☁ Thirty-two ☁

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– Bien, entonces... ¿Tú vas por Hinami y yo por Akira?

– ¿Te parece si...voy yo por Mado?

– ...De acuerdo. Adelante.

Tn bajó las escaleras, ingresando a la cafetería, viendo a Hajime y Touka allí. Ambos la miraron.

– Oh. ¿Lo harán hoy?

– Sí. ¿Quieres venir?

– ¿Está bien si los alcanzo después?

– Claro, no hay problema Kitten –sonrió.

– Estaremos en el parque, con los niños.

– Bien –sonrió.

– Entonces...nos vemos luego.

– Claro.

– Te veo al rato, Kitten –se acercó a ella y besó su frente.– Ten cuidado si sales –sonrió.

– Sí. Suerte, a ambos.

– Gracias.

Touka y Hajime salieron de la cafetería, y una vez fuera, ambos tomaron caminos diferentes. La peliazul fue por Akira, y el rubio por Hinami.

[Distrito 19]

El rubio ingresó a la antigua base de Aogiri, sabía que la castaña se encontraría allí pues Touka se lo había dicho. Ingresó a una sala y se cruzó con Ayato, quien frunció el ceño con confusión al verlo.

– ¿Qué haces aquí?

– No vengo por ti, vengo por Fueguchi. ¿Dónde está?

– ¿Qué quieres con ella?

– No te pongas a la defensiva, tu hermana me envió por ella.

El menor levantó una ceja, aún confuso.

– Trataremos de que ella y Akira arreglen sus problemas. Un favor a Kaneki.

– ...Entiendo. Está en la habitación de al lado.

– Ok.

El peliazul se hizo a un lado, dejando pasar al mayor. Hinami estaba sentada en un banquillo, observando el suelo pensativa.

– Fueguchi –llamó.

Ella giró rápidamente al oír aquella voz, y en cuanto divisó al rubio se levantó.

– Hajime-kun... ¿Qué haces aquí?

– Touka me envió por ti. La veremos en el parque...con Akira.

– ...Oh...Entiendo...

– ¿Vamos?

– ...Sí –asintió.– Está bien.

Ayato entró, llamando la atención de ambos.

– ¿Estarás bien? –preguntó a la fémina.

– Sí, tranquilo –sonrió levemente.

Hinami y Hajime salieron de aquel edificio, subiendo al vehículo del chico para dirigirse al Distrito 20.

[Distrito 20]

Akira estaba en cama aún, pensativa. De pronto, su gatita, Maristella, se agitó un poco, lo que llamó su atención.

– ¿Qué sucede, Maristella? –preguntó curiosa.

A la puerta se asomó Touka, golpeando levemente para llamar la atención de la rubia.

– Te has curado, ¿No? –dijo ella.– ¿Podemos hablar un poco, Akira Mado?

Yuanfen ☁ Ayato KirishimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora