Esta vez ella misma formaba parte del sueño; o mejor dicho, de la pesadilla.
Todo empezaba como siempre en la más impenetrable oscuridad y en el centro de ese espacio negro empezaba a brillar una luz que caía desde arriba sobre dos figuras. Eran dos niños pequeños que huían de algo subiendo por una cuerda mágica que salía de un extraño cesto de mimbre. La cuerda ascendía hacía el cielo sin que nada ni nadie la sujetara por el otro extremo.
Se reconoció a sí misma inmersa en esa situación que ya había vivido a los ocho años, durante la batalla con el último de los Amos Oscuros, en el mundo digital. Y aunque su mente adolescente sabía lo que iba a pasar, su mente de niña parecía ir por otro lado y estaba terriblemente asustada. Las manos le temblaban cuanto más trataba de sujetarse a la cuerda y el sudor había empezado a correr por su cuerpo. El cielo nocturno no era solo negro... veía manchurrones púrpura y azul oscuro, retorciéndose por encima de su cabeza. No sabía si mirar hacia allí o hacia abajo, en cualquier caso la garganta se le secó a causa del miedo.
—¡Venga, Kari! ¡Sigue subiendo! —le animó una voz de improviso.
Sí, era verdad, llevaba unos minutos parada.
Bajó los ojos y se topó con el rostro resolutivo del otro niño. Parecía que no tuviera ni pizca de miedo y sin embargo, tenía los ojos ligeramente húmedos. Era TK, también con ocho años. ¡Claro! Los dos habían estado allí cuando alguien les perseguía.
—¡Tú puedes, Kari! ¡Sigue subiendo! —insistió él. La niña vaciló un poco confusa, hasta que miró hacia el suelo de donde surgía la cuerda y reconoció al digimon que les venía persiguiendo.
¡Piedmon! Pensó y de hecho, se le escapó un grito del susto.
Rápidamente continuó el ascenso, aun sin saber hacía donde se dirigían sabía que lo mejor era alejarse lo más posible de ese horrible payaso. ¿Dónde estás, hermano? No lograba recordar a dónde había ido Tai, pero decidió no pensarlo. Tenía que concentrarse en seguir subiendo, pues aunque la cuerda era sólida, el viento azotaba su rostro con violencia arrastrando arenilla y polvo que le picaba en los ojos y le arañaba la garganta si abría la boca.
No logró avanzar demasiado cuando oyó el grito de su amigo y se paró una vez más. Piedmon había subido a buscarles y acababa de coger a TK de un tobillo.
—¡No! ¡TK! —chilló ella, asustada.
¿Eso había pasado de verdad? ¡Tampoco se acordaba! Todo estaba desapareciendo, su mente adolescente se perdía en la inconsciencia abandonando a su suerte a la niña asustada.
Entre tanto oyó las carcajadas de Piedmon y vio cómo su amigo luchaba, pataleando sin parar en un intento de liberarse, aunque sin lograrlo. Kari se agarró con fuerza con una mano y se dobló para agarrar a TK con la otra.
—¡No me agarres! ¡Tienes que seguir subiendo o nos cogerá a los dos! —le dijo su amigo.
Sí, todo eso le resultaba demasiado familiar, así que tenía que haber pasado pero... entonces, ¿Piedmon les capturó al final? ¿Por qué no podía acordarse?
De pronto, el digimon tiró con fuerza del tobillo de TK y logró arrancarle de la cuerda y de la mano de Kari.
—¡No! ¡TK! ¡Aguanta! —gritó ella. Piedmon dio un fortísimo salto y cayó al suelo, llevándose al niño con él. Kari sintió un horrible escalofrío—. No, esto no fue así... es imposible...
Se sujetó como pudo a la cuerda y empezó a descender lo más rápido que era capaz. Al tiempo no dejaba de mirar a todas partes desesperada, ¿dónde se habían metido Gatomon y Patamon? ¿Y los demás? ¿Por qué no había nadie que pudiera ayudarles?
Bajó y bajó, casi sin soltar un resuello, pero se paró de golpe cuando escuchó un nuevo grito. Bajó la cabeza y casi de casualidad, fue testigo del momento en que Piedmon atravesaba a TK con una de sus mortíferas espadas.
—¡¡¡NO!!! —gritó ella, desgarrada—. No... esto no pasó. ¡Esto no es real!
Y sin embargo, lo estaba viendo con toda claridad. La espada entró y salió de un modo tan rápido como certero y el cuerpo de su amigo cayó inerte en el suelo. Kari se echó a llorar y desistió de intentar escapar, no le importó si quiera cuando vio que el payaso se cogía a la cuerda para ir a por ella.
Miraba a su amigo muerto y nada parecía ser más importante.
—Esto tiene que ser una pesadilla —se dijo, aunque no se lo creyó del todo. El dolor era demasiado terrible, demasiado insoportable. Cerró los ojos pegando la frente a la cuerda—. ¡Quiero despertarme! ¡No quiero seguir aquí! ¡Despiértate!
Pero no lo hizo, no hasta que Piedmon la alcanzó y la lanzó al vacío. Kari se sintió caer en esa oscuridad profunda en un tiempo que parecía ser infinito.
Entonces sí, logró volver en sí. Se despertó en su habitación como las otras noches, aunque esta vez tenía el cuerpo empapado en sudor helado, el rostro húmedo por las lágrimas y era incapaz de dejar de temblar.
Se sentó en la cama, pero tiró de las sabanas para cubrirse bien con ellas y espantar al frío. El corazón se le iba a salir por la boca y en un movimiento reflejo se llevó la mano al pecho. La otra se la pasó por la frente, también estaba bañada en sudor.
Las pesadillas estaban cambiando a peor, cada vez eran más reales y aterradoras. En esta Gatomon ni siquiera aparecía... entonces, ¿no eran una señal de que algo andaba mal en el mundo digital? Era un alivio, pero...
—TK —susurró. Lo que había visto de él... no, lo que había sentido al creer que era real. Jamás había pasado tanto miedo. Al encender la lamparilla de noche, sus ojos se toparon con su teléfono y antes de darse cuenta lo había cogido y estaba buscando el número de su amigo.
No, no, espera... ¿qué vas a hacer? Se preguntó. ¿Iba a llamarle? ¡Cielos! ¡¿Y qué le diría?! Solo había sido una pesadilla, él estaba bien en su casa, seguramente durmiendo. No podía despertarle por semejante tontería... El reloj le dijo que esa noche solo había logrado dormir una hora y media. Se caía de sueño y sin embargo, no estaba segura de ser capaz de dormirse de nuevo.
Se acurrucó entre las sabanas dejando la luz encendida y a pesar de todo, lo intentó.
ESTÁS LEYENDO
Reencuentro (Takari)
Fanfiction--Historia ganadora del concurso de Takari organizado por @1000fanfic-- --Portada maravillosamente realizada por @1000fanfic-- Han pasado 6 años desde que los niños elegidos regresaron de su aventura por el mundo digital, dejando atrás a sus querido...