Capítulo 10

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Bethany

A las 10 de la noche, mi teléfono vuelve a sonar. Aparentemente Lena no dejará de insistir, así que respondo. En la línea ya está Cove pero Zelda no. Probablemente se encuentre en una de sus múltiples clases extra o simplemente ha decidido olvidarse de todo esto. Sin duda opto por la segunda opción y no puedo culparla.

La videollamada dura aproximadamente media hora, durante la cual Lena ha decidido armar una especie de calendario al que todas tuvimos que aceptar.  Tendremos 7 días con Jake, mismos que Lena ya apartó desde ahora. El resto de nosotras debe pensar qué días quiere para anotarlos y llevar una especie de control.

Por Dios, no sé qué días quiero. No sé absolutamente nada.

(...)

Por azares del destino hoy me toca a mí. Así es, una tarde con Jake para hacer lo que a mí se me ocurra, pasarla donde a mí se me ocurra... Con tanta libertad que me siento atada. ¿Cómo voy a pedirle algo sin titubear ni revelar el secreto que llevo guardando tanto tiempo? Simplemente no puedo hacerlo.

—¡Beth! —escucho antes de ser rodeada por unos fuertes brazos que me toman completamente por sorpresa, pues llega por detrás sin previo aviso. Obviamente me congelo y debo simular irrelevancia—. Escuché que hoy soy tuyo. ¿Qué vamos a hacer? —pregunta rodeando mis hombros por un momento hasta que se para enfrente de mí.

Yo trago saliva y arreglo mi cabello con discreción.

—No sé, ni siquiera sabía que me tocaba hoy —miento para aparentar que no me importa demasiado.

—¿Cómo se están arreglando, por cierto? ¿Será una de ustedes cada día?  —pregunta, arrugando casualmente las cejas como suele hacerlo.

—No estoy muy segura —digo soltando un suspiro.

—Bueno, por suerte te tengo a ti hoy —suelta con una sonrisa que termina por desarmarme—. Dime que tú si tienes algo interesante que pedirme, por favor.

«Y lo peor es que sigo sintiendo la necesidad de no decepcionarlo»

Claro —respondo de inmediato, fingiendo convicción. Sin embargo, estoy temblando cual Chihuahua.

—Sé que todo esto fue una broma —dice repitiendo mis palabras, y aunque no estoy segura de que las crea, por lo menos consiguen calmarme bastante. Sin embargo, su siguiente movimiento no lo hace. De pronto toma mi rostro entre sus manos y me mira como un niño inocente—. Pero por favor pídeme algo, y que sea bueno —agrega, sonriendo como si estuviera a punto de subir a un juego mecánico. Sin duda quiere divertirse—. Aprovéchame. 

Por un momento aparto la mirada, pues sé quién es Jake. Sé que es juguetón con las chicas y no soy la excepción. Lamentablemente, eso forma parte de las razones por las cuales no puedo sacármelo de la cabeza.

Por lo tanto, simplemente suelto una tímida sonrisa y espero a que él diga algo más.

—En serio, pensé que tus amigas pedirían más cosas —dice con un tono que va de la broma hasta la verdadera sorpresa.

Yo comienzo a apretar ligeramente las manos.

—¿Qué quieres que te pidan? —Me aclaro la garganta para controlar la clase de emoción negativa que estoy proyectando.

—¿Por qué todas quieren saber eso? —dice echando la cabeza hacia atrás—. Es su trabajo sorprenderme. 

Entonces río y él también lo hace.

—Creo que es al revés —contesto, obviando lo que él también sabe.

—Quizá. —Se encoge de hombros y pasa una mano por su cabello—. Pero yo no puedo hacer lo que no me piden, pensé que por lo menos supondría un reto o algo así.

¿Quién da más por Jake Harvey? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora