Capítulo 21

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Cove

Llegamos al lugar a eso de las cinco de la tarde. Todas accedieron a venir, en especial por la presencia de Jake. Ninguna rechazaría la invitación.
Sin embargo, cabe mencionar que con o sin Jake, el juego es una experiencia increíble. Tengo demasiadas ganas de hacerlo. 

Entrego el cupón en recepción y nos permiten pasar en menos de 5 minutos. Entonces entramos a una especie de sala bastante oscura con taburetes y mesas. Apenas pasamos, un joven enciende las tenues luces azules y nos invita a tomar asiento.
Procede a explicarnos las reglas con detalle y nos entrega un radio para comunicarnos con él durante el recorrido.

Al parecer, el juego funcionará de la siguiente manera: los cinco entraremos a un cuarto, tendremos que trabajar en equipo para encontrar todas las pistas hasta dar con la manera de escapar antes de que pasen 60 minutos.

A Zelda parece entusiasmarle demasiado la temática del cuarto. De hecho, probablemente sea la única razón por la cual decidió acompañarnos. Eso y porque le insistí un poco.

Pronto cruzamos por un largo pasillo cubierto por papel tapiz bastante desgastado, cuadros colgando en las paredes y una alfombra roja que le otorga un aire antiguo y tenebroso. Pequeñas velas iluminan el camino, aunque no consiguen mostrarlo con total claridad. Por lo tanto, el guía se ve en la necesidad de ayudarnos a llegar a una puerta al final del corredor.

—Acompáñame un momento —dice el joven a Jake antes de que ambos se pierdan por detrás de la puerta.

Las chicas y yo permanecemos en el pasillo sin saber exactamente qué hacer.
Por un momento me dedico a observar el papel tapiz. Es de un verde deslavado con líneas cafés, mismas que terminan formando rombos en toda la pared. En verdad parece salido de una mansión victoriana.

De un minuto a otro, la puerta se abre de golpe, dejando pasar al joven.

—Lamentablemente su amigo se ha perdido en alguna habitación de la casa —dice en un tono grave—. Hace años que nadie cruza por esta puerta, no sabemos con exactitud lo que sucede ahí adentro. 

—Usted lo metió —suelta Lena en un intento por arruinar el momento.

—Por Dios, el ambiente, déjalo ser —exclama Zelda acercándose cada vez más a la puerta. En verdad tiene ganas de jugar.

Yo tan solo me río y escucho con cuidado.

—Hace 32 años que nadie entra a la casa Wade —continúa el joven, colocando una extraña sombra en su voz—. El lugar ha sido fuente de leyendas desde hace más de 2 siglos, inmensidad de sucesos extraños han acontecido ahí adentro, no todos son tan afortunados de salir. ¿Están dispuestas a hacerlo por su amigo?

Por un momento nos miramos entre nosotras, como si en verdad fuera una opción entrar. Simplemente es demasiado divertido fingir que estamos a punto de entrar a una verdadera mansión embrujada.

—Vamos —dice Lena abriéndose paso por el corredor en el que nos encontramos todavía. Sin embargo, el joven la detiene.

—Tú también vendrás conmigo —sonríe invitándola a cruzar por la puerta.

—¿Voy con Jake también? —pregunta Lena mientras camina detrás del joven y se pierde en la oscura habitación que hay del otro lado.

Yo comienzo a acercarme todavía más pero no consigo avistar lo que hay ahí dentro.
Unos minutos después, cuando ha regresado el chico, nos coloca unas vendas en los ojos, ayudándonos a pasar al interior.
Debajo de mis pies siento la alfombra y un ligero olor a humedad que recorre el ambiente. Alcanzo a escuchar a lo lejos una música bastante suave, como si alguien estuviera tocando el piano en algún lugar y a la vez en ningún lado.

¿Quién da más por Jake Harvey? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora