16. TK

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Antes de salir del instituto, Kari fue al baño para lavarse el rostro y demás, así que TK la esperó en el pasillo sosteniendo su mochila y la de ella.

Mientras esperaba se dedicó a enviar un mensaje a uno de sus compañeros del equipo de baloncesto para avisar de que tampoco hoy se quedaría al entrenamiento. También revisó su buzón por si hubiera recibido algún mensaje de sus padres o tal vez de Matt, pero por ese lado no encontró nada. No supo si pensar que eso era señal de que las cosas andaban tranquilas por casa o que por el contrario, era un indicativo de que habría demasiado jaleo y era mejor no acercarse por allí de momento.

De vez en cuando, levantaba los ojos de la pantalla del teléfono y registraba el fondo del pasillo; de refilón le había parecido ver una figura paseándose por allí, pero cuando miraba directamente nunca veía a nadie.

Hacía ya un buen rato que las clases habían terminado y no tenía sentido que quedara nadie por esa zona del instituto, tan alejada del lugar donde se reunían los clubes y equipos de deportes extraescolares.

Me lo habré imaginado decidió.

Entonces, Kari reapareció y con bastante mejor pinta; traía una expresión mucho más despejada, las mejillas con algo de rubor y se había rehecho la coleta en la que sujetaba su cabello. No obstante, era imposible ignorar que el resto de su rostro conservaba ese tono paliducho y que cuando andaba lo hacía como si a duras penas pudiera con el peso de su propio cuerpo.

Pero TK, que conocía su genio, no hizo ningún comentario al respecto de esos detalles y se cuidó de volver a preguntarle cómo se encontraba.

—¿Vamos? —murmuró en su lugar. La chica asintió y alargó la mano para que le entregara su mochila—. Te la puedo llevar yo si... —Rápidamente el apacible rostro de la castaña se oscureció y TK reculó a toda prisa—. ¡Vale, vale! Ten, aquí tienes.

Logró esquivar la tormenta por muy poco.

Su amiga se echó la mochila a la espalda y los dos se dirigieron a la salida más cercana. Sin embargo, en la primera esquina que doblaron una chica desconocida les salió al pasado con la clara intención de hablarles.

—Perdona, te llamas Kari Yagami, ¿verdad?

Creo que nos estaba esperando pensó TK.

Kari asintió un tanto confusa, no debía conocer a la chica y de hecho, a él tampoco le resultaba familiar. Parecía ser mayor que ellos... llevaba la larga cabellera peinada hacia atrás sujeta con un vistoso pañuelo violeta y sobre su naricilla reposaban unas finas gafas redondeadas. Alzó los ojos con energía y dedicó a ambos una gran sonrisa.

—Mi nombre es Yolei Inoue y fui yo quien te encontró desmayada en el suelo del vestuario.

Y seguro que también eres la que estaba deambulando por el pasillo antes adivinó TK de improviso.

—Me diste un buen susto, ¿sabes? ¡Encontrarte ahí tirada de ese modo! ¡Temí que te hubiese ocurrido algo terrible! —le explicó la chica. Era evidente su buen humor, así que el susto ya debía de habérsele pasado del todo—. Dime, ¿ya te encuentras mejor?

—Bueno... —murmuró TK, aunque solo lo hizo para fastidiar un poco a Kari, quien le lanzó una mirada severa y se puso hablar de inmediato.

—Sí, mucho mejor. Gracias por preocuparte y también por haberme ayudado.

—¡Si no fue nada! —repuso Yolei con modestia—. Yo solo avisé a los profesores... —Sus ojos castaños saltaron hacia el rubio y se entrecerraron con interés—. Me resultas muy familiar, pero no sé... —De pronto lanzó un chillido y golpeó su puño contra la palma de su otra mano—. ¡Ya lo sé! ¡Tú eres el chico guapo que se mudó a mi edificio a principios de este curso!

Reencuentro (Takari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora