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—¿Hola?

—¿Richard?

—Si... ¿Quien eres? —Preguntó el moreno con confusión.

—Soy Erick amigo de Chris, nos conocimos hace unos días en la mansión Vélez..

—Si ya recordé —Lo interrumpió. —¿Como conseguiste mi número?

—Eso no importa mucho ahora.

¿Entonces? ¿Sucedió algo?

Es Chris..

¿Chris? ¿Que pasa con el? —Cuestionó el moreno ya harto.

Se sintió muy mal, lo trajimos a la clínica.

—¿Que clínica? —preguntó el moreno con desesperación.

La central.

Voy para allá. —Al terminar la llamada miró la hora. 23:45, era algo tarde.

Sin decir nada más cogió las llaves de su auto y camino a la puerta.

Veinte minutos más tarde ya había llegado a la clínica central encontrándose con Erick en la puerta.

—Erick, Hola... —Lo saludó extendiendo su mano.

—Hola Richard —Saludó también el ojiverde.

—¿Como está Chris?

—Pues... Bien —Dijo metiendo sus manos en sus bolsillos.

—¿Donde está?

—Piso 5 habitación 136 —Sonrió al ver como el moreno prácticamente corría hacia el ascensor y decidió seguirlo.

Chris le había contado por videollamada lo que había pasado entre el y Richard.

De verdad tenía la esperanza de que Richard pudiera ayudarlo y que pueda volver a ser el Chris que conoció cuando eran pequeños.

*Erick caminaba a pasos apresurados por el pequeño callejón que daba a su casa.

Había ido a comprar pan y ese callejón era la manera más rápida de pasar de la panadería a su casa, pero el problema era que habían unos chicos cuyos nombres ni siquiera sabía, que lo molestaban y golpeaban todo el tiempo sólo porque (según ellos) eran "Una niñita de mami y papi" y si, era bastante apegado a sus padres pero el pensaba que eso era normal ¿no?.
A los 10 añitos cualquier niño era bastante apegado a sus padres.

—Ow pero miren, ahí está la niñita —Dijo el más grande acercándose.

N-No soy una niñita —Intento defenderse el pequeño con lágrimas brotando de sus ojitos esmeralda.

—Si lo eres —Dijo otro agarrándolo del brazo.

—N-No... —Sollozó sin poder contenerse.

—Ay la niñita llora —Dijo de nuevo el más grande —¿Y luego dices que no eres una niña? ¡Los niños no lloran!

Y uno golpe, luego dos, seguidos de  muchos más hasta que un niño agarró a los dos bravucones y los tiro lejos de el.

—Y di vuelven a molestarlo voy a tener que golpearlos —Advirtió apuntándolos con el dedo índice.

Era un niño alto, de tez muy clara con cabello castaño largo y ojos mieles.

—¿Cual es tu nombre? —Preguntó el niño tendiéndole la mano para que se ponga de pie.

—Erick, ¿Tú? —Sonrió agarrando su mano.

—Christopher, pero puedes decirme Chris —Sonrió también acercando un mano a su rostro y limpiando las pequeñas lágrimas que aún caían de sus ojos.

—Pues muchas gracias Chris —Agradeció sin dejar de sonreír. —¿Cuantos años tienes?

12, ¿Tú?

10 —Respondió bajando la cabeza —Oye Chris...

—Dime.

—¿Podemos ser amigos? —Preguntó tímidamente con un leve sonrojo en sus mejillas.

¡Claro! ¿Sabes? A mi también me molestan mucho en la escuela...

—¿Enserio?

—Si... Solo por querer a mis papis... —Dijo bajando la cabeza.

—Lo siento mucho...

—No te preocupes ¿Puedo verte mañana aquí? —Preguntó el castaño acomodando sus lentes.

—Claro, ¿A que hora?

—A las cinco.

Aqui estaré, ¡Nos vemos Chris! —Agitó la mano en forma de despedida mientras sonreía y el castaño hizo lo mismo. *

Desde ese momento supo que había encontrado a un amigo de verdad.

Un amigo que estaría con el en todo momento, durante toda su vida.

—¡No! ¡Vete!

—No me iré, ¿Porque eres así conmigo? —Escuchó a través del cristal.

—Porque se me pega la gana, Vete a la mierda ¿Quieres?

—Si, eso ni era lo que decías ayer...

Rió ante eso, sabía a que se refería.

—¡Vete! No te quiero ver... —Oyó un sollozó por parte del castaño.

—Bebé...

—Por favor, vete...

—Esta bien, si eso te hará sentir mejor me iré. —Dijo el moreno acercándose a besar su frente.

Anorexia ||OreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora