Capítulo 1: Un buen día para empezar

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Calle se despertó, bostezando mientras dejaba que su mano izquierda recorriera el lado de la cama, la cual se encontraba vacía. Llevo su mirada hacia esta, y se percató que se encontraba sola.

– Ya se fué – Suspiró, agotada quitando la sábana de su cuerpo, dejando este al descubierto, sintiendo el frío de la madrugada.

Su móvil sonó, al instante la pantalla se encendió dejando ver unas cuantas notificaciones.

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Facebook: Sebastián ha subido una nueva foto

Twitter: Lele Pons a retweeted

Instagram: Pochosaurus a comenzado a seguirte

Hundió los hombros, desinteresada de las notificaciones, y arrojándo el móvil a la cama, antes de dirigirse al baño, para hacer sus necesidades, y lavarse los dientes.

Una vez terminó, se dió una ducha rápida y salió, buscando la toalla que había dejado tendida en un gancho. Una vez la sostuvo, su móvil volvió a sonar, dejando ver la pantalla encendida, y la notificación de un mensaje por Instagram.

Está levantó una ceja con intriga, y camino hacia su móvil, sentándose en la cama, mientras cubría su cuerpo con la toalla, pulso la notificación.

Pochosaurus: Hola nena 👅

Al momento que Calle iba a contestar, la alarma del reloj sonó, dejándola saber que iba tarde para la universidad. Sin más arrojó el celular hacia el lado, y comenzó a buscar la ropa.

Se consiguió una camisa blanca, con el diseño de "Supreme" escrito en el, unos mahones color crema de nene, y unas Nikes blancas. Tomó su mochila, con el diseño de muchos pugs, en color rosa, antes de agarrar su celular, guardarlo en el bolsillo, y salir de la habitación con prisa.

Una vez llegó a las escaleras, brincando por la barandilla a mitad de estás, para cortar camino, se percató que Sebastián se había llevado su auto, ya que el del chico se había dañado.

– Joder, se me olvidó que le preste el auto hoy a este – Esta gruño, tomando las llaves de la casa, y saliendo de esta, cerrando la puerta a sus espaldas.

Comenzó a correr, hacia la parada de la esquina, para ver si estaba a tiempo para coger el autobús. Al llegar, se detuvo controlando un poco su respiración, maldiciendo al ver como su medio de transporte se alejaba.

Volvió a gruñir, corriendo hacia la dirección del autobús, decidiendo tomar un atajo, por un callejón, por el cual tuvo que brincar una verja, y subir una pared de cemento, llegando al techo de una de las casa, para continuar corriendo por encima de estas, ya que habían varias juntas, llegando a un puente, que dejaba cruzar la calle, para llegar a la próxima parada.

Al llegar, el autobús se estacionó, dejando abrir las puertas, para que está entrará. Una vez entro, observó el letrero de las próximas paradas, viendo que ninguna la dejaba cerca de su universidad, una vez este ya había arrancado.

– ¡VOY AL LADO EQUIVOCADO! – Está grito, haciendo molestar a varios pasajeros.

Volviendo a maldecir, molesto al conductor para que se detuviera, dejándola a una hora lejos de su universidad, con la prisa, salió corriendo nuevamente, buscando un Taxi, el cual encontró.

– Disculpa, señora, pero necesito ese Taxi – comentó al ver que otra persona se dirigía a este.

La chica del cabello azul la miró incrédula – ¡ERES UNA DESGRACIADA! – La mujer grito, cuando el vehículo ya se estaba alejando.

La chica dejó salir un suspiro de alivio, al llegar y ver que la sustituta aún no había llegado.

– ¿Amor, que te paso? – Sebastián preguntó, sorprendido, observando lo agotada que se encontraba la chica, y lo sudada.

Calle, no se sentía de humor, pues el sudor no era algo que a ella le agradaba, tan temprano en la mañana, y mucho menos con ropa blanca. Está levantó la mano, haciendo que el chico se callará, continuando hacia el baño de las chicas.

Una vez entro, encendió la pluma, dejando que el agua saliera, para mojar su mano y limpiarse la cara.

– Y yo pensé que yo tenía un mal día – La voz de Alba llamo su atención.

Calle levanto la vista, viendo que la chica tenía una servilleta en la mano, para ella.

– Nadie me gana hoy – Calle burló, tomando la servilleta.

Las chicas venían conversando, ya que Calle le iba contando cómo fue el empezar de su día, antes de entrar al salón.

– ¿Que más me puede pasar? – Está comentó abriendo la puerta del aula, dejando ver a una mujer, parada al frente de la pizarra, con el pelo azul destacando – Para que hable – está susurró, viendo como la mujer, la observaba, levantando una ceja.

11:11 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora