Capítulo 28

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Mis piernas se hicieron débiles al instante, haciendo que cayera sobre mis rodillas. Las lágrimas escurrían por mi rostro, una tras otra, haciendo evidente mi dolor.

— ¿Có... Cómo que se fue?— Mi corazón latía rápidamente, sentía como si estuviera por salir de mi pecho, el cual ardía de tristeza, incluso rabia.

— Se ha llevado su ropa, me ha dejado una nota en dónde estaba escondido el otro duplicado de llaves.— Jaebum estaba a mi lado, aún aferrado a mi débil anatomía, mientras su frente se encontraba pegada a mi sien.

— ¿Sabes a dónde fue?

— Lo más probable es que haya regresado a China, Al.

— Claro, cómo no se me ocurrió. Jackson Wang es un maldito idiota, no deberían sorprenderme sus putas acciones de mierda.— Mencioné con la mandíbula apretada, estaba tan dolida por su culpa.

Cómo siempre desde que lo había conocido.

Me levanté como pude con ayuda de JB y me senté en el sillón, con el llanto a flor de piel. Mi cuerpo estaba destrozado, en conjunto con mi corazón. Jae sólo me abrazaba fuertemente, ahora más tranquilo y besó mi cabeza con ternura.

— Tenía miedo que pasara ésto, tenía miedo que te hiciera daño. En cuanto leí la nota corrí hasta aquí, aún dudando sobre si debía decirte. Lo siento Ally, no quería que te hiciera daño, debí protegerte desde antes, mierda.— Las palabras salían con velocidad de los labios del pelinegro, por lo que levanté el rostro para acariciar su mejilla con la mano temblorosa.

— JB, no pasa nada, por favor no lamentes nada.— Me miró con algo de tristeza, aunque la rabia era evidente en su mirada. Acogió mi mano con la suya mientras dejaba un par de caricias reconfortantes en ella. 

— Planeo quedarme a dormir ésta noche contigo Al, no puedo dejar que te quedes sola y menos sintiéndote mal, no es pregunta.— Sólo asentí.

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El olor a pancakes de moras que preparaba JB para cenar desde la cocina inundaba mi habitación, la cual se veía más oscura de lo habitual, incluso más grisácea, consecuencia de lo mal que la estaba pasando en ese momento. 

Miraba mi celular por minutos que pasaban como segundos, intentando buscar la explicación de su partida. Mis ojos aún derramaban lágrimas saladas, aunque ya no había expresión de dolor en mi rostro, estaba en shock.

Ya no volvería a verlo.

Ni a su estúpida sonrisa.

Ni a sus malditos ojos almendrados.

No tocaría su mano.

O su pelo.

No besaría sus labios.

Mierda, sus putos labios. 

Cerré los ojos y me acurruqué entre las pesadas cobijas de la cama que JB había puesto, insistiendo que hacía frío por la lluvia que caía en Corea apenas minutos después de llegar a casa. Hasta el cielo nota que te fuiste, Jackson. 

Escuché algunos pasos en las escaleras, JB subía con dos platos con tres pancakes cada uno, se veían deliciosos, por lo que me integré en la cama para quedar sentada mientras una débil sonrisa aparecía. 

— No haz dejado de llorar.— La voz de JB era casi inaudible, parecía que le hablaba con cuidado a un vaso roto de cristal, evitado hacerle más daño. Sólo negue. —Alanna, me parte el corazón verte así, debí haberte cuidado más.— 

— Jae, basta. 

— Es que yo sabía que ésto pasaría, maldita sea.

— JB, por algo pasan las cosas.— Sonó tan convincente que casi podía usarlo conmigo, pero no, mi lado egoísta quería que Jackson se hubiera quedado a mi lado... Al menos intentarlo, como prometió varias veces. — Sólo quiero que mi mejor amigo esté conmigo.— Sonrió con tristeza, si eso era posible y se sentó a mi lado, entrando en las cobijas. 

— Te hice pancakes con moras, les puse helado de vainilla y todo.— Su voz era delicada, lo cual me enternecía demasiado en conjunto con un gran dolor de pecho. 

JaeBum era el mejor amigo de Jackson desde hace años, conocía toda la historia por lo que Jackson era tan cambiante y aún así estaba a mi lado, apoyándome, cuidándome y consintiéndome. Ni si quiera parecía sorprendido por el actuar de Jackson, parecía tranquilo y relajado, aunque sabía que se preocupaba por mi estado emocional. Hacía que mi corazón aún se conservara un poco, soy muy suertuda de tener a mi mejor amigo. 

Terminé con dificultad mis panqueques, ya que el nudo en la garganta me impedía pasar la comida con normalidad y Jaebum dejó que me acurrucara a su lado, aún con los ojos llorosos e irritados. Su mano acariciaba mi cabeza con delicadeza y cuidado, mientras la mano libre rodeaba mi cuerpo en un cálido abrazo, asegurándose de hacerme saber que estaría para mí.

Mi cuerpo comenzó a relajarse, y con él mis párpados, listos para dormir en cualquier momento. Por todo lo que sucedió no pude contarle a JB lo que había pasado una noche antes. Lo que para mí había sido tan especial, lleno de amor, se había convertido en un tormento. Me quedé dormida navegando en mis pensamientos, en brazos de el único chico en el que confiaba ahora.





Good feeling. / Jackson Wang.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora