló y comenzó a llorar.
Cuando Clare y Allan vieron que el niño estaba bien, continuaron su paseo por el centro comercial. Ya que Clare tenía que comprar varias cosas para el departamento.
Pero Allan, no dejo de pensar en la noticia que vio sobre el hotel de Verona. Una noticia que sabía que le afectaba un poco a la empresa de su padre y que tarde o temprano podría pasarle factura. Aunque sabía que la factura más cara era, que Taylor se viese a escondidas con James sin que Joan lo supiese. Algo que tarde o temprano se la cobraría tarde o tempano.
Joan y Taylor llegaron a Florencia tres horas más tarde.
Él quería pasar un rato a solas con su esposa sin tener a sus hijos a su lado y ella solo quería regresar a Verona porque lo único que quería era estar con sus hijos.
Cuando llegaron a la Galería de los Uffizi, comenzaron a ver todos los retratos de Sandro Botticelli.
Taylor estaba asombrada. Le gustaba mucho el arte, pero nunca había contemplado las pinturas de un gran pintor del renacimiento de cerca. De niña siempre soñó con ir a Florencia y ver los cuadros. Pero nunca se dio la oportunidad. Pues cuando se marcharon a América, ese sueño desapareció por completo. Más aun cuando después comenzó con sus estudios.
Joan observó a su esposa por primera vez observar algo con tanta belleza. Y nunca le había visto estar tan tranquila con él en un lugar así.
Unos minutos después, él se acercó a su esposa y abrazándola unos segundos después; ambos observaron los cuadros juntos.
Cuando salieron de la Galería, ambos fueron a cenar juntos a un restaurante de la ciudad.
Al sentarse ambos en una mesa, Taylor completó la decoración italiana que tenía delante. Algo que también le dejó sin palabras.
Cuando terminaron de comer una hora más tarde, ambos decidieron irse de nuevo a Verona. Pues aun así, Taylor no quería quedarse de nuevo a solas con su marido. Pues aun temía por su vida. A pesar de todo lo que Joan intentó redimirse, no pudo. Pues aun así volvió a recaer en las drogas que tantas veces le hicieron caer antes de casarse con ella.
Una hora más tarde, cogieron un vuelo privado de nuevo hasta Verona. En el cual, Taylor se quedó dormida completamente. Por lo tanto, Joan le arropó.
Y cuando bajaron del avión, Joan cogió en brazos a su esposa y después la montó en su coche. En cual, la llevó hasta que llegaron a casa de Carlo y después la llevó hasta la habitación. Donde la puso encima de la cama, donde la dejó descansar.
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Cuarenta Días de Liberación (Una Noche En Verona IV)
Fiksi RemajaTras marcharse sin dar una respuesta a sus sentimientos, Taylor regresa mientras que su hermano celebra su matrimonio con Clare. Y sabe que la respuesta que da en esos momentos, va en contra de su felicidad. Tras algunos años de matrimonio, las cosa...