Capitulo 14: Reacción inesperada

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Poché estaba sonriendo, solo pensando en el cuerpo de la castaña; esa imagen de la piel blanca de la chica, que destacaba de sus bragas oscuras.

« Maldición Poché, No deberías pensar así de ella» está pensó, regañando se a si misma.

« solo tiene como tres años menos que tú » pensó defendiendo sus pensamientos, mientras observaba los papeles en su escritorio, viendo los trabajos que tenía que hacer para los próximos meses.

«¿Porque mierdas fue que decidí ser maestra? Esto es más desesperante de lo que parece, lo unico bueno es mi adorable cachorrita» levantó la vista, llevando sus ojos hacia la silla donde se suele sentar la castaña.

« ¡No debería pensar en ella! » Se volvió a gritar a si misma.

La campana sonó, al momento en el que los estudiantes salían de la aula, está sacudió la cabeza, intentando expulsar los pensamientos perversos que la invadian. Se levanto de su asiento, caminando hacia la salido, pues ya era hora de irse.

Se montó al auto, encendiendo lo, preguntándose si la castaña se había ido de la casa. Su recorrido a la mansión, fue rápida, pues quería matar su curiosidad, el solo pensar que la castaña siguiera o no en su hogar, hacia que su pecho diera saltos, y el nerviosismo aumentará. Al llegar, le arrojó las llaves al portero.

- Señorita, la invitada aún sigue aquí - Este le grito, a lo que está asintió, les dió las gracias, y entro al lugar.

Una vez adentro, busco con la mirada, a su invitada, pero se encontró con una sonriente Hoffman.

- ¿Se te perdió algo, María? - Está dejó salir una risita, mientras observaba como la nombrada, seguía buscando, brillo en los ojos - Están en la piscina - Está comentó, al fin llamando la atención de la peli-azul.

En la mente de la chica, empezaron a sonar unas alarma, al solo imaginarse a la castaña en traje de baño.

« Esto va a ser difícil de controlar, solo imaginarmela en traje de baño, yo no debería... Esto no se puede... Debo mantener estrictamente la relación entre maestro y estudiantes... mierda» a lo que mentalmente se regañaba, sus pies se dirigían a la puerta trasera, donde dejaban ver parte del inmenso patio que tenía, y al menos parte de la piscina que tenían cerca.

Llegó a la puerta, quedándose congelada al ver el cuerpo expuesto de la castaña, cubriendo solo sus pechos, y parte baja con una traje de baño de ella.

- Le preste uno de tus trajes de baños, ya que ella no tenía, espero que no sea una molestia - Hoffman comentó, llevando su mirada a dónde se encontraba Calle.

Poché negó rápido - No, no, no, para nada es una molestia, al contrario, me alegra que haya tomado esa iniciativa - La peli-azul musitó aún atónita a las curvas de la chica.

« Joder, joder, cuanto mataría por tener es belleza debajo de mí, a la verdad, que el padre debió tener un pincel, y la madre era el canvas... Mierda, me estoy excitando con tan solo verla » Poché se abofeteo, volvió sacudir su cabeza, mientras tragaba hondo.

- Sabes que Hoffman, tengo hambre, vamos adentro - La peli-azul comentó rápido, buscando una excusa para alejarse de aquella vista tan hermosa, tan deseable... Tan prohibida.

Al llegar a la cocina, busco un vaso, y sirviéndose agua, el cual se bebió completo de una. Intentado de cesar el calor que se formaba dentro de ella, el cual aparentemente no tuvo ningún efecto. Poché llevo su mirada hacia sus pantalones, viendo lo levantado que estaba, dejándola sentir un dolor agonizador, al sentir como la tela la apretaba.

- ¿Poché? ¿Cuando llegaste? - La voz de la castaña, la saco de concentración, llevando su mirada hacia esta, quien sin disimular miró hacia donde la mayor antes miraba.

La peli-azul, se acercó rápido a la isla, recostandose de esta, mientras sus ojos, escaneaban el húmedo cuerpo de la chica, viendo las gotas de agua recorrer las curvas, y la piel blanca de esta. Trago hondo, aclarando su garganta.

- Llegué casi ahora - Está anunció, forzando una sonrisa, mientras sentía como su amiguito, pedía a gritos atención.

- ¿Poché... Que era eso? - La castaña preguntó con curiosidad, dando un paso así al frente.

La nombrada negó rápido con la cabeza, llevando su mano hacia su entrepierna, he intentando esconder su erección.

- ¡N-nada! - Dejo salir, con un ahogado gemido.

Calle volvió a dar otro paso, a lo que la peli-azul, retrocedió, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo.

11:11 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora