Capitulo 13: ¿Su nombre verdadero?

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La castaña se despertó una hora luego, exaltada al no saber donde se encontraba, atónita a su alrededor, sintió un pulzaso en la cabeza, causando que entrecerrara los ojos, llevando la mirada a la cama. Sus ojos captaron la presencia de un papel a su lado, lo cual llamo su atención.

Tomo el papel en sus manos, y lo habría, sorprendiendo se de la delicada letra que contenía.

Srt. Calle...

Al verla tan tranquila durmiendo decidí no despertarla, después de todo, anoche bebiste más de lo indicado, por lo cuál no creo que sería buena idea que asistiera a hoy.

Me encargaré de traerte tus deberías, mientras busca a alguien llamada Hoffman, quien va a prepararte algo de comer, y si necesita otra cosa, se la puedes pedir.

Le sugiero que no le entre la curiosidad de investigar, pues es fácil perderse en esta casa.

Si quiere se puede ir, o simplemente se puede quedar. No hay ningún problema conmigo su decision.⟩

Calle levantó una ceja «Que modesta» pensó antes de colocar el papel a su lado, y retirando la suave tela de la sábana, de su cuerpo. Se sorprendió al ver que no tenía su pantalón, por lo cual su mente empezó a maquinar.

« ¿Por qué no tengo pantalón? ¿Ella me habrá tocado? ¿Que pasó anoche? » Mientras su mente seguía sacando conclusiones, encontró su pantalón con la mirada, doblado encima de una de las silla, y abajo de esta se encontraban sus zapatos.

– Le preguntaré cuando la vea – Musitó, levantándose de la cama, y tomando su pantalón.

Con la mirada siguió inspeccionando la habitación, encontrándose con la puerta del baño, caminando hacia este, y utilizándolo. Al no tener un cepillo de dientes en mano, optó por usar su dedo.

Una vez terminó, y salió de la habitación por completo, se encontró con varios de los sirvientes, en lo que buscaba a la señorita Hoffman. En lo que caminaba, se sorprendía más al ver los cuadros y los objetos que se distribuían por los pasillos, y lo limpio que estaba el lugar.

Se detuvo al frente de un estante, observando los trofeos y certificados que este guardaba. Contenía los logros de la chica, desde que había estudiado en la primaria hasta ahora. La peli-azul participo desde deportes hasta en actuaciones de la escuela, ganando primeros y segundos premios, más de  participación.

Fascinada por su descubrimiento, no se percató de la presencia de alguien al lado de ella, por lo cual al caminar se tropezó, cayendo al suelo.

– Auch – está dejó salir de los labios, al sentir contacto brusco con el suelo.

– Se encuentra bien ¿Señorita? – La mayor preguntó, extendiendo su mano para ayudarla.

Calle levantó la vista, viendo a una mujer al rededor de sus 30 años, con una sonrisa en su rostro, y un reflejo en sus ojos amigables. Asintió, aceptando la ayuda y levantándose.

– Lo siento, no me percaté por donde iba – La castaña musitó apenada, mientras se quitaba el polvo de encima y llevaba su mirada nuevamente al estante.

Está negó con la cabeza – No te preocupes – dijo con cariño – La señorita María, es demasiado talentosa, siempre destacó en todo – mencionó con orgullo, observando igualmente los trofeos.

– ¿María? – Está cuestionó, mirandola extraño.

– El nombre de la señorita, no suele decirlo mucho, aunque tampoco suele dejar a personas en la casa por mucho tiempo – La mayor contestó pensativa, antes de que su rostro cambiará drásticamente a uno apenado – Mis disculpas, señorita, mi nombre es Yoseline Hoffman – Está comento con una grande sonrisa.

– Daniela Calle – La castaña sonrió – Me parece que era a ti a quien buscaba – Está menciono mirando el papel que tenía en el bolsillo.

– Estoy consiente de ello, María quería que le hiciera un desayuno, ¿Que desea comer? – La mayor preguntó, observando atenta a la chica.

Está puso una expresión pensativa, y al no tener nada en mente, que le apeteciera, hundió los hombros, negando con la cabeza.

– Bueno, de todas maneras, le prepararé algo, venga, si tienes alguna pregunta o algún problema, me lo dejas saber – Hoffman comentó con una leve sonrisa, antes de darse la vuelta y dirigirse por unos pasillos, llegando a la cocina.

– ¿Por qué Poché es la única que vive aquí? – Está se refirió al ver tantos cuadros con una familia completa.

Hoffman la miró un poco triste – La Señorita no es muy abierta con las personas, hablando de su vida personal, por lo cual no creo que yo esté en posición para contarte de ello – La mayor aclaró, antes de señalarle a la castaña que se sentará en uno de los taburetes, cerca de la isla de la cocina.

« Poché, ¿por qué tanto misterio?»

11:11 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora