24

937 89 4
                                    

El castaño observaba fijamente la comida que su madre le había traído.

Estaba luchando consigo mismo.
Quería mejorar, pero aveces su mente cambiaba drásticamente, sólo se daba asco y vomitaba.

El sonido de la puerta lo hizo levantar la cabeza lentamente.

Se sentía muy mal.

—No quiero ver a nadie... —Dijo levantando levemente la voz pero esta se quebró.

—Abreme —Pidió Richard del otro lado de la puerta.

—Y-Yo, no me siento bien... Vete.

—Justo por eso, no me iré. —Avisó el moreno suspirando —Christopher por favor...

—No me importa, en algún momento te cansarás y te irás, como todos...

—Pues como ya te habrás dado cuenta, no soy como todos así que no me iré. —Dijo el moreno dispuesto a seguir insistiendo.

El castaño simplemente lo ignoró, aunque muy dentro suyo rogaba por que no se fuera.

Segundos después dejó de oírlo al otro lado de la puerta.

«Se fue... »Pensó.

Se acurrucó un poco más y cerró los ojos mientras sollozaba.

Sentirse sólo era poco.

Se sentía tan mal. Todas las personas que lo rodeaban terminaban yéndose al segundo intento.

"Eres como una chica, dices que no te pasa nada cuando te pasa todo"  Le decía Erick siempre.

Sus sollozos aumentaban cada vez más.

Justo cuando se estaba quedando dormido, sintió un suave beso en su mejilla.

Abrió los ojos lentamente y se encontró con esos bonitos orbes cafés, involuntaria e inevitablemente sonrió.

—¿Podemos hablar? —Pidió el moreno con la voz suave.

—No quiero... —Susurro con la voz aún rota.

—No me importa, tenemos que hablar.

El castaño simplemente suspiró.

—Siento mucho haberte dejado sólo ahí, no me di cuenta del tiempo que pasó, ni siquiera miré el reloj.

El castaño sólo bajo la cabeza.

—Chris... Ella era una compañera de escuela, y admito que en algún momento llegó a ser mi novia, pero aún no comprendo porque actuó así.

—Porque es una perra barata y tu eres muy guapo... —Susurró Christopher para si mismo aún con la cabeza baja.

El moreno sólo rió.

—Quiero que probemos con otro nutricionista. —Dijo levantando su rostro y acariciando su mejilla.

—Yo no..

—Vamos a probar ¿Si? —Pidió acercándose a sus labios y el castaño sólo asintió.

Unió sus labios suavemente disfrutando del contacto.

Anorexia ||OreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora