23. Kari

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Salieron del apartamento y recorrieron la galería en busca de las escaleras que conducían a la calle.

La noche había resultado ser cálida, aunque no tan agobiante como el día que había acabado. Soplaba una suave brisa cargada con los distintos olores que escapaban por debajo de las puertas de los otros apartamentos, todo el mundo había empezado a preparar la cena. Algunos grillos habían comenzado a cantar y Kari oía también el zumbido de los mosquitos revoloteando en torno a las lámparas de luz blanca que iluminaban los rellanos.

Todo parecía igual que el resto de las noches, y al mismo tiempo, estaba percibiendo una clase de belleza nueva en todo aquello que veía, fuera conocido o no. Porque esa belleza nacía del gozo que sentía su corazón que estaba pletórico. En un solo día había recuperado a Gatomon y a TK. Había pasado de estar irremediablemente sola a tener otra vez a sus dos mejores amigos con ella. Lo único que podría haber mejorado ese momento es que sus padres aparecieran de repente, con sus maletas y la dijeran que habían decidido acortar su viaje.

Era poco probable que algo así ocurriera, pero después de la vuelta de los digimons... ya nada le parecía imposible.

Cuando llegaron por fin a la calle se quedaron parados, mirándose; con esa clase de sonrisa demasiado grande para ser ocultada y que no necesita de palabras para expresar lo que dice. Todo lo que había pasado había sido tan increíble...

—Oye... —Habló TK por fin—, ¿a qué ha venido lo de Tai? Estaba muy raro cuando se ha despedido de mí.

Kari meneó la cabeza.

—Creo que quería preguntarte por Matt —respondió. En realidad estaba segura, conocía de sobra a su hermano y podía adivinar sus intenciones sin problemas—. Pero le ha faltado valor o... sobrado orgullo.

—A mí hermano le pasa igual —dijo él, como si aquello no le pillara por sorpresa—. Siempre va por ahí haciéndose el duro, pero creo que echa de menos a Tai.

—¿Y no podrían hacer las paces de una vez?

—No lo sé, los dos son tan orgullosos...

—¿Crees que Matt podrá llegar a perdonarle alguna vez? —preguntó ella. TK guardó silencio, pensativo, así que Kari añadió a toda prisa—. TK, debes saber que Tai no lo hizo con mala intención. Sé que él nunca habría querido hacer daño a Matt a propósito.

—Eso ya lo sé. Conozco a Tai desde hace mucho —le aseguró. Pero repitió ese gesto suyo nervioso de rascarse la cabeza—. Lo que pasa es que mi hermano es muy cabezota.

—¿Odia a Tai?

—¡No! ¡Claro que no!

Kari pensó que su hermano no se merecía que estuviera dando la cara por él. Las cosas podían haberse solucionado, tal vez, si en lugar de apartarse de Matt, hubiese ido de frente a pedirle disculpas, asumiendo lo que había hecho. Pero probablemente Tai se había sentido demasiado avergonzado.

—Tai nunca ha sido muy bueno manejando sus sentimientos —retomó ella, sintiéndose un poco incómoda al hablar de nuevo—. Sé que siempre ha estado loco por Sora (todos lo sabíamos) y realmente creo que, como eran tan amigos, no supo darse cuenta de cuáles eran realmente sus sentimientos hacia ella hasta que Sora empezó a salir con Matt.

>>. ¡Tai es así! Necesita darse contra algo para darse cuenta de que ese algo está frente a sus narices. Pero fue eso; en ningún caso tuvo la intención de entrometerse entre ellos, pero ya sabes lo bocazas que es... cuando entendió lo que sentía, no pudo evitar decírselo a ella. No creo que se imaginara que a esas alturas Sora aún correspondía a sus sentimientos, y mucho menos que dejaría a Matt por él.

Reencuentro (Takari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora