Capítulo 25.

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Sonreí como boba al escuchar esas palabras de Jackson, por lo que tomé su mano por encima de la mesa para dejar algunas caricias con la propia.

— No me tienes que agradecer nada, después de todo estamos aquí... juntos.— Mencioné en voz baja y miré al castaño con una sonrisa de oreja a oreja, enternecida por lo que había dicho.

La comida llegó a la mesa, todo se veía delicioso. Una vez la mesera acomodó todo Jackson tomó sus palillos mientras lamía sus labios rosados y una sonrisa se apoderaba de su precioso rostro, me encantaba verle tan contento. 

— Pues comamos, que todo me está haciendo ojitos.— Tomó una pieza del rollo y lo acercó a mi boca, abriendo la boca automáticamente como muestra de lo que debía hacer, por lo que repetí la acción del mayor y dejé que metiera el bocado entre mis labios, tapando instantáneamente mi boca, pues el bocado era enorme.

Mis ojos se abrieron como platos, sorprendida por lo rico que estaba todo. Él me dejó ver su sonrisa una vez, esa que hacía que me derritiera la vida entera. — Déjame probar.— Llevó un trozo a su boca, ahora saboreandolo él y  repitió mi gesto con los ojos.

— Está buenísimo todo, me ha encantado.— Mi felicidad era evidente, por lo que un pequeño bailecito se apoderó de mi cuerpo. Después de agradecer por a comida comimos los platillos acompañados de una plática sobre porqué la pizza debería o no llevar piña.

Terminamos de comer y Jack pagó la cuenta, como de costumbre y salimos al auto. 

— Muchas gracias por la cena, Jacky.— Me posé frente a él, quien se había recargado en su auto para disfrutar el precioso clima algo fresco.

— No agradezcas Al, ya podrás pagarme con unos cuantos besos.— Rodeó mi cintura con sus fuertes brazos, acercándome a su anatomía con algo de fuerza, como si me tratara de su propiedad, UGH, podría estar todo el día en los brazos de Jackson Wang.

— Muy listo, muchacho. Aunque no podría quejarme.— Rocé su nariz con la mía con dulzura y le abracé por el cuello, dejando un suave beso en los labios del mayor.

— ¿Y si vamos a casa? Un chocolate caliente no me caería nada mal.— Sus ojos me miraban penetrantes, pero solté una pequeña risa, mirando a otro lado mientras mis mejillas se ponían rojas, como camarón. 

— Vamos, don Juan.— Dejé un último beso en su mejilla antes de subir al auto, nerviosa por el contacto con él, que aunque teníamos esos pequeños momentos usualmente, nunca me acostumbraba a ellos.

Subió y se colocó el cinturón, encendiendo el auto para manejar en dirección a mi apartamento. Su mano derecha se acercó hasta mi pierna, dejándola ahí para dejar algunas caricias durante el recorrido. Como si se pudiera, mi cara se había puesto como un tomate, tan caliente que podrían armarse un buen asado encima de mis cachetes, por lo que giré mi rostro en dirección a la ventana. 

Una vez estacionó el auto, bajé para buscar un poco de aire y caminé hasta la puerta para abrirla. Entré al departamento y dejé mis cosas, yendo a la cocina para tomar dos tazas y comenzar a preparar el chocolate. Estaba haciendo lo mío cuando las manos de Jackson me tomaron por sorpresa, abrazando mi cuerpo por detrás. 

— Qué rico huele eso.

— ¿Si? Espero que también sepa bien.

— No lo dudo, debe ser bueno, todo lo que preparas es delicioso, ya quiero.

Me giré para quedar frente a él y sonreí con tranquilidad — Lo dices porque me quieres.—Una risa escapó de mis labios.

— Sí te quiero, pero es la verdad.— Sonrió de vuelta, tomando mi cintura para acorralarme contra la barra de la cocina. 

Le miré a los ojos, comenzaba a sentir ese calor de nuevo. Los labios de Jackson buscaron los míos, besándolos con delicadeza, lentamente. Llevé mi mano a su nuca para aferrarme a él con fuerza. Mi lengua pidió entrar a la boca impropia, accediendo exitosamente para comenzar una lucha con la sinhueso contraria. 

Jackson levantó mis piernas para acomodarlas alrededor de su cadera y comenzó a caminar hacia las escaleras sin dejar de besarme en ningún momento. Realmente iba a pasar y estaba lista, quería entregarme a Jackson Wang.


Good feeling. / Jackson Wang.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora