Zelda
Saliendo de mi última clase tomo un Uber para ir a casa y como lo más rápido que puedo. Mi papá no está, lo que me facilita bastante hacer lo que estoy a punto de hacer.
Cuando dan las cinco el auto ya está enfrente de mi casa y yo simplemente corro a refugiarme en él sintiendo que todos a mi alrededor me observan aunque no haya nadie a la vista.
Simplemente son las voces de mi conciencia.—No puedes hacer preguntas —informo en cuanto ajusto mi cinturón de seguridad.
Él solamente agarra el volante con firmeza y se encoge de hombros antes de ponerse en marcha.
Conducimos veinte minutos hasta llegar a la dirección que le indiqué. Pronto un pequeño edificio abre su paso ante mis ojos, haciendo que me apresure a bajar del auto.
—¿Qué estás haciendo? —pregunto regresando a la ventanilla, en vista de que no me está siguiendo.
—Esperarte —dice apagando el motor y reclinándose en el asiento.
—De hecho —suelto tirando de la manga de mi blusa. Sigo mirando a mi alrededor como si alguien me estuviera siguiendo—, la idea es que me acompañes.
Aunque todas las demás calles están repletas de autos y el característico ruido de la ciudad las inunda, me sorprende encontrarme con una tan tranquila como ésta. Por supuesto, el mismo silencio es el que me da escalofríos.
—Creí que no estaba involucrado en el misterio —responde Jake soltando un suspiro, apenas volteando a verme.
—No lo estás —contesto, pidiéndole con la mirada que terminemos con esto de una buena vez. Me siento lo suficientemente mal como para alargarlo más.
—Bien —agrega tomando las llaves del auto y su celular.
Pronto nos encontramos cruzando la puerta y yo sigo intentando ingeniármelas para no meterlo en esto pero al mismo seguir con mi plan, lo cual es básicamente imposible.
—¿Por qué estás vestida así? —pregunta sin importarle en lo más mínimo nuestro acuerdo de "no preguntas".
—Porque tengo que hacerlo creíble. —Alzo la barbilla y recojo mi cabello—. Solo sé un buen actor, ¿de acuerdo?
Pronto me encamino a la recepción e intento no quedarme a medio camino. Sé que si le contara a alguien de esto tendría que repetirlo tres veces. En especial la parte de Jake Harvey.
—Hola —digo a la recepcionista con una sonrisa que amenaza con ser reemplazada por un llanto incontrolable. «En verdad estoy haciendo esto»—. Buenos días —agrego para llenar un silencio que yo misma creé—. Mi novio y yo tenemos una cita con la doctora Nacht.
En ese momento puedo sentir los ojos de Jake atravesándome con confusión, incluso aunque no me atrevo a voltearlo a ver. Por suerte para mí, él tan solo se queda en silencio mientras yo continúo hablando con la recepcionista.
—Tendría que llenar estas formas y listo —dice al final de nuestra conversación—. Cuando haya acabado puede pasar al piso 3.
—Gracias —digo tomando los papeles antes de dirigirme a la sala de espera. Las paredes son blancas y los sillones verdes, además, en todo el lugar hay plantas, revistas y máquinas de café.
En cuanto tomo asiento, sé por seguro que Jake no ha dejado de mirarme fijamente.
—Estoy haciendo lo posible por no preguntar, de verdad que sí —suelta mientras escribo. Como no obtiene una pronta respuesta, sin previo aviso me arrebata la hoja y comienza a leerla—. ¿Alina Burke?
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¿Quién da más por Jake Harvey? ©
Novela JuvenilLa subasta comienza... ¡AHORA! En White Stone High los estudiantes de último año están dispuestos a todo con tal de juntar dinero para el mejor viaje de graduación que la recaudación de fondos les permita tener. Por suerte para ellos, en el coleg...