Capítulo 8: Pérdida

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El chico bufó, relamiéndo su labio superior, incrédulo a lo que había escuchado – Eso es imposible, habrás leído mal – Este comentó caminando hacia ella y quitándose la camisa.

Está levantó una ceja – ¿Ahora soy mentirosa? Eso fue lo que ví, ella tenía serendipia escrito en el brazo – está comentó.

Este gruño – ¿Que? ¿Tan mal te tengo que ya ves cosas que no son? ¿Quieres dejarme? Que estás buscando tantas excusas? – Este finalizó, mirándola serio, frunciendo la nariz.

– Ya estás inventando cosas – Está comentó con fastidió levantándose de la cama – Iré a dormir en el otro cuarto – Finalizó pasando por el lado del chico.

El chico la tomó por el brazo, con un poco de fuerza, jalando la hacia atrás nuevamente a la cama.

– Aún no hemos terminado de hablar – Este comentó con brusquedad, trepando se encima de la chica.

– ¡Sebastián! ¡Dejame ir! – Está sollozó golpeándolo en el pecho.

El nombrado no hacia caso, hasta que Calle, dejó salir una que otra lágrima, que fue cuando el volvió en sí, retrocediendo.

– Lo siento Calle – Este comento arrepentido, viendo las marcas rojas en el brazo de la chica.

Calle no comentó nada, a lo cual se levantó de la cama, tomo su móvil, y las llaves de su carro.

– Calle, espera, lo sien... – Este había intentado sostenerle el brazo, pero la chica la evadió con rapidez.

– No me toques – Fue lo último que comentó sin mirarle a la cara, tomando su abrigo y saliendo de la habitación, continuando con bajar las escaleras y salir de la casa.

Se montó en el carro, escuchando e ignorando lo que decía Sebastián, molesto. Una vez lo encendió, puso su móvil con Bluetooth, y busco una de las canciones de Linking Park - Numb, subiendo el volumen.

Está sacudió la mano de despedida, alejándose de la casa, para quién sabe dónde, dejando que la música se apoderada de ella, no veía muy bien hacia donde iba, por lo cual simplemente se dejo llevar. Pasaron varias concojones antes de que su celular sonara con el ringtone de un mensaje, una vez dió las 11:11 de la noche. Calle estacionó el auto a la orilla de la carretera, observando a su alrededor, viendo la calle oscura, ni un alma presente, excepto la luz de su auto. Desvío su mirada hacia el móvil y lo sostuvo en mano.

Pochosaurus: Hola hermosa 👅❤️

« ¿Quien diablos eres Pochosaurus? Desde que me enviaste esa solicitud de amistad, mi vida a dado una vuelta  confusa » Está pensó observando el mensaje, decidiendo arrojándolo hacia el lado.

Observo nuevamente a su alrededor, y negó con la cabeza – Ni siquiera sé dónde estoy – comentó dejando salir un suspiro, volvió a tomar el móvil, y le contestó.

DanielaaCallee: Sí, Hola ¿Que quieres?

Pochosaurus: No tienes que ser tan fría, ¿Te pasa algo?

DanielaaCallee: Ahora mismo me encuentro perdida.

Pochosaurus: Usa el GPS

DanielaaCallee: Yo no entiendo esa cosa, lo que haré es perderme más.

Pochosaurus: está bien, enviame tu ubicación por Whatsapp.

Calle hizo lo pedido, observando luego hacia al frente.

« Ni siquiera la conozco en persona, y ¿Si es alguien mala? ¿Una asesina talvez? Calle ya lo estás sobre pensando... Y ¿Si es un viejo lesbiano que me viene a secuestrar? » 

Ella sonrió, rodando los ojos a su ridiculez – No puedes tomarte nada serio ¿Verdad? – Se preguntó a si misma.

« Mamá, quisiera saber la razón por la cual hay dos personas con la misma palabra, pensé que eso no podía ser cierto, ¿O me estoy volviendo loca? » 

« Significa que si hay tres personas con el mismo nombre... ¿Una se queda sin alma gemela? ¿Una morirá sola? Por dios, de seguro seré yo, ellos dos harían tremenda pareja, ambos son guapísimos, son populares a su forma, parecen modelos! Mientras yo... Yo no llego ni a sus talones, parezco una patata, ugh, no sé que es lo que está pasando »

Calle se estaba volviendo loca, al no encontrar el botón para apagar sus pensamientos, antes de ser atrapada bajo guardia por una luz que se acercaba, a dónde ella se encontraba.

El auto se estacionó detrás del de ella, alguien bajando se de este, y caminando hacia la ventana del conductor, tocando tres veces en el cristal. Calle luego de unos segundos decidió bajar la ventana, quedando se boquiabierto al ver quién era.

11:11 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora