—Oye... —Susurró el moreno, llamando la atención del castaño quien se encontraba acurrucado en sus brazos.
—Dime...
—Dijiste que tenías dos cosas que contarme... —El castaño gruñó en respuesta.
No le quería contar.
—Christopher... —Susurró insistiendo.
—Ahm no es nada importante...
—Vélez. —Sentenció el moreno.
—Ahm papá esta preparando algo en contra de los tal "Velazco"... —Murmuró el castaño jugando con la cadena que colgaba del cuello de Richard.
—¿Y tú que hiciste?
—Nada. —Mintió con astucia el menor.
El tema terminó ahí.
—En dos días tengo una entrevista de trabajo. —Comentó el moreno.
—¿Enserio?
—Sip. —Asintió acercándose a los labios del menor, para unirlos con los suyos.
Y al separarse, Christopher soltó un leve "Lo siento" comenzando a correr hacia el baño y desechar todo lo que había consumido en el día.
—Chris... —Dijo el moreno en un suspiro.
—¿Que? —Preguntó el ojimiel mientras se cepillaba los dientes.
—¿Otra vez? —Susurró el moreno acercándose.
Instantáneamente los ojos mieles del castaño se llenaron de lagrimas.
Esta vez si no había sido «eso».
Sabe que no fue por eso, pero sabe que no le va a creer.
—No... —Respondió con la mínima esperanza de que le creyera.
El mayor sólo se acercó a el y lo abrazó.
Un sollozo involuntario escapó de los labios del menor.
—No fue eso, lo juro.
Luego de que todo se estabilizara, decidieron probar con otro nutricionista, y al parecer estaba resultando.
Christopher se alimentaba bien y ya no desechaba nada, hasta ahora.
—¿Entonces que es? —Preguntó el moreno levantando la cabeza del menor.
—No lo sé... —Susurró el ojimiel, mintiendo.
Sospechaba que podía ser, y esa idea no le agradaba para nada.