Capítulo 38: Cuidado a quien amenazas

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Poché volvió a su salón, retomando las clases que tenía que dar ese día, mientras corregía uno que otro trabajo que ya había dado, esperando con ansias que llegara la hora para terminar la odisea escolar.

Está dejó salir un suspiro, quedando poco tiempo para la llegada del último periodo. Tenía los codos recostados en el escritorio, su frente en sus manos, mientras escuchaba a los estudiantes caminar por los pasillos, y el bullicio que estos dejaban. Sus ojos se giraron en irritación al escuchar la voz de aquel individuo que le daba instintos asesinos, sin despegar la mirada de su escritorio, sintió como este se acercaba.

- ¿Que tú tienes con Calle? - Este comentó molestó, deteniéndose al lado del escritorio.

La peli-azul levantó la vista, dejando ver, parte del chico, levantando una ceja. A este se le notaba molesto mientras la observaba expectante.

- Ella es estudiante y yo su profesora, no hay más nada aparte de eso - Está comentó con un tono bajo, pero con autoridad.

Este bufó - ¿Que me ves, cara de pendejo? - Este comentó furioso.

- Mejor me guardaré el comentario, no creo que en verdad quieras que conteste eso - Poché contestó desinteresada, estirándose en su asiento, escuchando un satisfactorio crujido en su espalda, a causa de sus huesos.

Este gruño, llevando sus mano y golpeando el escritorio, acercando su rostro al de la profesora - No sé que es lo que te traes con Daniela, pero déjame dejarte algo en claro, ella es mi novio, ella es mía, y jamás vas a llegar a más con ella - Este murmuró, veneno en sus palabras, mientras su mirada solo expulsaba dagas de odio hacia la peli-azul.

La peli-azul sonrió de lado, mientras observaba al chico - Un chico como tú, viene a decirme lo que puedo y no puedo hacer - Está sonrió - Vaya como el respeto a los adultos se ha ido al carajo - se levantó de su silla - Déjame aclararte algo jovencito, el hecho de que me vea tranquila, y mi estatura no sea de intimidar, el diablo tiembla cuando yo despierto - Está dejó en su rostro dibujar una sonrisa maliciosa, sus ojos oscureciendo se - Además - le dió la vuelta al chico - Mientras tú me peleas, a tu novia grita mi nombre de placer hasta en sus sueños - Está terminó, llevando su mirada hacia donde Sebastián estaba parado.

Sebas apretaba sus puños, sus nudillos tornándose blancos, mientras mordía el interior de su mejilla, sintiendo la sangre que producía; una vena se le era visible en el cuello a causa de la rabia que tenía por dentro, una que cada vez se ponía más hambrienta, de golpear a la mayor.

- Que tengas un lindo día Sr. Villalobos - La peli-azul volvió a su tono profesional, sentándose nuevamente en su silla, mientras desviaba su mirada hacia el escritorio retomando los trabajos de los cuales había tomado un descanso.

- Haré tu vida miserable - Sebastián murmuró para si mismo, antes de caminar hacia la puerta.

Una vez la mano del joven tocó la perilla de esta, la profesora aclaró su garganta, llamando la atención del muchacho.

- Espero que sepas el árbol que estás intentando de escalar - Está sonrió de lado, sin mirarlo - No vaya a ser que te agarres de una rama rota - Finalizó al momento que el timbre sonaba.

Este dejó salir un soplo molesta, abriendo y cerrando con fuerza la puerta a sus espaldas una vez salió de esta, desapareciendose hacia quien sabe dónde. Poché por otro lado, dejó el bolígrafo y los papeles, dándose pequeños masajes en la frente mientras buscaba su móvil, sintiendo un leve dolor de cabeza que se le estaba formando.

Sacudió su cabeza, buscando la galería, encontrando la foto que había tomado horas antes en la biblioteca, sonriendo, al proseguir en búsqueda del chat de la castaña.

Sugar mommy: 🤤📩

Tengo que enseñarte algo cuando llegue a la casa, cambiará tu forma de pensar de lo que pasó entre nosotras la otra vez.

Enviado a las 2:36 PM

Sugar mommy: 🤤📩

P.s. No he podido dejar de pensar en ti, solo quiero estar en tus brazos.

Enviado a las 2:37 PM

L

uego de enviar los mensajes, al no recibir nada, simplemente puso el móvil hacia un lado, pensando que la castaña se había quedado dormida. Está levantó la vista, y al momento que el reloj marco las 2:50, su móvil volvió a soñar.

Mi cachorrita: 🖤📩

Yo tampoco he podido dejar pensar en ti. [FOTO]

(La foto contenía a la castaña en la cama de la peli-azul, en solo su ropa interior, con una mano entre su pierna, y parte de la sábana cubriendo su abdomen)

- Yo... Cómo que ya es hora de irme - Poché murmuró para si misma, sintiendo sus mejillas arder, y su respiración agitarse.

11:11 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora