17. Kari

1.1K 83 0
                                        

No tardaron en alejarse del colegio y de sus calles estrechas regadas con pequeños grupos de estudiantes que bromeaban entre sí, haciendo tiempo antes de que volver a casa donde seguramente les obligarían a ponerse a estudiar de nuevo.

Según avanzaban en silencio, las callejuelas se iban haciendo más amplias, transformándose en avenidas comerciales llenas de coches y gentes trajeadas que se movían con rapidez, agitando una cartera de cuero en una mano y la otra pegada a una de sus orejas sosteniendo un móvil. El jaleo de esas avenidas llenas de gente era muy intenso y hasta desagradable, pero sirvió para que Kari dejara de oír cómo le retumbaba el corazón por los nervios que había pasado. No terminaba de creerse todo lo que le había dicho a Davis, casi ni era capaz de recordar todas las palabras, pero sí el tono que había usado.

En esta ocasión Davis había ido tan lejos que había agotado la poca paciencia que le quedaba a Kari después del día que llevaba. Y claro, había estallado. Llevaba semanas reprimiendo dentro de sí todas esas palabras, una y otra vez las hacía retroceder cuando estaban a punto de escapar, hasta que finalmente lo habían hecho. Y bien sabía ella que, no solo habían escapado, las había lanzado como bombas destructoras contra él. Y cuando aún se preguntaba si no habría sido excesivamente dura, no era capaz de sentirse realmente culpable.

Eso sí, se sentía más agotada que nunca... tantas emociones la habían dejado para el arrastre y no podía evitar caminar de nuevo encogida, sin estar segura de poder confiar en sus fuerzas y arrastrando los pies de cuando en cuando, sin darse cuenta. TK, a su lado, adaptaba su ritmo al de ella en silencio. Ni siquiera había hecho ningún comentario sobre lo que había presenciado, pero Kari notaba que la miraba de refilón cada pocos minutos.

—No hace falta que me vigiles todo el rato como si estuviera a punto de caerme redonda al suelo —señaló ella en un momento dado y él sonrió.

—Lo siento —le dijo—. Pero eso es exactamente lo que te ha pasado hace un rato —Vaya, en eso tenía razón—. Creo que has sido muy valiente hablándole así a Davis —opinó TK como si acabara de recordarlo.

Llevaba un rato preguntándose qué era lo que él opinaba al respecto pero esperaba a que fuera él quien hiciera algún comentario antes de sacar ese tema.

—¿No crees que he sido...cruel?

—¡Oh, sí! ¡Seguro que hasta le has hecho llorar! —exclamó él y aunque su sonrisa indicaba que bromeaba, Kari le hizo una mueca de fastidio antes de volver a sonreír.

—Gracias por no haber intervenido, TK. Esto era algo que debía resolver sola.

El chico asintió y siguió caminando con expresión ufana, sin darle mayor importancia. Ella devolvió su mirada al frente y respiró hondo formando una dulce sonrisa; se sentía más tranquila. Seguía agotada, desde luego, pero estaba... relajada y despreocupada. Era agradable estar con alguien que no parloteaba sin parar para rellenar el silencio, ni que la incordiaba con cientos de preguntas y era capaz de entender las cosas más simples por medio de una mirada para poder estar en silencio a su lado, sin más.

—Seguro que te estás perdiendo tu entrenamiento de baloncesto por acompañarme a casa —comentó Kari, recordándolo de golpe.

No obstante, TK se encogió de hombros.

—No importa.

—¿Ah no? ¿No quedarás más atrasado que tus compañeros?

—No... no lo creo. Entreno todos los días, así que no es para tanto.

Kari frunció el ceño.

—¿Tenéis entrenamiento todos los días?

—No... exactamente —murmuró, moviendo la cabeza—. Entrenamos tres días, pero yo... yo me quedo todos a entrenar por mi cuenta.

Reencuentro (Takari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora