☁ Fourteen ☁

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El peliazul dio la vuelta al auto y subió del lado del copiloto, pasando la mochila al asiento trasero.

– Hola...Conejita –sonrió.

– ...Ayato... –murmuró. Sacudió la cabeza.– No me digas así, era la forma en que me llamabas antes.

– Lo sé, pero me gusta decirte "Conejita". Eres mi Conejita.

– Basta –pidió.

– Te ves bien con uniforme, Conejita. Te veías bien con tu uniforme escolar y con el de la cafetería, y el de la universidad también te queda bien.

– Ya basta –frunció el ceño.– ¿Qué quieres? ¿De qué querías hablarme? Hazlo rápido, debo ir a trabajar.

– Quiero arreglar las cosas contigo, Tn. Ya te lo dije, no debí haberte tratado mal, fui un idiota y todo eso.

– Sí, sí. Ya me diste ese "discurso".

– ...Te estás volviendo muy fría. Salir con esa paloma te hace mal.

– No es cierto. Él es amable y lindo conmigo, me trata como a una princesa...tú me haces mal, Ayato.

– Lo lamento mucho, de verdad.

– Ayato...las palabras son sólo eso, palabras, se las lleva el viento. Yo...no sé que podría ocurrir si vuelvo contigo. No quiero volver a pasar por todo eso de nuevo, tener más cicatrices y volver a sufrir...No quiero, Ayato...

– No lo haré de nuevo –tomó sus manos.– Te quiero, lo sabes...Te amo. Haría lo que sea para que me perdonaras, sólo dímelo y lo haré.

– ... –negó con la cabeza.– No. Ayato, yo...Basta, por favor –pidió, mientras sus ojos se cristalizaban.– Sé que vienes por mí sólo porque tu novia está encarcelada. Sé que no me amas, que sólo quieres jugar de nuevo conmigo...Por favor, detente. No quiero seguir con esto, no quiero ser tu juguete...Detente...

– Tn...

– Déjame, por favor. No quiero que me ilusiones con palabras bañadas en miel y luego me dejes de nuevo como una estúpida...No quiero...

– ...

La chica sollozó y secó sus lágrimas rápidamente.

– Bájate, por favor –pidió.

– Tn...

– Debo ir a trabajar, me harás llegar tarde. Vete. Por favor, sólo bájate y vete. Déjame de una vez.

– ...Sí.

El chico tomó aire y bajó del auto. Tn sollozó de nuevo y secó sus lágrimas, arrancó el auto y comenzó a conducir, alejándose con algo de prisa del lugar. Ayato suspiró, sintiéndose terrible por haber hecho llorar a aquella chica que aún tanto amaba.

[Semana siguiente]

Tn había decidido no contarle a Hajime de su último encuentro con Ayato, pues no quería preocuparlo o ponerlo celoso ya que últimamente estaba teniendo más trabajo de lo habitual, y por ende, más estrés.

Hajime salió del CCG y subió a su auto, dirigiéndose a la cafetería :re. Estacionó y entró al café.

– Bienvenido –saludó.

– Hola Touka –sonrió, acercándose a la barra.

– ¿Lo de siempre?

– Por favor –asintió mientras se sentaba.

– En seguida –sonrió.

La peliazul se giró para preparar el café.

– Por cierto, Tn vendrá más tarde, dijo que tenía que quedarse un momento luego de su clase para consultar algunas cosas.

– Comprendo, está bien. Aprovechando que ella no está...quisiera hacerte algunas preguntas.

– ¿Uh?

La chica giró la cabeza para mirarlo con curiosidad.

– ¿Preguntas?

– Sí. Sobre tu hermano y...la relación que tuvo con Tn.

La peliazul se sorprendió ante aquello y giró completamente, para mirar al rubio de frente.

– ¿Sobre...Ayato...?

– Sí. Descuida, no estoy tras él ni es por nada del CCG –la calmó.– Sólo...quiero saber algunas cosas.

– ...Ah...D-De acuerdo. Ahm. Prepararé tu café y lo hablamos.

– Bien –sonrió.

Touka preparó el café y lo sirvió al rubio, luego se recargó sobre la barra. Hajime dio un sorbo a la bebida y sonrió.

– Me encanta este café –rió.

– ¿Por qué quieres saber sobre Ayato recién ahora? –preguntó curiosa.

– Porque él se ha estado encontrando con mi Kitten recientemente.

– ¿Con Tn?

– Así es.

– No lo sabía. Ella...no me dijo nada.

– La ha alterado mucho, incluso ha llorado por eso.

Touka frunció el ceño con preocupación y sintiendo lástima por su amiga, no sabía que ella podría alterarse tanto con sólo ver al peliazul.

– Pobre Tn...Hm. ¿Qué necesitas saber? ¿Cómo alejar a Ayato de ella?

– Quiero que me cuentes sobre lo que sabes de esa relación tóxica que tuvieron...a más detalle.

– ...De acuerdo.

– Te escucho.

– La primera vez que la vi fue cuando ella y Ayato irrumpieron en Anteiku para llevarse a Kaneki, ella parecía muy apegada a él, y él...era un idiota. Conocí mejor a Tn porque ella me buscó, sentía curiosidad por mí y me buscó ya que Ayato no quería hablarle de su familia. Hablamos de él y de algunas cosas tribales, me contó que él la salvó y la entrenó. Recuerdo que una vez que la encontré llevaba un pañuelo, y cuando se lo quité vi que tenía el cuello rojo, Ayato...la había ahorcado en un arranque de ira. Una vez la vi con un cubre-bocas, me dijo que era porque estaba enferma, pero en realidad era para ocultar un moretón en su mejilla. Tn siempre lo defendía, decía que él no la golpeaba y sólo gritaba si estaba molesto, o que los golpes se los ocasionaba ella por accidente, pero sabía que no era cierto. Ayato le gritaba y la golpeaba, la obligaba a pelear o la mandaba a hacer sus cosas, la ahorcó al menos una vez, le revisaba el teléfono y no la dejaba salir sin su permiso, era muy controlador.

– Es un... –chasqueó la lengua y bebió.

– También...ella dejó de verme y hablar conmigo sólo porque él se lo pidió...bueno, más bien se lo ordenó.

– Ya veo.

– Él le hizo creer que no necesitaba amigos ni a nadie, sólo a él. La manipulaba mucho, ella sólo quería ser la "novia perfecta".

– "Novia perfecta", ah...

– Sí. También...no sé si Tn te contó sobre esto, pero...estuvo a punto de acostarse con él en varias ocasiones.

– ¿...Perdió su virginidad...con él?

– Sí. Fue...la noche antes de lo que pasó aquí en el Distrito 20...en Anteiku.

– Bueno...Hablando como hijo de una abogada y Decana del Departamento de Leyes, en ese entonces Tn tenía 14 y Ayato 15 años, así que es algo legal, pues la edad mínima para tener legalmente relaciones sexuales con consentimiento es de 13 años; aunque no sea lo moralmente correcto. Y...hablando como su novio actual, esto me da celos, ella jamás me dijo que había perdido su virginidad con él.

– Lo siento. Debió ser ella quien te lo contara.

– Está bien. Hablaré con ella en la noche –bebió.– Gracias Touka.

– Claro –asintió.

Yuanfen ☁ Ayato KirishimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora